El nuevo paisaje de la provincia de Málaga tras las lluvias
Pantanos llenos, ríos que bajan con fuerza, arroyos que recobran la vida y nacimientos desbordados conforman la nueva imagen
La lluvia transforma el paisaje de Málaga, en imágenes

Almogía/La sucesión de borrascas que en las últimas semanas han dejado una gran cantidad de lluvia en diferentes puntos de la provincia de Málaga, además de traer notables beneficios para los embalses, también han supuesto una transformación del paisaje malagueño.
Los ríos vuelven a correr con fuerza, brotan nacimientos y fuentes que llevan años secos o con un escaso caudal, los arroyos cobran vida y el verde comienza a adueñarse con fuerza de bosques y sierras.
Uno de los casos de más actualidad es la propia presa de Casasola, que estos días fue la protagonista por las inundaciones en la barriada malagueña de Campanillas, pero también se convirtió en un punto de peregrinaje de los vecinos para ver un embalse lleno que hacía mucho tiempo que no presentaba esa situación. “Mínimo hace 10 años que no se veía así”, explicó uno de los vecinos que esta semana acudía a sus alrededores para contemplarla.
Mientras tanto, los turistas aprovechaban el momento para hacer parada con sus autocaravanas y disfrutar del paisaje. Incluso, no dudaron en sacar sus tablas para disfrutar del embalse navegando por el mismo. Una imagen que hace solo unas semanas habría resultado impensable que pudiese producirse.
En sus proximidades los arroyos siguen aportando agua al pantano y las pequeñas represas construidas para frenar la fuerza del agua en su descenso se convierten en una suerte de mini embalses que muchos no dudan en captar con sus teléfonos móviles como imagen para el recuerdo.
Otra de las grandes transformaciones provocadas por la lluvia se encuentra en el pantano Conde del Guadalhorce, un embalse que llegó a llenarse y que tras los desembalses está al 95% de su capacidad.
El seco paisaje que dejaba ver las tripas internas del pantano ahora vuelve a estar cubierto de agua, las islas que hacía años que no se formaban en su interior al vuelto a resurgir y sus alrededores se llenan de visitantes que insistían una y otra vez que hacía mucho que el pantano no se podía ver así.
No muy lejos de aquí, en Cuevas del Becerro, los cambios producidos por el agua son visibles desde la carretera que conecta con Ronda. Y es que desde la misma se puede ver la cascada formada con la caída del agua que llega a este pequeño precipicio tras cruzar el casco urbano procedente de su nacimiento. Este último es otra de las visitas obligadas estos días para ver las pequeñas cascadas que forma el agua que brota entre las rocas.
Y si hay un clásico entre los nacimientos más espectaculares cuando llegan lluvias abundantes es Cascajales. Ubicado en la parte superior de la Estación de Benaoján en estos días cuenta son varias surgencias de agua desde el interior de las laderas que rodean al lago y la posterior cascada que se forma en su salida. Un espectáculo digno de ver y que posteriormente cobra fuerza en un descenso vertiginoso que supone una gran aportación de agua para el caudal del río Guadiaro.
Otra de las pruebas de que las lluvias han sido importantes en la zona es la aparición del pantano fantasma de Montejaque. La frustrada presa de los Caballeros acumula en estos momentos una gran cantidad de agua y es otra de las imágenes más buscadas en la Serranía de Ronda. En el propio pueblo sus fuentes brotan y sus piletas no son capaces de retener la cantidad de agua que les llega de forma natural.
Un embalse que se forma gracias al río Gaduares que tras llegar a la montaña para a convertirse en subterráneo para cruzar todo el complejo de cuevas de Hundidero y salir nuevamente a la luz por la boca de la Cueva del Gato. Así forma otra cascada y el famoso lago frío, uno de los oasis de la Serranía, antes de desembocar en el río Guadiaro.
Al otro lado de la comarca, en pleno Valle del Genal, otro de los nacimientos más conocidos, el del río Genal en Igualeja, también brota con fuerza. “Está saliendo por ambas partes, hacía mucho que no se veía algo así”, explicó José Luis Gamarro.
El propio Tajo de Ronda se transformó tras las lluvias con la crecida del río Guadalevín que ahora deja su inconfundible rugir mientras cruza la garganta que divide en dos al casco urbano rondeño.
En la comarca de Nororma también la Fuente de los Cien Caños luce todo su esplendor, mientras el Nacimiento de la Villa en Antequera hace lo propio. Todo ello sin olvidarnos de la Laguna de Fuente de Piedra, que merece un capítulo aparte.
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