Vecinos de la Cala del Moral extrañan las moreras taladas: la "falta de sombra" convierte las calles en "un desierto"
La tala de unas decenas de árboles en 2020 desató una tormenta de protestas entre vecinos de la localidad
El Ayuntamiento de Rincón de la Victoria defiende la decisión de sustituir los árboles por palmeras como una medida necesaria para mejorar la seguridad y la infraestructura
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Rincón de la Victoria/El viento del cambio llegó a La Cala del Moral hace cuatro años, arrastrando consigo el verdor que una vez cubría sus calles y dejando en su lugar un paisaje de palmeras. La tala de más de una veintena árboles, entre ellos moreras, ficus y brachichitos, desató una tormenta de indignación entre los vecinos, quienes vieron cómo su cinturón verde, refugio de pájaros y escudo contra el sol de verano, se desvanecía para siempre.
El 23 de septiembre de 2020, las calles de La Cala del Moral y Rincón de la Victoria se llenaron de voces que clamaban contra lo que consideraban un “arbolicidio”. Bajo el lema “La Cala no se tala”, los vecinos protestaron con fervor, temiendo que la desaparición de estos árboles dejara a la comunidad expuesta a un sol implacable. El Ayuntamiento, recuerda, que la mayoría de los 80 ejemplares afectados se replantaron en el Cantal y allí siguen creciendo.
Pero cuatro años después, el eco de aquellas quejas aún resuena, sobre todo en las jornadas en las que el calor resulta sofocante y se echa de menos aquel oasis. Los comerciantes, sin embargo, aunque piden más sombra creen que se ha ganado en seguridad y visibilidad con la eliminación de las moreras.
Las palmeras, esas nuevas habitantes de la avenida de Málaga, se alzan altas, pero su sombra es escasa, insuficiente para proteger a los vecinos de las altas temperaturas. “Antes, con los árboles, las aceras eran más habitables, ahora es inhumano”, comenta Nieves Rubí, residente de la zona, que asegura que no puede ni pasear a su perro porque sus patas sufren el ardor del pavimento.
Soraya Gutiérrez, una mujer de 60 años, confiesa su exasperación. “Hasta esperar en el semáforo es una odisea”, Cruzar la calle cuando el sol se muestra implacable no resulta una tarea grata. Un matrimonio que se mudó a La Cala hace 10 años, describe la avenida principal como un “desierto urbano”. “Parece un confinamiento veraniego”, dice. Las calles, que antes eran frescas y acogedoras, ahora son inhóspitas. “Antes toda la acera estaba llena de sombra, ahora no tenemos ni la cuarta parte”, lamentan.
Así, casi un centenar de comentarios en las redes sociales han criticado el hecho después de casi cuatro años. Muchos de estos comentarios critican la gestión del Ayuntamiento, lamentando la transformación de la calle principal de La Cala del Moral, que antes era descrita como bella y habitable, y ahora se halla en el polo opuesto.
Con las continuas olas de calor, desde fuentes municipales, se admite que es imposible convencer a los vecinos que con la operación la avenida, en general, ha mejorado y que en la acera sur nunca da el sol porque los propios edificios proporcionan la sombra. No es el mismo caso que la acera norte, objeto de las principales críticas.
Pero también hay voces a favor del cambio. Comerciantes de la zona coinciden con los vecinos en la preocupación por la falta de sombra, pero también agradecen la eliminación de las moreras. Según estos comerciantes, las ramas excesivas de los antiguos árboles invadían sus negocios, dificultando su visibilidad y afectando negativamente a su atractivo.
A pesar de las críticas, el Ayuntamiento de Rincón de la Victoria defiende la sustitución de los árboles por palmeras como una “medida necesaria” para mejorar la seguridad y la infraestructura de la localidad. La plataforma “La Cala no se tala” denunció la decisión, y en 2022, el Juzgado de Instrucción número 3 de Málaga dictó sentencia, determinando que el cambio de especies se realizó de acuerdo con la legalidad y, según la jueza, fue “para mejor”. Sin embargo, esta sentencia no ha logrado calmar las inquietudes y el descontento de los vecinos, quienes continúan cuestionando la controvertida decisión.
No obstante, según fuentes municipales, la decisión de llevar a cabo las obras y sustituir los árboles por palmeras fue necesaria. “Tenemos que recordar que las obras se llevaron a cabo para mejorar no solo la superficie de la avenida de Málaga, dando una mejor y cohesionada imagen de La Cala del Moral, sino también para evitar el daño en los servicios que se estaba produciendo bajo el asfalto”, explican. Desde la administración, aseguran que las obras han mejorado significativamente la accesibilidad y la seguridad de los vecinos.
“Entendimos el revuelo en su momento, un alboroto con un claro tinte político, pero en la avenida de Málaga se ha realizado una mejora notable que agradecen vecinos y, sobre todo, comerciantes. Lo que nos llega es que hay mayor claridad y los comercios son más visibles. Los vecinos que tenían las copas de los árboles en sus ventanas también lo agradecen. Además, en la acera sur de la avenida, hay algo de sombra en las horas más calurosas”, aseguran.
Pese a las justificaciones oficiales, el debate entre la estética y la funcionalidad sigue abierto. Algunos turistas elogian la “mejora estética” que han traído las palmeras, mientras que otros no entienden el beneficio de este cambio. Pero para los residentes de La Cala del Moral, el impacto es evidente: el frescor y la vida que ofrecían los antiguos árboles se ha desvanecido, llevándose con ellos una parte esencial del alma de su comunidad.
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