La salinidad pone ahora en jaque los cultivos subtropicales de la Axarquía

Las hojas de las plantaciones, particularmente en especies sensibles como los aguacates, presentan síntomas claros de estrés hídrico

La conductividad eléctrica ideal para el aguacate es de máximo 1,2, pero las mediciones actuales llegan hasta 2,7, lo que está acabando con muchos árboles

Los agricultores avisan de que hay zonas de la Axarquía sin derecho al riego de emergencia

Un aguacatero afectado por la salinidad del riego
Un aguacatero afectado por la salinidad del riego / Paqui Rey

La Axarquía, conocida por sus cultivos subtropicales, enfrenta una crisis sin precedentes. La salinidad en las aguas de riego amenaza con destruir una de las principales fuentes de sustento de la zona: los aguacates y los mangos. La sequía prolongada y el cambio climático han transformado la calidad del agua disponible, afectando gravemente la agricultura local. Iñaki Hormaza, profesor de investigación en el CSIC e investigador en el IHSM La Mayora, y Alfredo Moreno, agricultor de Benamargosa, miembro de la Plataforma de Defensa de la Agricultura de la Axarquía y portavoz de la Plataforma 6F, comparten sus perspectivas sobre este desafío y las posibles soluciones.

Hasta hace unos años, los agricultores de la Axarquía contaban con agua de alta calidad proveniente del pantano de La Viñuela. Sin embargo, la sequía prolongada ha llevado a un uso intensivo de aguas subterráneas y regeneradas de depuradoras. Los agricultores disponen de tres hectómetros cúbicos del pantano y 19 hectómetros cúbicos de aguas regeneradas, incluyendo las del Peñón del Cuervo y las EDARs de la Axarquía. 

Moreno detalla una realidad preocupante para los agricultores de la Axarquía. Según el portavoz de la Plataforma 6F, la comarca ha dependido históricamente del agua del pantano de la Viñuela, cuya calidad era adecuada para los cultivos. Sin embargo, la sequía y "la gestión inadecuada de las infraestructuras" han llevado a una situación donde el agua regenerada es la principal fuente de riego. Esta agua, según Moreno, no ha sido tratada adecuadamente para reducir su salinidad.

"Gracias a esos tres hectómetros que nos costó mucho trabajo conseguir, hemos podido mezclar el agua regenerada con el agua del pantano, lo que ha reducido la conductividad y los cloruros sódicos", explica el agricultor. Sin embargo, a pesar de estas medidas, la conductividad sigue siendo alta, alcanzando niveles que superan lo que los árboles leñosos, especialmente los aguacates, pueden soportar. Según informa Moreno, la conductividad eléctrica ideal para el aguacate es de máximo 1.200 microsiemens, pero las mediciones actuales llegan hasta 2.700, "lo que está causando la muerte de muchos árboles".

El agricultor también subraya que la administración se ha centrado únicamente en el uso de aguas regeneradas sin abordar adecuadamente el problema de la salinidad. "No podemos utilizarlas sin arruinar nuestros campos", lamenta.

Del mismo modo, el investigador del IHSM La Mayora, aporta una visión técnica y científica al problema. Según Hormaza, el cambio climático y la sequía han obligado a los agricultores a utilizar aguas de pozos y regeneradas, que tienen un contenido de sales mayor que el agua del pantano de la Viñuela. "El contenido en sales de estas aguas es mucho mayor, lo que está causando problemas significativos, especialmente en los aguacates, que son muy sensibles a la salinidad", explica.

El investigador detalla que los portainjertos utilizados en la comarca, seleccionados por su tolerancia a bajas temperaturas, no son tolerantes a la salinidad. "Esto funcionaba bien cuando había agua de buena calidad, pero ahora los aguacates están sufriendo tanto por la falta de agua como por el uso de aguas con alta salinidad", manifiesta. Según explica Hormaza, la conductividad por encima de 1.500 microsiemens ya es complicada para los aguacates, y actualmente las aguas regeneradas tienen el doble o el triple de sales de lo que sería recomendable.

