Vivir la DANA sobre cuatro ruedas: “No hacía más que mirar el suelo para ver si subía el nivel del agua"

La última DANA ha provocado estragos en la provincia de Málaga, y aunque su paso ha sido más moderado por algunos municipios de la Costa del Sol, ha generado la previsión de los ciudadanos para evitar sus efectos y que en el caso de personas que viven sobre cuatro ruedas como alternativa habitacional se ha traducido en idear una logística de traslado por el temor de que sus vehículos fueran arrastrados tras la experiencia de Valencia.

“No hacía más que mirar el suelo para ver si subía el nivel del agua", relata Luisa Fernández, una ex militar que se dedica actualmente a la hostelería y la artesanía, y que habita en una furgoneta desde hace casi 2 años ante la dificultad de acceso a la vivienda: “Me vine mientras encontraba algo, pero los precios de los alquileres eran abusivos, y ahora más, por lo que he optado por este estilo de vida”, ha recalcado.

La joven suele pernoctar por las playas de la provincia, principalmente de la Costa del Sol, pero el pasado miércoles ante la alerta roja por la DANA partió hacia el interior desde La Cala de Mijas para aparcar la furgoneta sobre el asfalto, “en alto” y “cuesta abajo”, donde “veía que no se iba a inundar” y tras comprobar que “no estaba en zona inundable” ni cerca de arroyos y ríos.

La DANA de octubre la pasó en el campo, con la que ha aprendido a adaptarse mejor a los cambios climáticos, debido a “la incertidumbre del sitio en el que estaba, por si iba a soportar tanta lluvia o habría un alud de tierra que se llevara mi furgoneta conmigo dentro”.

“Esta vez he elegido otro lugar y tomado todas las precauciones, pues me esperaba bastante más agua”, ha declarado, asegurando que ha caído “el 10% de la lluvia anterior”, que “pegaba en la chapa” y con la que “era de noche pero el cielo estaba blanco todo el rato con los rayos”.

“No hacía más que mirar el suelo para ver si subía el nivel del agua, era lo único que miraba”, ha relatado respecto a la jornada del pasado miércoles, así como en la madrugada del jueves tampoco pegó ojo, una vez que regresó a la playa. “Me quedé despierta controlando cuánta lluvia caía y no dormí hasta bien tarde con el fin de la alerta roja, que fue ampliada hasta la mañana”, ha agregado.

“Cada vez que apretaba no quería ni mirar, y eso que disfruto de la lluvia, pero con el miedo de lo que ha ocurrido en Valencia y de la gente llamando, al final me lo ha proyectado y me he cambiado de sitio”, ha comentado.

Para pasar la DANA, se organizó e hizo “una compra para varios días”, sacó afuera “las alfombras y el césped artificial para que se limpiaran” y preparó “una cuerda de 80 metros de escalada” para amarrar la furgoneta a los árboles “por si se la llevaba el agua”, aunque “no muy cerca por si caía un rayo”. Además, el día anterior se dispuso a “sacar el chubasquero y las cosas de lluvia”.

En principio, ha asegurado que “no tenía miedo”, pero al levantarse el miércoles por la mañana y “ver en la playa lo negro de venir por el mar sí pasé un poco” por “la incertidumbre de en qué acababa esto, con los truenos, los relámpagos y la gente mandando vídeos”. Ello le llevó a tomar la decisión: “Me voy a mover y mejor no veo nada”, ha referido en cuanto a las informaciones sobre la DANA.

Así, ha destacado como la ventaja del ‘nomadeo’ el que “aquí está mi casa, pero si está en peligro arranco y me voy”, así como criticó que las autoridades “vienen en verano a echar a la gente de la playa, pero ha pasado cuando estaba cayendo la DANA y no nos han dicho nada”.

Finalmente, ha celebrado que “no ha sido para tanto”, asegurando que el vehículo no ha sufrido daños ni filtraciones, así como tampoco ha pasado frío. “Tengo la furgoneta bien aislada, he cambiado al nórdico y tengo el cuerpo aclimatado”, ha señalado.

El temporal en un camión

Por su parte, Fico Cámara es un madrileño dedicado a la producción musical que desde hace 6 meses vive en un camión por “la gestión del alquiler”, donde se ha preparado además un estudio de grabación. “Me mudé en febrero a Málaga para terminar el vehículo, con la finalidad de vivir aquí para no pagar el arrendamiento y poder hacer ruido sin tener vecinos”, ha relatado respecto a su hábitat, moviéndose entre Marbella y Málaga.

Estacionado también en la costa mijeña, decidió junto a Fernández trasladarse: “Vimos el pronóstico y decidimos intentar alejarnos de los ríos cerca de La Cala, y subimos al otro lado de la autovía más a la montaña”, ha puntualizado sobre el que terminó siendo “un día normal”.

“Pasé miedo por la cantidad de información sobre la alerta y también porque no sabes lo que va a pasar, y no fue tan grave”, ha señalado en torno al paso del fenómeno meteorológico, que provocó un tornado que terminó reventando la terraza de una gasolinera en La Cala de Mijas.

Pasar el temporal en un camión “es parecido a estar en una casa, con la salvedad de que lo de la lluvia es intenso porque suena mucho más”. “Al ser el techo metálico se oye mucho y de noche cuesta dormir porque estás más expuesto a lo que esta fuera”, ha referido sobre el vehículo, que no ha sufrido daños ni filtraciones, ya que durante las lluvias de Semana Santa sí las tuvo y las reparó, ha comentado.

Según ha destacado, “lo peor fue la cantidad de información”. “Nos movimos por seguridad y por la cantidad de información, con todo el mundo preguntando y escribiendo”. Para ello, se dispuso a “mirar las zonas más seguras y coger toda la ropa de lluvia”, ya que “de tanto entrar y salir del camión pones todo perdido de barro, y para tener un cambio de felpudo o de zapatos”.

La DANA la pasó “muy bien porque el camión era una nevera isotérmica y está bien aislado”, por lo que “no hace frío”, aunque ha apuntado que tiene “poca luz porque depende de las placas solares y por la tarde-noche me quedé sin baterías”. “También el poder elegir y moverlo antes de tiempo”, porque “la medida preventiva principal es preverlo con tiempo y movernos”, ha agregado.