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Benamargosa/En Benamargosa se ha desatado un conflicto en torno al cura, cuyo "criterio riguroso" en cuanto a la administración de sacramentos como el bautismo y la primera comunión está generando quejas por parte de las vecinas de la localidad. El párroco, Roger Roca, sostiene que sus acciones están basadas en las normas de la Iglesia, aunque las feligresas cuestionan su criterio y lo interpretan como "causas injustificadas".
El conflicto tiene su origen hace más de un año, cuando María del Carmen Jaime Gómez, una vecina del pueblo, se acercó al cura para pedirle bautizar a su hija. Sin embargo, para su sorpresa, el párroco se negó a realizar el sacramento, alegando que Gómez no asistía regularmente a las misas de los domingos. Esta decisión fue interpretada por la vecina como "una acción personal" en lugar de seguir las directrices y normas establecidas por la Iglesia Católica.
La mujer ha explicado que contactó repetidamente con el Obispado de Málaga para resolver la situación, pero solo pudo comunicarse con el secretario. Después de meses de frustración, Gómez decidió escribir un escrito formal al obispo exponiendo su situación. Finalmente, en junio, recibió una llamada del arcipreste de la zona, quien le informó que el obispo le había dado autorización para bautizar a su hija y registrar el evento en los libros bautismales.
Sin embargo, la situación se complicó cuando el cura, según esta vecina, le envió correos electrónicos al Obispado en los que expresaba su desacuerdo con la decisión de permitir que otro párroco realizara el Bautismo a la niña.
El caso de Gómez no es el único. Otros residentes de Benamargosa han compartido experiencias similares, en las que el párroco ha aplicado "criterios personales" para negar los sacramentos a los fieles. Una madre, cuyo hijo "fue rechazado" para recibir la primera comunión, ha relatado cómo Roca argumentó que el niño "no tenía fe" y no cumplía con los requisitos exigidos por la Iglesia, a pesar de estar cursando la catequesis correspondiente.
Esta actitud del cura ha desatado críticas dentro de la localidad, que cuestiona el papel y la autoridad de los párrocos locales en la administración de los sacramentos. Los afectados han expresado su deseo de recibir orientación y apoyo por parte de las autoridades eclesiásticas superiores para resolver estos conflictos de manera "justa y transparente".
En respuesta a la situación, las residentes han buscado alternativas, como acudir a parroquias vecinas. Asimismo, se ha iniciado una recogida de firmas para presentar una queja formal ante el Obispado de Málaga.
En respuesta a estas acusaciones, Roca ha ofrecido su versión de los hechos, aclarando que, según las normas de la Iglesia Católica, "nunca se puede negar un sacramento; se puede posponer hasta que la persona que lo solicita cumpla los requisitos necesarios". Sin embargo, no ha especificado qué requisitos no se cumplieron en estos casos particulares.
El cura ha mencionado que ha recibido casos de personas que en el pasado no pudieron realizar el sacramento debido a algún incumplimiento de los requisitos establecidos por la Iglesia. “Como curas, nuestra misión es creer a todos los que soliciten un sacramento, sin importar si nos están engañando o no. No verificamos la veracidad de la información que nos proporcionan; simplemente partimos del principio de que todo es cierto”, ha expresado el párroco, que insiste en que su misión es seguir las normas establecidas por la Iglesia y asegurarse de que todos los fieles cumplan con los requisitos necesarios para recibir los sacramentos.
Roca ha señalado que cada sacramento tiene sus propios requisitos y normas que deben ser cumplidos. “Las normas que tenemos en la Iglesia Católica no son algo arbitrario. No las modificamos a conveniencia”, ha asegurado. En cuanto a los casos específicos mencionados por las vecinas, el cura no ha querido revelar ninguna información al respecto, ya que considera que esto "violaría la privacidad de las personas involucradas".
Por otra parte, el Obispado de Málaga ha declarado que siempre ha mantenido al párroco como "el único interlocutor en estos asuntos", debido a su conocimiento cercano de la situación de las familias.
En el caso de la madre que solicitó el bautismo para su hija, "el párroco ha informado continuamente al obispo y ha señalado que, según la normativa de la Iglesia, faltaba la esperanza fundada de que el niño va a ser educado en la religión católica; si falta por completo esa esperanza, debe diferirse el bautismo, según el Código de Derecho Canónico c. 868, haciendo saber la razón a sus padres".
El Obispado ha aclarado que el sacerdote "no ha denegado el sacramento", sino que ha seguido la normativa de la iglesia para "diferir el bautismo". Según la diócesis, esta decisión ha sido comunicada a los padres, con quienes el párroco "mantiene una relación cercana y continua". Por lo tanto, en el momento en que exista una "esperanza fundada" de que la niña será educada en la fe católica, el bautismo podrá realizarse.
El ente eclesiástico malagueño también se ha referido al niño que solicitó la primera comunión. Según ha informado el obispado, el párroco ha observado que el niño "no cuenta con la preparación ni disposición necesarias, por lo que también ha decidido diferir la comunión". La diócesis ha subrayado que para celebrar y recibir un sacramento a partir de la edad de uso de razón, es imprescindible comprender lo que se recibe, tener una mínima formación religiosa, una actitud de fe para vivirla y la voluntad de hacerlo.
En definitiva, el debate continúa y la controversia sobre la administración de los sacramentos en la parroquia local sigue siendo un tema de conversación en la localidad.
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