El dueño de la discoteca de Torremolinos en la que agredieron a una joven trans niega que el autor fuera un portero suyo
El responsable del local de ocio afirma que un cliente protagonizó el episodio violento y denuncia daños en el interior de su negocio
La joven trans que denunció una agresión en Torremolinos: "Pensaba que era mi final"
El dueño de la discoteca de La Nogalera, en Torremolinos, donde una joven trans, según su testimonio, sufrió una agresión la pasada Nochevieja niega que el autor fuera un trabajador suyo, como denuncia la víctima, sino un cliente. "No era mi portero. Él sólo la sacó fuera porque se había peleado con otra chica. Intentamos que las dos no se encontraran", ha argumentado en declaraciones a este periódico. El responsable, asimismo, presentó unos días después una denuncia por daños registrados en el interior del local protagonizados tras el altercado.
En el escrito, al que ha tenido acceso 'Málaga Hoy', señala que eran las 6:40 cuando "se inició una pelea entre dos personas trans, que comenzaron a lanzarse botellas mutuamente, creando un peligro para los que estaban dentro". En ese momento, según la versión del dueño, "condujeron" a una de las implicadas a la salida principal y acompañaron a la otra, "por la puerta trasera", con la pretensión de que "no se encontrasen y se volviesen a pelear". "Una le había dado un copazo en la nariz a la otra. Mi portero controló a la agresora", defiende.
Tras lo ocurrido, el negocio, denuncia el dueño, sufrió daños en la puerta de entrada del local, donde también un espejo fue fracturado. Afirma, además, que ha puesto a disposición de la Policía Nacional las imágenes de las cámaras de seguridad de la discoteca para que investigue lo sucedido.
El testimonio de A. G., difiere. La mujer recuerda que tuvo un "choque fortuito" con una clienta, "a la que no conocía" y que "respondió agresivamente" estrellándole, al parecer, un vaso de cristal en el rostro. "Yo estaba bailando cuando mi espalda rozó con la suya", resalta. Tras ello, según hizo constar poco después en la denuncia, comenzó a gritar "en estado de crisis" al percatarse de que sangraba en abundancia.
En ese momento, según su versión, un portero del local y un camarero, la “agarraron”, “sin interesarse por lo sucedido”, y “comenzaron a zarandearla”, al tiempo que proferían, presuntamente, insultos contra ella que aludían a su identidad de género. Después, la evacuaron, señalaba, por la puerta trasera de la discoteca, hasta expulsarla a la vía pública. “Yo no hice nada malo. Estaba herida y ni siquiera me preguntaron qué había pasado. Estaba alterada; debieron respetarme. Ni me preguntaron lo que pasó”, apostilla la denunciante, que asegura haber sido víctima de un delito de odio y espera que los investigadores puedan acceder a las imágenes de las cámaras de seguridad del negocio para constatar los hechos que denuncia.
La víctima relató entonces a este periódico que regresó a la entrada principal de la discoteca con la intención de recuperar su bolso y su móvil. De nuevo, “un grupo de varones” –cree que fueron los mismos agresores, entre los que se encuentran el portero y el camarero– le asestaron un fuerte golpe “con gran hostilidad” que hizo que cayera al suelo y llegara a perder, por unos instantes, la conciencia. Quedó aturdida. Ahora solo recuerda el rostro del portero y las "patadas y puñetazos" que siguieron lanzándole. “Yo estaba muy asustada. Vinieron corriendo detrás de mí. Pensaba que me iban a matar y gritaba: ‘¡Policía, policía!”, describía.
Varias testigos acudierion en su auxilio. Fueron ellas quienes dieron aviso a la Policía. A.G., contactó después con el Equipo de Atención a la Mujer (EAM), un recurso social especializado en la atención a víctimas de la violencia doméstica y de delitos de odio. "Este tipo de agresiones no se pueden tolerar ni pasar por alto", advierten desde el colectivo, que la acompañaron hasta un centro de salud. Las profesionales constataron el “pavor” que sufría y la “situación de desamparo” en la que se encontraba tras la agresión denunciada. Tuvo que recibir “atención psisocial por daños psicológicos”. Este miércoles, al filo del mediodía, la joven recibió el alta médica en el Hospital Clínico de Málaga, al que había sido derivada.
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