Los subtropicales, en riesgo por la falta de agua en el embalse de La Viñuela
Agricultura
Los agricultores reclaman a la Junta que se movilicen otros recursos hídricos para el riego y consumo de la Axarquía
Vélez-Málaga/La campaña de mango, que ahora arranca, está salvada. Pendiente de un último riego, la del aguacate que se podría complicar si no llegan las lluvias de otoño. Ésta comienza alrededor del mes de noviembre, y ya hay cinco comunidades que tienen cortes de agua al haber agotado la cuota que le autoriza la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio del a Junta de Andalucía. No obstante, los agricultores confían que, aun quedándose sin dotación estos dos meses, la administración sea flexible y les permita el riego que necesitan hasta que el 1 de octubre comience el nuevo año hidrológico.
“La preocupación es máxima. El mango ya estamos para recolectarlo, pero al aguacate si no se le echa agua se quedará en el suelo. Hay cinco comunidades que ya han hecho acopio de los recursos, y no es lo mismo que te corten el agua en junio que a mediados de septiembre. La administración tiene que ayudarlas porque la fruta no se puede quedar tirada”, defendió José Ricardo Campos, presidente de la Junta Central de Usuarios del Sur del Guaro quien a su vez pidió a los regantes “un control exhaustivo para no perjudicar al resto de agricultores de la comunidad”.
El embalse de La Viñuela cuenta actualmente con 41 hectómetros cúbicos de los 165 que tiene de capacidad, esto es, un 24,85% de su volumen total. Un descenso medio de un hectómetro cúbico por semana llevó a la Junta de Andalucía a publicar el decreto de sequía para el Sistema Viñuela Axarquía el pasado 15 de junio. Éste recoge que la demanda de riego garantizada es solo el 50% el primer año de sequía y el 25% el segundo. No obstante, desde prácticamente el inicio del año hidrológico hasta el mes de abril han tenido recortes en los aportes al regadío pasando de 4.000 a 3.000 hectómetros cúbicos por hectárea aproximadamente.
“Con el agua del pantano no se pueden hacer milagros. Lo que necesitamos es que se pongan en servicio las aguas depuradas de la planta de Vélez-Málaga y que se amplíe el terciario para disponer de todo el caudal uniendo las que llegan al Peñón del Cuervo con Rincón, las de Algarrobo y las de Torrox”, reclamó Campos quien estima que en total se podrían conseguir para riego 17 hectómetros cúbicos. “Las aguas regeneradas son una gran ayuda pero necesitamos de otras inversiones”, aseguró el presidente de la Junta de Regantes del Guaro que ya ha solicitado una reunión con la Consejería de Medio Ambiente para plantear las reivindicaciones de los regantes.
Junto al uso de las aguas regeneradas para riego, las otras dos prioridades son la puesta en marcha de los pozos del río Chillar, que si bien son para uso humano, aportaría 5,2 hectómetros cúbicos a la red de abastecimiento. La otra pasa por el “bypass” desde el embalse de La Concepción a La Viñuela, para conseguir que los excedentes de agua lleguen a la Axarquía. “Ya no hay población flotante, el consumo humano baja con el descenso del turismo, y esa agua hay que aprovecharla”, reclamó.
En el mismo sentido se manifestó el presidente de la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja) en Málaga, Baldomero Bellido, que también pidió “la movilización de reservas como las de la presa del Limonero que podrían paliar el consumo humano; la reserva estratégica de los pozos del Chíllar y la puesta en funcionamiento de las aguas regeneradas”.
“Asaja está en contacto permanente con la administración y con los regantes para darles respuesta a todas las demandas que se les plantean, de hecho están dispuestos a facilitar y a colaborar tanto en los trámites como en las infraestructuras”, aseguró Bellido, quien reconoció el trabajo de los agricultores que están haciendo “filigranas para llegar al final de campaña”.
Desde que se comenzaran a cultivar el aguacate en los años 70, y el mango a finales de los 80, su crecimiento ha sido exponencial. En 1984, la zona regable del Guaro fue declarada de interés nacional, y cinco años después se aprobó el Plan Guaro que decretó la conversión a regadío de unas 8.900 hectáreas. Entonces muchos de los cultivos tradicionales de la Axarquía fueron sustituidos por mangos y aguacates. Según el Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía (GENA-Ecologista en Acción), actualmente hay alrededor de 13.000 hectáreas que necesitan 64 hectómetros cúbicos de agua al año.
