Una cárcel sin torre...

La moderna y costosa prisión no tiene una edificio de vigilancia por un error y ha habido que duplicar la sala electrónica

Vista de la prisión de Archidona.
Javier Flores Archidona

25 de octubre 2015 - 05:01

Una de las imágenes tipo de cualquier centro penitenciario, que no puede faltar en ninguna película que se precie en la que existe una fuga de una cárcel, es la del guardia de turno en la torre de vigilancia tratando de evitar la evasión y alertando de la misma. Una escena que no podrá ser grabada en la nueva cárcel de Archidona, que se convertirá en el segundo centro penitenciario de la provincia a mediados de 2017. Y es que a alguien se le olvidó contemplar este importante elemento de seguridad, por muy rocambolesco que pueda parecer.

Este hecho fue detectado antes de finalizar la fase constructiva del complejo, aunque ya no era posible rectificar, según explicó el subdelegado del Gobierno en la provincia de Málaga, Miguel Briones, debido a que no estaba construida la cimentación para poder elevar la misma. Ante estos hechos, los responsables del proyecto han tenido que duplicar la sala de seguridad electrónica, para poder situar en este punto todo el control de seguridad electrónica que habitualmente suele estar situado en los centros tipo en la torre de vigilancia. Eso sí, desde este punto los agentes de la Guardia Civil no van a poder disfrutar de las magníficas vistas que, sin lugar a dudas, tendrían sobre la llanura sobre la que se levanta junto a la autovía A-92M que une Málaga con Granada.

Ante tal circunstancia, en uno de los centros de reclusión más modernos de Europa, la seguridad exterior se realiza mediante dos vallas metálicas dotadas con las polémicas concertinas y con una separación que permite el paso de patrullas en vehículos entre las mismas. Un camino que ahora recorren los coches de la empresa de seguridad privada que está contratada para mantener vigilado este mastodóntico complejo de unos 110.000 metros cuadrados y de 117 millones de euros de coste. Un trabajo que persigue evitar que los amigos de lo ajeno hagan de las suyas, poniendo de este modo a prueba la efectividad de este distinto sistema de seguridad. En la silueta de la cárcel sí que se aprecia una cámara de vigilancia situada en una especie de chimenea que sí sobresale en altura, aunque no destaca excesivamente sobre la figura exterior. De momento, descartada la torre de vigilancia, el Gobierno trabaja en sacar la correspondiente oferta pública para que las instalaciones puedan comenzar a funcionar, algo que no podría ocurrir con menos de 300 empleados públicos, por lo que se prevé que hasta el año 2018 no pueda estar a pleno rendimiento.

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