Una cueva muy deseada y peligrosa
El rescate de un espeleólogo en la cueva del Gato vuelve a abrir el debate con los que defienden su cierre
Un dispositivo formado por unos 60 efectivos de diferentes cuerpos de emergencias tuvo que desplegarse el pasado martes, como informó este periódico, para rescatar con vida al espeleólogo que se sintió indispuesto mientras realizaba la travesía del complejo Hundidero-Gato. El grupo, formado por unas diez personas, se encontraba aproximándose a la mitad de su recorrido cuando José J.L, bombero de profesión, sintió un dolor que apuntaba a que podría haber sufrido algún tipo de problema cardíaco, por lo que decidieron dividirse en dos grupos, uno para hacer compañía al compañero indispuesto y otro para continuar el camino y salir al exterior para pedir ayuda, algo que lograron sobre las 16:00 horas. Aseguran los expertos consultados que es el modo adecuado de proceder ante estos casos.
Bomberos especializados en montaña del Consorcio Provincial de Málaga, Sevilla y Granada, junto a los que también había un grupo de espeleorescate y de la Guardia Civil de Montaña unieron sus fuerzas para realizar este rescate que tuvo final feliz, aunque en otras ocasiones ha terminado de forma trágica con el fallecimiento de algún accidentado. Lejos de la propia historia del rescate, la polémica está servida.
El enorme dispositivo de rescate que se tuvo desplegar para recuperar a un en el interior del complejo Hundidero-Gato vuelve a cargar de razones a los que defiende el cierre de la cavidad a actividades de turismo activo y aquellos que consideran que es un recurso desaprovechado.
Los primeros defienden el enorme dispositivo como un ejemplo de la complejidad de un rescate en el interior de la cueva, mientras los segundos aseguran que dicho rescate demuestra que sí se disponen de los equipos adecuados para afrontar un posible accidente en caso de producirse, por lo que rechazan el argumento que les han dado para negar autorizaciones a grupos por la complejidad de un rescate ante un posible siniestro.
Mientras, este complejo de 4.700 metros de longitud, que se inicia en el término municipal de Montejaque y finaliza en el término municipal de Benaoján, sigue siendo una de las cavidades que mayor interés despierta entre los espeleólogos federados y aquellos que practican esta actividad como afición o dentro de las actividades de aventuras.
Además, consideran que la obligatoriedad de estar federado en espeleología no supone que no existe riesgo de sufrir accidentes. "Está entrando gente todos los días", asegura un responsable de una empresa de turismo activo que prefiere mantener el anonimato.
En cuanto a la problemática actual, todos coinciden en que se trata de una cueva con un recorrido muy complicado y que hacer un rescate en su interior es muy complejo, aunque desde algunas empresas de turismo activo rondeño defienden su utilización mediante una regulación de la misma.
"La cuestión es que hace falta una regulación para este tipo de actividades", indica Jesús Olvera responsable de Al Ándalus Activa. "No entraría con un grupo inexperto", explica, aunque también apunta a que se podrían regular tramos de iniciación desde la entrada por Gato, que reducirían mucho las dificultades ante un rescate y sería mucho más fácil su realización.
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