El Tívoli tres años después del cierre: De un Pasaje del Terror sin gritos a un auditorio callado

Los trabajadores mantienen el parque en buenas condiciones el parque y actúan como vigilantes

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El tiovivo actualmente en el Tivoli Worl
El tiovivo actualmente en el Tivoli World / Chloé Capitolino
Chloé Capitolino

06 de agosto 2023 - 06:42

Benalmádena/El pasado 15 de septiembre de 2020 el histórico parque Tívoli World bajó la persiana. A pesar de que parecía un fin de temporada como cualquier otro, nunca más volvió a abrir. Las fuentes están apagadas y en su lugar todo está en silencio. Los pavos reales, iconos indiscutibles del mismo, revolotean a su alrededor ajenos a la situación que les rodea y las atracciones permanecen inmóviles esperando a que alguien las ponga en marcha.

El parque abrió sus puertas en el año 1972 de la mano de un grupo danés que gestionó las instalaciones durante más de tres décadas hasta 2004, cuando vendió el espacio a Cipasa, una sociedad del empresario Rafael Gómez, más conocido como Sandokán. Su detención por el caso de corrupción Malaya obligó al empresario a vender bienes, entre ellos Tívoli al grupo inmobiliario Tremón, que había generado una deuda de 11,2 millones de euros.

Durante estos casi tres años los empleados fijos que conformaban la plantilla, en torno a unos 70, han seguido dados de alta en la Seguridad Social primero como Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) por fuerza mayor que estuvieron vigentes hasta octubre de 2021, que no se prorrogó, y posteriormente dados de alta sin cobrar nada. Hasta que la jueza del Mercantil extinguió el pasado marzo los contratos. Ahora los trabajadores han recurrido al Tribunal Supremo que se reunirá para estudiar el caso el próximo 13 de septiembre.

Los empleados son ahora los únicos que en este momento pasean por sus calles empinadas y visitan las distintas plazas temáticas donde antes sonaba la música. Una parte de la plantilla no ha dejado de trabajar en el mantenimiento y vigilancia del parque aún llevando 638 días sin cobrar. "La empresa que compró el parque nos dijo que dejaría que se llenase de ratas y okupas y nosotros estamos intentando que esto no pase y no tengan excusas para no volver abrirlo", asegura Juan Francisco Carmona, que ha sido técnico de sonido del Tivoli durante 30 años.

Los trabajadores que aún cuidan del parque tienen un motivo en común: la esperanza de que Tivoli vuelva abrir. Juan Ramón Delgado lleva trabajando 46 años como pintor del parque y es el presidente del comité de empresa y aunque ya está jubilado no pierde la esperanza en verlo abierto de nuevo. "Seguimos con la esperanza puesta en esto y no vamos a cesar la lucha en ningún momento" confía. Todos los días se manifiestan a las 12:00 a las puertas del parque para pedir su reapertura.

Un paseo por el Tivoli

Es inevitable pasear por el parque y que no inunde la melancolía. En la entrada ya no está el enorme personaje que recibía a los visitantes al llegar para hacer una fotografía de recuerdo. Tampoco hay colas en las taquillas para comprar el super tivolino. Ni rastro del el agua que rodeaba el barco fantasma, que tantos quebraderos de cabeza daba a la hora de salir por la rampa, la cual no dejaba de girar.

Entrada del auditorio actualmente Tivoli
Entrada del auditorio actualmente Tivoli / Chloé Capitolino

Frente al barco la Plaza de Andalucía mantiene su escenario impecable por el que han pasado cientos de academias de baile. Un poco más arriba, el entrañable Tiovivo aún conserva algún caballito en su lugar. Desde lejos ya se ve la caída libre, la cual mantiene en buenas condiciones su significativo color azul.

A la derecha sigue el auditorio, ahora con los asientos vacíos, por el que tantos artistas han pasado. Desde Julio Iglesias a Rocío Jurado, la cual estuvo cantando hasta las 4:00, cuentan los empleados. Alejandro Sanz dio sus primeros pasos en el Tivoli y aunque en su primer concierto llenó únicamente cinco filas hay un dicho que decía que para ser alguien en la música primero había que bautizarse en el parque.

