El narco se hace fuerte en la Costa del Sol: once embarcaciones en Manilva este Miércoles Santo
El alcalde del municipio pide a la Subdelegación del Gobierno en Málaga "actuaciones inmediatas" para acabar con su presencia
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Las lanchas de las mafias de la droga, petaqueo e inmigración ilegal han irrumpido este miércoles en la Costa del Sol ante la mirada atónita de los turistas que se han desplazado hasta las diferentes ciudades del litoral malagueño para disfrutar de las vacaciones de Semana Santa. Las embarcaciones han sido avistadas en Estepona, San Pedro Alcántara y Manilva. En esta última localidad, según su alcalde, José Manuel Fernández, se han contabilizado al menos once.
Se desconoce si aguardan el momento oportuno para desembarcar y volver rápidamente a mar adentro o simplemente se refugian de la borrasca Nelson, que prometía rachas de hasta 70 kilómetros por hora y olas de dos a tres metros. En cualquier caso, para el regidor manilveño esta imagen "es inadmisible" y "perjudica gravemente al municipio".
No es la primera vez que las lanchas empleadas para el narcotráfico se dejan ver en esta zona. La semana pasada, en Casares -situada en el límite con Cádiz-, concretamente en la playa de la Sal, se divisaron tres embarcaciones de este tipo. Y es que la muerte de dos guardias civiles la noche del pasado 9 de febrero en el municipio gaditano de Barbate tras ser embestidos por una narcolancha que se encontraba guarecida en el puerto por el temporal que azota el Estrecho ha provocado una fuerte presión policial.
En consecuencia, los narcotraficantes están desplazando a parte de su flota clandestina hacia el mar de Alborán, donde ya han sido captadas por algunos ferris que conectan Málaga y Almería con el norte de África. Cuando el tiempo no acompaña buscan refugio en determinados puntos del litoral aprovechando que no es temporada de baño. Aunque suelen buscar abrigo agrupados próximos a la orilla en pequeñas calas con menor afluencia con el fin de evitar la alarma social, lo cierto es que no se esconden y son perfectamente visibles desde la costa.
El paseo marítimo, "un espectáculo" con turistas haciendo fotos
En Manilva, Fernández confiesa que el paseo marítimo este Miércoles Santo "es un espectáculo". Los transeúntes, explica, se detienen a fotografiar las narcolanchas -tal y como se pueden apreciar en una grabación que el propio Ayuntamiento del municipio ha compartido en sus redes sociales-. El alcalde informa de que ha comunicado la situación a la Guardia Civil, cuya respuesta -siempre según su testimonio- ha sido que los medios marítimos de los que disponen son insuficientes.
De esta manera, el alcalde ha solicitado "de manera urgente" a la Subdelegación del Gobierno en Málaga "actuaciones inmediatas para acabar con la presencia de lanchas utilizadas para el narcotráfico frente al litoral manilveño", ha instado a que destine medios marítimos y terrestres para erradicar esta lacra y ha pedido refuerzos para apoyar la labor que desarrolla tanto Policía Local como los agentes del Instituto Armado.
Para ganarle la partida a los potentes clanes de la droga que operan en la costa, el Servicio Marítimo de la Guardia Civil de Málaga cuenta con 40 agentes "para cubrir las 24 horas del día", explicaba a este periódico la secretaria de la AUGC en Málaga pocos días después de la tragedia acaecida en Barbate. Recogiendo sus palabras, la plantilla tendría que incrementarse un 20%, hasta alcanzar, como mínimo los 70 u 80 efectivos. Con estas cifras en la mano, se puede pensar que si en tierra las fuerzas se igualan, en el mar la lucha se asemeja a la que protagonizarían un galeón con 300 cañones frente a un bergantín con una veintena.
La unidad marítima de la Guardia Civil cuenta con dos embarcaciones destinadas, entre otros, a descabezar al narco en una costa como Málaga, con una extensión de 175 kilómetros. La primera de estas lanchas, considerada de "transporte rápido", tiene, según la portavoz de la asociación, entre "15 y 20 años" de antigüedad. La segunda, de aluminio, es ligera y no supera los "cuatro o cinco" de media. La creciente desigualdad de fuerzas entorpece la batalla que los investigadores libran contra las potentes narcolanchas de las mafias marroquíes con pilotos expertos y temerarios que vuelan a 60 nudos. David contra Goliat se enfrentan cada día en el mar.
El dinero que mueve la droga
Las narcolanchas están equipadas con tres o cuatro motores fuerabordas, cada uno de ellos valorado en 30.000 euros. La capacidad de carga de estas narcolanchas suele rondar las tres toneladas. Un kilo de hachís se vende a unos 1.400 euros, lo que implica que cada viaje reporte unos beneficios de 4.200.000 euros. De ahí hay que restar lo que cobra el piloto de la goma (unos 50.000 euros); el gepero, encargado del GPS durante el viaje (20.000 euros); marineros, que se encargan de la carga y descarga de la mercancía (10.000 euros); notario, que es la persona de confianza del dueño de la droga en Marruecos y la organización española, que se lleva un porcentaje según la carga; el botador, que traslada la goma desde su escondite hasta el mar, y que suele llevarse 5.000 euros; los petaqueros, que surten de víveres y gasolina a los ocupantes de las gomas y que cobran entre 500 y 2.000 euros cada hora de trabajo; la colla, formada por personas que descargan la mercancía en la playa y las transportan a los vehículos que luego los trasladan hasta las guarderías (3.000 euros); los transportistas, que llevan los todoterrenos (entre 10.000 y 20.000); y, por último, los puntos, los peones de menor rango que se encargan de vigilar los movimientos policiales durante el alijo (300-500 euros). Una organización perfectamente estructurada y jerarquizada.
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