La cosecha manual de la haba

La mecanización ha llegado a buena parte de los cultivos agrícolas, logrando que el duro trabajo del cultivo de la recolección de la mayoría de los productos sea mucho más llevadero. Pero las máquinas todavía no pueden sustituir a la mano del hombre en determinadas campañas como es el caso del haba, que en estos días se está recogiendo en la productiva Vega antequerana. Allí se puede ver todavía una imagen que recuerda a tiempos pasados, cuando cuadrillas de jornaleros estaban desde el alba en las distintas parcelas de cultivo. Parece que no hubiese pasado el tiempo. Únicamente la presencia de un tractor con su correspondiente remolque para el transporte delata el avance del tiempo. El resto del trabajo se sigue realizando del mismo modo. Cada vaina es arrancada de la mata por las sufridas manos de estos jornaleros, que tienen que hacer frente al frío y a la humedad del campo cada mañana. La estética tampoco ha cambiado mucho, y la mayoría optan por utilizar el tradicional sombrero de paja para cubrirse del sol en las horas más duras de la jornada.

"Tenemos que aguantar las heladas de la mañana y la humedad del suelo mojado", dice uno de los jornaleros, que reconoce que se trata de una trabajo "duro", aunque la mayoría de ellos se llevan dedicando toda su vida al trabajo en el campo en las distintas campañas de recolección. Eso sí, también hay algunos integrantes de las cuadrillas que provienen del decaído sector de la construcción.

Este duro trabajo tiene como recompensa un sueldo de unos 40 euros diarios, un jornal que se antoja pequeño en función de la dureza del trabajo que tienen que desempeñar cada día.

Mientras tanto, los agricultores siguen quejándose de los precios que alcanza el kilo de habas, que en estos momentos oscila sobre los 0,60 euros, aunque puede variar de un día para otro sin una razón aparente que justifique la bajada. Además, la producción tampoco está terminando de ser buena este año, alcanzando en algunas zonas la media de producción de kilos por hectárea (unos 10.000) por debajo de dicha cifra. "No está siendo una buena campaña", sentencia el responsable de una de las cuadrillas que trabajan en la Vega.