Consecuencias de la salinidad en las plantaciones subtropicales

Los signos visibles de la afectación de los cultivos debido al uso de agua regenerada con alta salinidad se manifiestan de manera evidente en el estado de las plantas. Las hojas de los cultivos, particularmente en especies sensibles como los aguacates, presentan síntomas claros de estrés hídrico, tales como bordes quemados, manchas marrones y un aspecto marchito. Además, se observa una reducción en el crecimiento y desarrollo general de las plantas, lo que se traduce en una disminución de la producción de frutos. Estos síntomas reflejan el impacto directo de la alta concentración de sales en el agua utilizada para el riego, que interfiere con la capacidad de las plantas para absorber nutrientes esenciales y mantener una adecuada hidratación.

Aguacateros secos
Aguacateros secos / Paqui Rey

Otro signo visible del daño causado por la alta salinidad del agua es la acumulación de sales en la superficie del suelo. Este fenómeno, conocido como salinización, crea una capa blanca y cristalina sobre la tierra, que no solo afecta la estructura del suelo, sino que también reduce su fertilidad. Las plantas que crecen en suelos salinizados presentan un desarrollo deficiente y una menor resistencia a enfermedades, exacerbando aún más los problemas de producción. "La combinación de daños en las plantas y la degradación del suelo contribuye a una disminución general en la calidad y cantidad de los cultivos, impactando negativamente en la rentabilidad de las explotaciones agrícolas que dependen de estas fuentes de agua para su riego", admite Hormaza.

Pérdidas de hasta 60 millones de euros

El impacto económico de esta crisis es "devastador". Moreno estima que en los últimos dos años se han perdido 60 millones de euros, y la producción de mango y aguacate ha disminuido drásticamente. "El año pasado tuvimos solo un 8% de cosecha de mango, y este año no llegaremos ni a esa cifra", afirma. Además, la salinidad no solo afecta a los árboles en el presente, sino que deja sales en la tierra, lo que puede contaminar los acuíferos cuando llueva, incrementando aún más el problema.

Tanto Moreno como Hormaza coinciden en que es necesario mezclar el agua regenerada con agua de mejor calidad para reducir la salinidad a niveles manejables. "Lo ideal sería una mezcla de 80% de agua del pantano y 20% de agua regenerada", sugiere el agricultor. Sin embargo, la escasez de agua del pantano y la "falta de infraestructuras" complican esta solución.

El investigador también destaca la necesidad de buscar portainjertos más tolerantes a la salinidad, aunque reconoce que esto no es una solución inmediata. Además, menciona la importancia de mejorar las infraestructuras para retener y reutilizar el agua de lluvia, una medida que los agricultores también apoyan.

Por su parte, Jorge Martín, presidente de la Mancomunidad de la Axarquía y gerente de Axaragua, admite que "las aguas de la EDAR de Vélez-Málaga y la de Algarrobo tienen una conductividad más alta de lo normal". Esta elevada salinidad es perjudicial para cultivos como el aguacate y el mango, que son pilares económicos de la comarca. Para mitigar este problema, la Junta de Andalucía ha autorizado el uso de tres hectómetros cúbicos de agua del pantano, que se mezclan con el agua regenerada, "reduciendo así su salinidad y mejorando su idoneidad para el riego agrícola".

Además, se han dejado de utilizar pozos en la zona de Vélez-Málaga que aportaban agua con alta conductividad. "Gracias a estas medidas, la conductividad del agua se ha reducido a niveles más manejables, aunque todavía presenta desafíos para algunos cultivos. Actualmente, la conductividad del agua se sitúa alrededor de 2.000 microsiemens, lo que representa una mejora significativa, aunque insuficiente para los cultivos más sensibles a la salinidad", explica Martín.

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