El parqué
Álvaro Romero
Tono alcista
Los vecinos de Álora vuelven a quedarse sin agua potable. Pese a que fontaneros del municipio trabajaban ayer intensamente y lograron arrancar una nueva bomba con la que dar agua al menos al 50% del casco urbano tras desbordarse el río Guadalhorce el pasado martes, el Ayuntamiento ha anunciado este sábado que ha debido interrumpir el suministro porque sale demasiado turbia. La causa, las últimas precipitaciones registradas esta pasada noche en la zona de El Chorro, donde se ubican las captaciones.
Por el momento, el Consistorio no ha detallado cuándo podrá revertir la situación, sino que únicamente ha precisado, a través de un mensaje difundido en las redes sociales, que lo hará "en cuanto el agua esté más limpia".
Según las previsiones de los responsables municipales, esta mañana todo el municipio recuperaría progresivamente el suministro, que llegaron a perder más de 7.000 vecinos. Pero la última tormenta, que no ha provocado años, ha alterado los planes. Los últimos en recuperar el agua son los que residen en puntos de diseminados que están más alejados del pueblo, porque las tuberías que los abastecen, muchas de las cuales pasan por arroyos, estaban rotas. Se trata de viviendas rurales situadas en las zonas conocidas como Padrilla Alta, Los Llanos y la zona de la Vega Morales. En este caso, la mayoría cuentan con aljibes. El alcalde, Francisco Martínez, aseguró entonces que si en algún momento se quedaban sin agua, el Consistorio les enviará cubas. De hecho, la residencia de ancianos Santa Ana, en Padrilla Alta, llegó a solicitarlo.
Álora fue una de las provincias más afectadas por el paso de la DANA la noche del martes. Ayer continuaban las tareas de limpieza con la ayuda de un centenar de efectivos del Infoca, además de voluntarios de Cruz Roja y también del Frente Boquerón, que acudieron a la localidad. Con respecto al medio centenar de vecinos que estaban incomunicados, poco a poco se fueron abriendo paso en los caminos rurales, aunque este viernes aún quedaban unas 10 o 15 familias que no podían transitar por los accesos a sus viviendas. El propio regidor se movilizó para llevar agua y comida a las personas mayores que no tuvieran posibilidad de desplazarse.
"Mamá, ¿hoy vamos a morir?", preguntó una de las hijas de María del Mar mientras observaba que el nivel del agua en su casa no paraba de subir. Con los muebles ya flotando y el riesgo de ser electrocutados, consiguieron abandonar el inmueble, y correr hacia la de un vecino, donde se cobijaron en la segunda planta. Los servicios de emergencia los rescataron. Han pasado dos días de aquello y están a salvo. Pero lo perdieron todo.
El martes, María del Mar y su marido decidieron no llevar a sus pequeñas (de cuatro y ocho años) al colegio. Eran las nueve y poco y ya circulaban vídeos por las redes de sitios anegados. En cuestión de minutos, recibieron un mensaje de su vecina: "La riada está encima. Vamos, coged a las niñas". Los estaba esperando, con sus hijos dentro, en el coche para huir de allí. "Cuando me asomé, vi el que agua ya le llegaba por la ventanilla", relataba a este periódico una de las tantas afectadas del municipio.
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