El Supremo confirma la condena de 13 años por intentar matar a su marido en Rincón y fingir que era un suicidio
El Alto Tribunal rechaza el recurso y mantiene la pena por un delito de asesinato en grado de tentativa con el agravante de parentesco y otro de malos tratos en el ámbito familiar
La acusada de intentar matar a su marido en Rincón de la Victoria declara que él quería suicidarse
Málaga/El Tribunal Supremo ha confirmado la condena de 13 años y nueve meses de prisión a una mujer que trató de asesinar a su marido cortándole las venas mientras dormía, para después retrasar la llamada a la ambulancia y fingir ante los equipos de emergencia que fue un intento de suicidio.
La Sala de lo Penal ha dictado una sentencia, a la que ha tenido acceso EFE, que rechaza el recurso de la condenada contra la resolución del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que confirmó la impuesta por la Audiencia de Málaga, por un delito de asesinato en grado de tentativa con la agravante de parentesco y otro de malos tratos en el ámbito familiar.
Además de la pena privativa de libertad, el Supremo ratifica la prohibición de acercarse a menos de 500 metros de la víctima durante 17 años y una indemnización de 31.109,46 euros.
Los hechos ocurrieron el 26 de noviembre de 2019 en la casa familiar en el Rincón de la Victoria cuando la mujer entabló una discusión con su esposo porque el hijo menor no se había ido a dormir a las 22:30.
En un momento de la disputa, ella le golpeó con un maletín en la espalda y éste se cayó sobre la mesita de noche, golpeándose a su vez en la cara y quedándose tendido y aturdido en el suelo. Minutos después se levantó y se fue a descansar a la habitación contigua.
Sin embargo, durante la madrugada, la mujer volvió a la habitación y le seccionó con un instrumento la muñeca izquierda, que comenzó a "sangrar abundantemente". La condenada le colocó un trapo sobre la herida y llamó al 062 pero colgó a los dos segundos "haciendo tiempo para que su esposo se desangrara".
Pasados unos 15 minutos, volvió a llamar al 062 justo después de que su hijo, que estaba despierto en su habitación, entrase a la habitación del matrimonio siendo testigo de la escena.
La mujer dijo que ya había llamado antes para pedir una ambulancia y no llegaba, lo cual era incierto, indicándole el guardia civil que no tenía constancia de ello y que posiblemente habría llamado al 061. Ella asintió y cortó la llamada.
Finalmente llamó al 061 para pedir una ambulancia, "si bien manifestó que su marido estaba pasando una depresión grande y se estaba medicando, que se había cortado la mano y sangraba mucho, y que estaba estable y tranquilo, lo cual no era cierto".
El hijo volvió a llamar al 061 para insistir en la ambulancia y cuando llegó los facultativos le trasladaron inmediatamente al Hospital Regional de Málaga donde ingresó en estado muy grave tras sufrir durante el trayecto una parada cardiorrespiratoria.
En su recurso, la mujer sostuvo que su marido estaba atravesando una severa depresión y decidió suicidarse cortándose las venas, pero el Supremo recuerda que los forenses y los sanitarios descartaron el suicidio, que la declaración del marido fue "coherente, clara y persistente" y que la condenada trató de "dilatar la llegada de los servicios médicos, mientras que se estaba desangrando" la víctima.
Además, el cuchillo apareció guardado, "lo que es ilógico ante un intento de suicidio", varios testigos negaron que la víctima estuviera sufriendo una depresión y se trató de "un ataque a traición" aprovechando que "la víctima estaba dormida", por lo que concurre la alevosía en el intento de asesinato.
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