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El enoturismo está teniendo un importante desarrollo en la Serranía de Ronda gracias a más de una veintena de bodegas que en su mayoría reciben visitas o ofrecen catas de sus vinos. Una experiencia que puede realizarse de diferentes formas, ya sea solo una cata o mediante diferentes opciones que ofrecen las bodegas y que llegan a dar hasta comida en mitad de los viñedos.
En estos casos se trata visitas que suelen durar varias horas tras las que los visitantes regresan a sus casas o a sus hoteles, pero existe la posibilidad de ir un paso más allá y poder disfrutar de la experiencia de conocer el mundo del vino y al mismo tiempo alojarse en las instalaciones.
Uno de estos ejemplos lo encontramos en Júzcar. Allí en la Real Fábrica de Hojalata hoy se ofrece la posibilidad de disfrutar de los vinos que se producen con las uvas que se cultivan en una pequeña parcela junto al río Genal y alojarse en unas instalaciones cargadas de historia y que datan del año 1725. Un espacio que está declarado monumento Histórico Industrial y Bien de Interés Cultural.
Las instalaciones cuentan con capacidad de alojar hasta 10 personas, ofreciendo para ello una jornada con una visita histórica para conocer el pasado de una bodega que fue punta de lanza de la metalurgia española, su reconversión a bodega desde sus ruinas y posteriormente poder disfrutar de la cata, comida y desayuno. Todo ello por un precio de 150 euros por persona. Enclavado en un paraje natural de gran belleza, en verano incluso es posible disfrutar de un baño en el río. Una opción para aquellos que quieran combinar naturaleza, historia, vinos y gastronomía.
Mientras tanto, a poco menos de un kilómetro Ronda se encuentran situados el hotel El Juncal y la bodega Lunares. En este caso es posible alojarse en las instalaciones de este establecimiento de cuatro estrellas y disfrutar de una cata en las instalaciones de la bodega. Una combinación perfecta para poder alargar la velada sin necesidad de realizar desplazamientos, ya que el hotel también dispone de restaurante, por lo que es posible crear una jornada completa en un lugar situado junto a unos viñedos.
Una combinación parecida ofrecen el hotel La Perla Blanca y la bodega Badman, ya que, aunque funcionan de manera independiente, sus instalaciones se encuentran en mitad del viñedo y es posible reservar una cata en las instalaciones de la bodega que están contiguas al hotel. Para ello cuentan con la empresa especializada Milamores, por lo que se debe reservar con antelación para encontrar disponibilidad, ya que la bodega también recibe visitantes que no se encuentren alojados en el hotel.
Un establecimiento que entre sus servicios ofrece un desayuno especial que se entrega en una cesta con productos locales e internacionales, a lo que añade unas instalaciones que disponen de piscina y que permiten configurar una experiencia en la que combinar relax y disfrutar de vinos rondeños.
A ellos se suma otra experiencia que ofrece la opción de poder alojarse en una bodega y poder disfrutar de una jornada completa vinculada al mundo del vino. Es el caso de la bodega Chinchilla, en la que disponen de varias habitaciones en las que es posible alojarse y dormir rodeados de viñedos con vistas a la ciudad romana de Acinipo.
En concreto, se trata de 4 suites que tienen un precio de 160 euros por noche y que permiten el poder obtener descuentos en los servicios de visitas guiadas y degustaciones que ofrece la bodega a sus visitantes. Y es que al tranquilo alojamiento para disfrutar del relax en un paraje enclavado en mitad de un encinar centenario se pueden sumar desde degustaciones de vinos por 25 euros hasta degustación con maridaje por 60 euros por persona.
Además de poder disfrutar de la cata de los vinos, también se puede observar el trabajo diario en una bodega que es especialmente intenso si coincide con la época de vendimia, que en el caso de Ronda.
Eso sí, para disfrutar de una experiencia de enoturismo no es necesario pernoctar en la bodega, ya que existe la posibilidad de contratar únicamente una cata o disfrutar de una jornada completa que también incluye la comida, como ofrece la bodega Los Aguilares.
En este caso ofrecen la posibilidad de disfrutar de una comida preparada por un catering local que posibilita comer en mitad de los viñedos tras visitar las instalaciones y realizar la cata de sus vinos. Una opción que ofrece la posibilidad de degustar sus referencias de una forma más tranquila y amena en mitad de la naturaleza y alejado del ruido de las calles.
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