Badman Wines, el proyecto de éxito de los repobladores en la Serranía de Ronda
Despoblación
Los sevillanos, Simbad Romero y Manuel Carrizosa, eligieron Ronda para vivir y crear su proyecto empresarial vinculado al vino
Sandra Morillas, la ingeniera agrónoma que regresó a casa para crear vinos de autor
Jóvenes y Serranía de Ronda son dos términos que suelen unirse de forma habitual a la despoblación y a casos de huida a otros lugares buscando mejores oportunidades para desarrollar su vida o formar una familia.
No obstante, no siempre tiene que ser así, como demuestra el caso de Simbad Romero y Manuel Carrizosa, dos sevillanos, enólogos, y amigos desde pequeños, que vieron en Ronda la oportunidad de emprender su proyecto conjunto tras pasar muchos años fuera de España trabajando en algunos de los grupos de producción de vino más importantes del mundo.
El primero de ellos en llegar fue Romero, que tras decidir regresar a España recaló en un importante proyecto en Cataluña, aunque su idea era volver a su tierra. Fue entonces cuando decidió contactar con Martin Kinninger, propietario de una de las entonces emergentes bodegas rondeñas, para ver si había opción de encontrar una oportunidad en la Serranía. Una llamada proverbial, ya que Kinninger estaba buscando un enólogo, por que Romero decidió dejarlo todo y aventurarse a emprender un nuevo camino en el creciente mundo del vino rondeño. No fueron fáciles aquellos inicios, incluida alguna desilusión con algún proyecto para el que colaboró, aunque siguió progresando y buscando su propio futuro.
Fue entonces cuando el destino volvía a poner a Manuel Carrizosa en su camino, ya que su amigo también había recalado en la ciudad del Tajo por amor, y es que su pareja había encontrado trabajo en el hospital rondeño. No obstante, sus inicios fueron todavía más complicados, ya que tras su llegada no logró encontrar trabajo y tan solo recibió una oferta para limpiar cajas durante una vendimia en una bodega, por lo que tuvo que volver a buscar trabajo durante dos años fuera de Ronda.
En ese momento, y con una oferta de Estados Unidos sobre la mesa de Romero, ambos decidieron darle una oportunidad a Ronda y poner en marcha su propio proyecto, Badman Wines.
Aquella idea vino acompañada de diversos trabajos de asesoramiento a otros proyectos de bodegas y que también les posibilitaron poder consolidar su marca a pesar de no contar con unas instalaciones propias. “Estuvimos un tiempo como los caracoles, con Badman moviéndose allá donde nos llevaban nuestros trabajos de colaboración con bodegas locales”.
Ahora, tras haberse convertido en uno de los referentes del mercado local, ambos se muestras muy satisfechos de aquella apuesta por Ronda. “Para mí es la combinación perfecta, una ciudad pequeña en la que tienes tranquilidad y que al mismo tiempo encuentras una oferta complementaria para invertir ese tiempo que no dedicas al trabajo”, explica Carrizosa.
Una opinión muy similar a la que tiene Romero, que pasó de vivir en grandes ciudades a decantarse por el mundo rural, del que ahora se declara un enamorado.
Además, aseguran que no han encontrado más dificultades para llevar adelante su proyecto por situarse en una zona de interior. “Los problemas que puedes encontrar de logística los solucionas con un pequeño complemento, además Ronda nos aporta un flujo de visitantes que sería muy complicado de obtener en otro municipio y para nosotros el enoturismo en una fuente importante”.
Un desarrollo de su proyecto personal que les llevó a tener Ronda como base de su trabajo y desde aquí asesorar a otros proyectos en Andalucía, Galicia o países tan remotos como Australia. Además, dentro de su propia bodega también asesoran: el proyecto Tres Raíces que impulsa Sandra Morillas, una joven rondeña que decidió dar un paso más y pasar de producir uva a tener sus propios vinos.
Además, se encuentran en pleno proceso de crecimiento en Badman Wines, bodega que quieren llegar a una producción de entre 30.000 y 40.000 botellas. “No iremos mas allá porque no queremos perder la esencia del producto exclusivo y de pequeña bodega”, explica Simbad.
Eso sí, a corto o medio plazo tienen entre sus proyectos contar con unas instalaciones que les permitan desarrollar nuevos proyectos como el que están realizando con Sandra Morillas o crear nuevos vinos propios.
Ambos jóvenes representan un claro ejemplo de que vivir, emprender y triunfar desde la llamada España despoblada también es posible.
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