Y es precisamente el agua lo que marca la dicotomía de los subtropicales que pasan de ser el motor económico de la comarca al causante de su posible colapso hídrico, de hecho, en comparación con el boom inmobiliario, los ecologistas ya le llaman “la burbuja de los subtropicales”.
Estos cultivos, el mango y el aguacate de la Axarquía, surten a toda Europa. Demandados por todos los países, producen alrededor de 82.000 toneladas de subtropicales. El volumen económico ronda los 200 millones de euros.
“La campaña de mango que ahora comienza con la variedad tommy atkins puede prolongarse hasta diciembre con la keitt que es la más tardía. El año pasado fueron 21 toneladas, este año podría alcanzar las 25. Durante estos tres meses y medio requerirán de 50.000 jornales, gran parte de ello redunda en la economía familiar, ya que no son grandes explotaciones”, defendió el presidente de Asaja, quien sumó los trabajadores que contratan en campaña las cooperativas y empresas que llegan a triplicar la plantilla. “No puede haber duda que es un sector que está dinamizando la Axarquía. Es un fruto que acapara el mercado nacional y europeo. El mango de aquí, que es el que ahora empieza la campaña, es de una calidad excepcional, y llega a los puntos de venta en el momento óptimo de maduración, de azúcares, y así lo están viendo esos mercados”, recordó Bellido.
También Campos, el presidente de la Comunidad de Regantes del Guaro defendió que “no todo el agua que se consume en la Axarquía es para los subtropicales”. “Los invernaderos que también han crecido a lo largo de la zona oriental de la comarca requieren del doble de agua, entre otras razones, porque la lluvia no les llega al estar bajo plástico. Una hectárea de hortalizas también requiere más que un subtropical y la confección de un pantalón vaquero conlleva 2.111 litros”, resaltó. “En los últimos cinco años, no vamos a rebasar los 18 hectómetros cúbicos de riego. No hemos pasado el umbral cuando hace una década eran entre 22,5 y 21,5. O sea, que estamos gastando menos agua que antes. No se pude demonizar al subtropical como el gran consumidor”, incidió Campos recordando que tanto para los subtropicales como en invernadero, el riego es por goteo cuenta con “sistemas modernizados que incluyen controles de humedad”.
“Si este otoño no llueve, se producirá el colapso hídrico”
El pasado año, el Gabinete de Estudios de la Naturaleza de la Axarquía, GENA-Ecologistas en Acción publicó el libro La burbuja de los cultivos subtropicales y el colapso hídrico de la Axarquía, resultado de una investigación desarrollada durante cuatro años. “Estamos muy cerca de ese colapso, pues en el 2017 calculamos que ya se estaba consumiendo 14 hectómetros cúbicos más de lo autorizado por la Cuenca Mediterránea Andaluza y en estos momento estamos sólo con un 25% del agua del embalse, de la cual una parte se tiene que asegurar para la población”, apuntó el presidente del colectivo, Rafael Yus quien afirmó que “los últimos hectómetros cúbicos no pueden utilizarse para la población porque son aguas con lodo del fondo del embalse, por lo que el agua realmente disponible para los agricultores es incluso menor. Así que si este otoño no cae el agua que se precisa para recargar el embalse, seguro que entramos en el colapso hídrico”. Para el presidente del colectivo, “el crecimiento indefinido” de los subtropicales es insostenible. “Los estamos viendo en la conversión de fincas de secano en regadío de subtropicales, que además precisan más agua. La agricultura de subtropicales en la Axarquía sería sostenible si se hubiera quedado únicamente en el área del Plan Guaro, que son unas 8.500 hectáreas, pero ya estamos en 13.000. Por eso para el representante de GENA, las administraciones deberían de ser tajantes. “Hace años que debería haber parado los nuevos proyectos de puestas en regadío; y sin embargo, la Junta ya ha anunciado que los aumentará un 6% el próximo año. No es razonable”, opinó Yus para quien los políticos “quieren ser los buenos de la película sin hacer caso a sus propios técnicos”.
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