La serpiente multicolor de los 101 kilómetros recorre la Serranía de Ronda
José María Sánchez se ha proclamado vencedor en bicicleta de montaña y Joan Marc en la categoría de marchadores
Los 101 kilómetros de la Legión de Ronda 2024, en directo
Las cifras de los 101 kilómetros de La Legión en Ronda
La serpiente multiculor que suponen los 9.000 participantes que han tomado la salida de los 101 kilómetros de La Legión desde la ciudad deportiva rondeña se adentra por los campos de la Serranía. Los más de 5.000 marchadores tienen 24 horas para completar el recorrido y alcanzar la meta situada Alameda del Tajo y que se cerrará a primera hora del domingo.
José María Sánchez, Joan Marc Falcó y Cristina Palomo fueron los tres vencedores en las categorías de ciclistas, marchadores y féminas, respectivamente. Tres victorias con sello andaluz para un sevillano en la modalidad de bicicletas de montaña, un valenciano afincado en Ronda en marcha absoluta y una nerjeña en marcha femenina.
Más allá de los grandes protagonistas entre el reducido grupo de corredores de élite que aspiran a ganar la carrera, los 101 un kilómetros de La Legión son una prueba de superación personal para la inmensa mayoría de los participantes que no aspiran a ganar y que entre su gran objetivo únicamente se encuentra terminar la carrera, tanto para los ciclistas que disponen de 12 horas para hacerlo como para los corredores que cuentan 24 horas.
Tras un año sin celebrar la prueba por la presencia de los legionarios en Líbano en misión de paz este año se notaba que había ganas de 101. “Este año casi me arrancan el mano, hay ganas después de un año sin carrera”, decía el animador de la prueba, Pedro Chito, mientras se daba la salida y buscaba conocer desde dónde llegaban los miles de participantes. Y es que más allá de las 14 nacionalidades presentes hasta Ronda llegan corredores desde todos los rincones de España.
En ambiente en la ciudad deportiva de Ronda se dejaba notar y los vivas reglamentarios y la interpretación del conoció ‘Novio de la Muerte’ se dejaban notar con fuerza entre unos participantes que sí que tenían ganas de volver a sentir esas sensaciones y viviendas que hacen diferente a esta carrera que impulsó.
A partir de ese momento comenzaba la superación personal, el compañerismo y el apoyo de los legionarios en todo momento. A ello se sumaba la animación por cada uno de los municipios por los que los corredoras pasaban. Arriate se lanzó a la calle y prácticamente los participantes se tenían que abrir paso entre el público que les aplaudía para darles ánimo aunque todavía se encontraban en los primeros kilómetros de la prueba.
“He salido el último y adelanté a cuatro o cinco, voy bien”, señalaba un ciclista mientras empujaba su bicicleta subiendo una de las rampas más duras de la carrera y dejaba claro el verdadero espíritu cientunero.
No era menos el ambiente el Alcalá del Valle, la primera de las localidades gaditanas de la comarca por la que pasa la prueba y antes de llegar a la locura de Setenil en la que los corredores reciben un enorme chorro de energía en forma de aplausos y ánimos. Un punto que marca el ecuador y que muchos se marcan como una primera especie de meta en la que deciden si seguir adelante o abandonar si no tienen buenas sensaciones o sufren algún tipo de problema. De hecho, en este punto se encuentra el primero de los puestos de socorro que tienen una suerte de hospital de campaña dotado con médicos, ambulancias, podólogos y fisioterapeutas.
No obstante, a pesar de marcar el ecuador de la prueba, muchos consideran que el verdadero inicio de la carrera es a partir del kilómetro 70 situado en el cuartel de La Legión. A partir de ese momento se encuentra el mayor desnivel y todo concentrado en la parte final del recorrido, algo que consideran muchos que es la verdadera prueba para los corredores que ya acumulan un importante cansancio en sus piernas en ese momento.
Este año, aunque se auguró una temperatura más baja, finalmente el calor se intensificó en la comarca y en la primera parte del recorrido en la que hay pocas sombras se dejó sentir.
Los puntos de avituallamiento de agua acumularon una gran afluencia de participantes en esta parte del recorrido buscando refrigerarse y así mitigar las altas temperaturas. A ello se sumaron los refrescos y las bebidas isotónicas también podían encontrarse en estos puntos.
Además, también podían encontrar diferentes tipos de comida como bocadillos, plátanos, naranjas, chocolate, frutos secos o pequeños tomates. La comida caliente también se servía en varios puntos.
Unos puntos en los que también existe animación y hasta cuentan con dj en algunos casos para crear un ambiente especial de animación.
A ellos se sumaron aquellos que instalaron vecinos en los que ofrecían sandía, melón o gominolas.
Precisamente, el apoyo vecinal es uno de los aspectos que hacen diferente a la prueba, hasta el punto de que muchos ofrecen agua o comida a los corredores, además de ánimos.
Mientras tanto el ambiente también se mantenía en el tramo final a la llegada a Ronda que vivieron tanto los ganadores como los corredores que fueron entrando en la meta que sigue estando ubicada en la Alameda del Tajo, aunque la zona de corredor se trasladó hasta el aparcamiento del antiguo Cuartel de la Concepción. Allí los fisioterapeutas se afanaban en recuperar a los ciclistas que llegaban en la primera parte del día. “Hizo mucho calor, ya tengo una edad y tampoco es que sea el que más entrena aunque sí salgo”, señalaba uno de los ciclistas que estaba siendo atendido.
Una carrera que para esta modalidad termina en una jornada pero que para los marchadores se prolonga a lo largo de dos días y la noche se convierte en su compañera de viaje para aquellos que emplean un mayor tiempo.
A partir de ese momento se inicia una de las partes más duras de la carrera cuando ya solo quedan corredores en el recorrido y tan solo sus luces les descubren en la oscuridad de la noche.
Un tiempo que muchos pasarán apoyándose y que tiene como objetivo conseguir llegar a la meta durante la mañana del domingo antes de que se cierre el cronómetro. Allí les suelen esperar los familiares.
Y es que las familias y amigos también viven sus particulares 101 moviéndose a cambio del recorrido dando apoyo, facilitando comida o ropa en caso de que sea necesario. Algunos de ellos no duran en tirar de mesas y neveras para esperar el paso de sus familiares.
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