Extremidades colgando interior Mansión del Terror.
Extremidades colgando interior Mansión del Terror. / Chloé Capitolino

Lo que era antes un paseo en barco se convirtió hace unos años en el Pasaje del Terror. En su interior aun cuelgan piernas de plástico bañadas en sangre, la cama revuelta de la niña de El exorcista y una decena de ataúdes de color oscuro. Estos últimos comprados tras una exhumación. Aún en el recorrido se mantienen los pasadizos y las puertas de acceso de las que los actores hacían uso para asustar a los valientes que se atrevían a entrar. Esta atracción jugaba con las sombras que provocaba la luz que ahora le falta.

En lo más alto del parque no se oyen los gritos y el chirriar de la montaña rusa, ahora inmóvil. Enfrente los coches choques también parados tampoco se golpean unos a los otros pero sí mantienen el mismo aspecto que hace años atrás. Desde la parte de arriba del Tívoli también se deja ver la noria, por la cual no parece que pase el tiempo ya que conserva sus colores característicos a la perfección, el rojo y el amarillo, esperando que llegue su momento de girar.

Ataúdes en el interior del pasaje del terror Tivoli World
Ataúdes en el interior del pasaje del terror Tivoli World / Chloé Capitolino

Vigilancia y mantenimiento del parque

Entre los trabajadores se han organizado para que todo esto sea posible y evitar que el parque se deteriore y sufra el paso del tiempo. Con esto pretenden que cuando la empresa decida ponerlo en marcha el parque esté preparado para abrir. "Cada temporada cuando cerrábamos en tres semanas teníamos todo funcionando y ahora no pueden ser tres semanas, pero en un mes gracias a lo que estamos haciendo puede estar listo para abrir de nuevo", asegura Juan Francisco. "Hacerlo andar de nuevo no es ningún problema", añade Beli Nieto.

Montaña rusa, coches choques y noria de fondo tivoli
Montaña rusa, coches choques y noria de fondo tivoli / Chloé Capitolino

Beli Nieto ha sido administrativa en el parque durante 29 años. Contrataba a los grupos de bailes y preparaba los cumpleaños y las comuniones, pero ahora su labor en el parque ha cambiado. Junto a Juan Ramón, crían y cuidan de los pavos reales que siempre han sido el icono de Tívoli . "Compramos el pienso de nuestro propio bolsillo, son importantes para el parque", añade la mujer.

El mantenimiento de jardinería no está resultando una tarea fácil ya que desde el primer día se quedaron sin agua para regar la vegetación que ya sufre los efectos de las escasas lluvias presente en estos meses. Ahora negocian con el Ayuntamiento de Benalmádena una solución.

La vigilancia está siendo clave para evitar los robos, hacen guardias las 24 horas. "Hacemos turnos nocturnos y diurnos para evitar que hagan daño al parque", afirma Juan Francisco Carmona. Los empleados no quieren que los vándalos deterioren el parque y esto impida que no vuelvan a abrirlo por el coste que supondrían para la empresa compradora reponer los objetos extraviados.

Trabajadores Tivoli manifestándose día 638
Trabajadores Tivoli manifestándose día 638 / Chloé Capitolino

Meses difíciles

Tras meses sin cobrar paro ni ERE los empleados del parque se han tenido que enfrentar a grandes dificultades económicas. "He tenido que pedir dinero a la familia y hasta vender objetos personales para pagar las facturas", cuenta uno de los trabajadores. "Nos han dado la patada", añade Juan Manuel Gómez, que empezó trabajando en el parque en el año 1989 de mantenimiento y ahora con 58 tiene que enfrentarse a buscar de nuevo un hueco en el mundo laboral a su edad.

Beli relata: "Nos apoyamos entre nosotros, el día que uno viene un poco más cabizbajo, el que esté un poco más animado le ayuda y así nos vamos animando unos a los otros". Además, todos los jueves Fermín Arjona, cocinero en el Tívoli durante 18 años, organiza una comida para unir fuerzas.

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