Sin deberes, exámenes ni notas

La enseñanza a través del juego es primordial durante los primeros años en el colegio sueco del municipio Responsabilidad y democracia, dos conceptos que aprenden desde muy pequeños

Alumnos durante el visionado de una película sobre Picasso.
Alumnos durante el visionado de una película sobre Picasso.
Elisa Moreno Marbella

10 de diciembre 2015 - 05:01

La educación en España se ha vuelto un tema de debate diario para muchos padres y profesores que, casi de forma desesperada, tratan de buscar una solución a los problemas existentes, mientras que en la costa conviven diferentes sistemas educativos. En Fuengirola se encuentra el único colegio finlandés de España, el primer centro educativo extranjero creado en la Costa del Sol y uno de los más prestigiosos es el sueco. Aunque el más antiguo se encuentra también en Fuengirola, con más de cuatro décadas a sus espaldas, Marbella alberga otro centro de estas características desde hace 13 años, aunque solo recibe a niños de infantil, primer y segundo ciclo, lo que equivaldría a Primaria. Instalados desde hace dos en la urbanización La Alzhambra, la institución inició el curso a finales de agosto, cuando los niños españoles aún aprovechaban en la playa los últimos días de vacaciones, y acaba de ampliar sus instalaciones lo que permitirá albergar a un mayor número de alumnos. "Son escuelas subvencionadas por el Ministerio de Educación sueco para facilitar a empresarios y a familias suecas a salir del país y permitirles continuar con el sistema de enseñanza", explica Annika Scharnke, directora del colegio Svenka Skolan de Marbella. "Hay niños que vienen solo por tres meses, no necesariamente tienen que escolarizarse todo el año, y cuando vuelven a Suecia continúan exactamente por la misma página y el mismo libro", agrega.

Por eso el número de alumnos matriculados varía a lo largo del curso, aunque este suele oscilar entre 75 y 100. "También tenemos un porcentaje de niños que empezaron con tres años y terminan el segundo ciclo con 12 porque viven aquí permanentemente. Solo podemos aceptar a niños que hablen sueco o tengan relación con Suecia, bien un padre o una madre, no podemos ofrecer nuestros cursos a cualquiera", expresa.

En cuanto al sistema de enseñanza, la envidia de todos los españoles, principalmente por la alta valoración social de los profesores, destaca que en el modelo educativo sueco se aprende principalmente a través del juego. "Parece que no están aprendiendo nada porque están jugando todo el rato, sobre todo cuando son pequeños, pero es enseñanza a través del juego. No se somete a los niños pequeños a sentarse a una mesa a leer y escribir o a memorizar textos durante ocho horas", comenta. "Cuando recibimos a niños que han ido anteriormente a un colegio internacional inglés o a un colegio español los padres vienen criticando que no aprenden, que lo que le ponemos es demasiado fácil o que en los otros colegios saben más matemáticas. Nosotros pensamos que es una cuestión de construir el conocimiento desde el fondo, que los niños entiendan y razonen", agrega, por su parte, Isabel Saunders-Lagrillière, tesorera del centro.

Asimismo, y aunque las clases son amplias y los grupos reducidos (por ley se establece un máximo de 15 alumnos por clase en primaria y 8 en infantil), estas se trasladan con frecuencia al exterior, bien al jardín de la escuela, al parque, o incluso a la playa. "Se trabaja mucho con el entorno, no todo se tiene por qué aprender desde el aula", señala Scharnke, quien agrega que dos son los conceptos que estos aprenden desde muy pequeños: democracia y responsabilidad.

¿Hay deberes o exámenes en el sistema sueco? Sí, aunque no son obligatorios. "Se enseña a los niños a que deben hacer los deberes porque a ellos les hace falta, no porque lo diga su maestro, va implícito en el concepto de responsabilidad. Desde pequeños tienen que saber que se tienen que hacer responsables de ello", argumentan. Tampoco hay exámenes, a no ser que el profesor lo requiera. Sí hay una única prueba obligatoria a nivel nacional entre tercero y cuarto (a los 9 años) en idiomas y en matemáticas. "Entre tercero y cuarto hay un paso muy grande, se hace principalmente para asegurarse de que se mantiene un nivel alto de sueco, porque hay niños que hablan dos o tres idiomas en casa y es difícil mantener un nivel alto de sueco", apunta.

Tampoco existe un sistema de notas, ni una calificación numérica o ni siquiera un progresa adecuadamente. "Nunca se repite curso, se consigue que el alumno supere el nivel, y si se ve que no va a cumplir el programa se corrige desde el principio. Legalmente puede hacerlo, pero no es nada habitual. Lo que sí es habitual es que un niño se salte un curso, principalmente de segundo a tercero", comenta. En cuanto a las asignaturas, a las clásicas materias se suman otras como 'Conocimiento del hogar', en la que se aprende a cocinar, a manejar el dinero, a desenvolverse, y otras asignaturas de manualidades, en la que se trabaja el textil, desde coser un botón o remendar una prenda, y la madera. Asimismo, los alumnos están acostumbrados a rotar por diferentes grupos y clases. Sobre todo en las clases de idiomas. "Por ejemplo, en los cursos de español hay seis niveles diferentes y estos no necesariamente tienen que ser por edad porque hay niños pequeños con padres españoles que hablan perfectamente, y lo mismo pasa con el inglés. Por eso en un aula de español puede haber un niño de 7 años con otro de 10", añade Scharnke, quien destaca que, a diferencia del modelo español, los alumnos del sistema educativo sueco están "muy acostumbrados a tomar decisiones porque desde pequeños se les enseña a tomar sus decisiones".

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