El vecino de Rincón de la Victoria que es juez de paz "por pasión": "Este cargo tiene los días contados"
Francisco Ruiz tiene 71 años, ejerce desde 2014 y se aprobó su candidatura para renovar su condición por cuatro más
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Rincón de la Victoria/Nunca es tarde para cumplir un sueño, o para realizar algo que se asemeje a eso. Francisco Ruiz es el juez de paz de Rincón de la Victoria. Después de 11 años en el cargo, el pasado 27 de marzo, el Pleno aprobó su candidatura para renovar su condición por cuatro años más. A sus 71 años se define como una persona enérgica. En 2022 sufrió un cáncer en la gládula suprarrenal derecha, del que se encuentra ya curado, esto no le impidió seguir con su tarea. El septuagenario afirma que será juez de paz hasta "que desaparezcamos". Ruiz valora que estos jueces tienen "los días contados". Todo su empeño, a su edad, es por una simple razón: "En otra vida me hubiera gustado ser magistrado". Es la forma de quitarse "una espinita clavada" y de "cumplir" una "especie de sueño", al menos, el de compartir la primera palabra de la profesión que hubiera ejercido con "mucha pasión" en otras circunstancias de la vida.
Ruiz no se arrepiente de lo logrado en su vida. Desde joven se inició en el mundo empresarial. Con 18 años montó junto a su hermano Juan un taller de soldadura y carpintería metálica. Cuando volvió del servicio militar se incorporó al negocio. Con esfuerzo y tiempo lograron ampliarlo hasta conseguir una nave de 1.000 metros, la actual. "En el punto más alto llegaron a trabajar 30 personas", añade el vecino de Rincón. A día de hoy, son los familiares de Ruiz los que llevan el establecimiento: "Yo ya solo acudo a visitarlos", explica mientras se ríe el juez de paz.
El rinconero desde siempre tuvo claro que quería ser magistrado, estudiar derecho y lograr sus metas, pero no siempre querer es poder: "En aquella época teníamos que desplazarnos a Granada para estudiar. Provengo de una familia humilde y no podíamos permitirnos un piso en Granada, no teníamos un duro, mis padres tenían un huerto con tomates, así que, tuve que montar el negocio familiar y renunciar a mis sueños, con todo mi dolor", detalla Ruiz. Aunque no pudiera estudiar derecho, sí se formó en la antigua Escuela Franco, desde 1987 IES La Rosaleda.
En el taller, el juez de paz encontró su segunda profesión. El negocio marchó y por el camino se adentró en otros pasatiempos: "He tenido una vida muy activa. Fui presidente en una asociación de vecinos, presidente en la Asociación de Comerciantes durante 14 años, estuve en la Cámara Oficial de Comercio, Industria y Navegación de la Provincia de Málaga otros 17 años, en la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM) y después llegó el cargo actual", estima Ruiz.
"Es decir, no he parado en toda mi vida", expresa el rinconero, quien destaca que sus hobbies les ha costado "tiempo y dinero, nunca me he beneficiado de ellos, pero nunca lo he hecho por obtener rédito", añade.
Así, Ruiz también pasó por la política, fue concejal del Área Económica durante ocho años por el Partido Andalucista, anteriormente en PSA. Gobernaron en coalición con el PSOE (1991), "este fue otro periodo de aprendizaje para mí", destaca el vecino de 71 años.
"Vamos a acabar desapareciendo"
Un juez de paz es la autoridad responsable de evitar y juzgar aquellos comportamientos y actuaciones que alteren la paz en una localidad, de acuerdo con las competencias y procesos establecidos en la Ley. Son órganos judiciales unipersonales con una jurisdicción local. Es decir, estos cargos tienen competencias municipales, pero, con el paso de los años cada vez disponen de menos: "Hasta que llegue el día que no nos quede ninguna", afirma Ruiz.
No se trata de algo nuevo, ni desconocido, ni mucho menos una opinión particular. Objetivamente, los jueces de paz tienen menos competencias que antaño, para los más pesimistas "acabaremos desapareciendo", y para los más optimistas únicamente se conservará una figura más reducida en obligaciones.
El rinconero aún recuerda cuando celebraba juicios de menor cuantía, algo que disfrutaba: "Literalmente actuaba como juez, lo que he querido siempre", esta función desapareció como tal.
Ruiz es de los pesimistas, aunque, en parte, entiende que se actualicen algunas leyes relacionadas, como por ejemplo la del Registro Civil: "Pasa a manos de las nuevas Oficinas Colaboradoras", explica Ruiz. Es decir, los jueces de paz dejan de oficiar bodas.
"La cuestión no es qué opinen los jueces de paz sobre una cosa u otra, la cuestión es cada vez tenemos menos competencias, y parece no muy lejos el día que no tengamos ninguna", añade el rinconero.
De momento, Ruiz no está preocupado por las pérdidas de competencias, "total, lo llevamos diciendo ya bastante tiempo". Él tiene claro que será juez de paz, mientras sea elegido, la salud le permita y siga existiendo dicho cargo. "Es algo que me encanta", expone.
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