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La campaña del mango en la Axarquía mejora un 25% las previsiones y finaliza con más de 15.000 toneladas

La Asociación Española de Tropicales estima los precios medios entre los 1,2 y los 1,5 euros el kilo en las variedades más abundantes

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Finca de mangos en la Axarquía / Ignacio Martín

Axarquía/A pesar de sufrir una extrema sequía, el mango cosechado en la Axarquía, el área geográfica en la que se produce más del 90% de esta fruta con origen europeo, gana terreno en el mercado interno y continúa consolidándose en destinos continentales como Holanda, Alemania, Francia, Italia y Portugal. La Asociación Española de Tropicales (AET) ha confirmado, a través de un comunicado oficial, que la campaña Mango de Málaga concluye su tercera temporada con una mejora de las previsiones de producción iniciales, que han situado el volumen total de fruta cosechada en cifras superiores a las 15.000 toneladas, mejorando en torno a un 25% las previsiones de finales de verano en un cierre de ejercicio con un "impacto muy significativo" del producto en el mercado nacional, así como un sensible crecimiento en los principales mercados europeos, donde esta materia prima de características únicas resulta especialmente apreciada. 

Estas son algunas de las principales conclusiones de una temporada que también "ha sido más larga de lo previsto y que ha permitido la expansión del producto en los lineales y puntos de venta de importantes cadenas de supermercados de la geografía española", han explicado desde el órgano rector de la marca de calidad, propiedad de la Asociación Española de Tropicales (AET).

“Pensamos que, dada la situación de partida, con las complicaciones derivadas de la sequía, de las circunstancias climáticas y de distintas variables que han afectado a la floración, entre otros aspectos relacionados con el cultivo, la campaña se ha cerrado con unas cifras razonables. Aunque seguimos sin acercarnos a las 20.000 toneladas de hace unos años, al final vamos a estar por encima de esas 15.000, lo que mejora en torno a un 25% el escenario que habíamos previsto”, ha afirmado Álvaro Palacio, presidente de la organización, quien ha estimado una cifra final cercana a las 17.000 toneladas.

Precios con un promedio de entre 1,20 y 1,50 euros el kilo

Los precios se han mantenido en umbrales razonables para los productores, con un promedio de 1,5 euros/kilo para la variedad Osteen y 1,20 euros/kilo en el caso de la Keitt; “unos niveles que, de alguna manera, han servido para paliar la merma en la cosecha con respecto a las campañas de alto rendimiento que teníamos hace tres o cuatro años”, ha asegurado Palacio; quien también ha lamentado que "mucha de la fruta no ha llegado a un correcto estado de desarrollo con un porcentaje de materia prima malograda superior al 30%". 

La temporada se cierra con hechos "tan positivos como el aumento de la demanda nacional, el interés de importantes firmas de distribución por el mango comercializado bajo el paraguas del sello de calidad y la evolución del posicionamiento en los mercados europeos", han destacado desde el órgano rector. "La progresión positiva de la marca y lo que es más importante; la identificación de consumidores y distribuidores con los aspectos que hacen singular a la fruta producida en esta área geográfica de Andalucía. Aspectos ya reconocidos como su cercanía, con una huella de carbono limitada; una producción sostenible y una importante superficie de cultivo trabajada y certificada en ecológico", han detallado.

"El mango de Málaga debe competir con la fruta que llega desde otros destinos del mundo con el consiguiente impacto medioambiental, al que se unen procedimientos de cultivo que no se ajustan a los estándares de la Unión Europea o con procesos madurativos que interrumpen el ciclo de la fruta de manera abrupta. En contraste con estas circunstancias, la fruta cosechada bajo el sello de calidad ‘Mango de Málaga’ es especialmente valorada porque ha sido recogida en su momento óptimo de maduración", ha recogido el comunicado. 

Registro del sello de calidad

El mango destaca por su marcado carácter aromático, sabor, textura y matices únicos; unas características que le son conferidas por las peculiaridades climáticas y ambientales del área geográfica en la que se produce; hechos que están impulsando el procedimiento para el reconocimiento de la Indicación Geográfica Protegida (IGP), un trámite que avanza en su desarrollo y del que se esperan importantes novedades en los próximos meses.

El registro del sello de calidad ha sido el primer paso en un proceso que debe continuar hacía la consecución por parte de las instituciones comunitarias competentes de esta IGP, que es uno de los regímenes de calidad de la Unión Europea, según ha expresado el máximo responsable de la AET, que ya avanzó esta circunstancia en los inicios de la campaña 2024. 

Su significación "es de suma importancia ya que distingue normativamente a un producto alimentario que es originario de un lugar determinado. También confirma su calidad determinada, su reputación u otra característica que pueda esencialmente ser atribuida a su origen geográfico, y como mínimo una de sus fases de producción, transformación o elaboración dentro de la zona geográfica definida", ha apuntado Palacio. Así, ha añadido que se trata "de un proceso que conlleva un itinerario administrativo minucioso y largo, pero del que se esperan avances a lo largo del año 2025". 

'Mango Málaga'

El comité ‘Mango de Málaga’, órgano rector del sello, integra a productores, operadores y empresas comercializadoras; es el encargado de supervisar y gestionar toda la operativa de la campaña que acaba de cerrarse, la tercera ya desde el lanzamiento de la marca colectiva. El sello trabaja para la distinción en los mercados finales de un producto único por sus singulares propiedades organolépticas y el marcado carácter que le confiere el clima; al igual que sus condiciones de cultivo de la principal zona productora del continente europeo, con más de 4.000 hectáreas en explotación.

"Se trata de un producto de cercanía, en el que el cultivo ecológico continúa ganando peso y con una mínima huella de carbono, dado el limitado espacio y tiempo que transcurre desde su recogida en el lugar de origen y su llegada al destino final, ya sea en los puntos de venta españoles o en los mercados europeos. Son condiciones altamente valoradas por el consumidor final y que contrastan con la fruta llegada desde otros países transoceánicos", ha añadido la asociación.

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