Mantecados 'divinos' para la Navidad

Gastronomía

Las Hermanas Franciscanas de Ronda trabajan intensamente estos días en su obrador para atender la importante demanda de sus dulces típicos

Mantecados a cinco pesetas, la curiosa oferta de una empresa de Antequera

Antequera, tierra de mantecados

Hermanas trabajando en el obrador.
Hermanas trabajando en el obrador. / Javier Flores

Llega la Navidad, las ciudades se llenan de adornos navideños y las estanterías de los supermercados de dulces típicos como los mantecados. Cada año aparecen antes y a estas alturas del año muchos han tenido que reponer existencias en varias ocasiones.

No obstante, entre tanta oferta industrial que en ocasiones hace casi imposible decidirse, los dulces navideños que se elaboran con recetas ancestrales entre los muros de los conventos siguen teniendo una especial predilección entre los amantes de estos dulces.

Entre el silencio de los muros de los conventos las hermanas se afanan por atender los pedidos que van recibiendo en un proceso artesanal que sigue conservando las mismas técnicas el pasado. Eso sí, con la ayuda de algunos colaboraciones han podido introducir algunas modernizaciones para el amasado y hornos que facilitan el trabajo.

No obstante, el secreto de sus elaboraciones siguen estando en sus recetas secretas y el trabajo de las hermanas, que estos días se sientan entorno a la mesa para dar forma las muchas variedades de dulces que elaboran y que les suponen una ayuda para poder atender los gastos que tienen sus instalaciones.

Hermana pasando por azúcar los roscos de vino
Hermana pasando por azúcar los roscos de vino / Javier Flores

Uno de estos conventos es el regentado por las Hermanas Franciscanas que está situado en el barrio de San Francisco en Ronda y que cuenta con una larga tradición pastelera.

Allí las hermanas trabajan en su obrador como una máquina perfectamente engrasada para producir hasta 20 tipos diferentes de dulces. Solo cruzar la puerta de entrada y ya se siente ese efecto que suelen provocar los conventos y que hacen sentir que estamos en un lugar especial, un sitio diferente. Silencio. Un largo y sencillo pasillo de cal blanca jalonado con algunas imágenes sagradas lleva hasta las puertas del obrador.

En su interior, las hermanas está cada una dedicada a su tarea, mientras un grupo está dando forma a los mantecados con sus manos, otro está pendiente del proceso de amasado y un tercero se concentra en el horno y posteriormente pasar por azúcar los dulces.

La llegada de visitantes altera por unos minutos su tranquilidad, aunque pronto recobran el ritmo de trabajo. No hay tiempo que perder y tampoco les gusta demasiado hablar. Ellas no conceden especial mérito a lo que hacen, es su trabajo, su día a día, aunque para los pocos que tienen el privilegio de verlo resulta asombroso las primeras veces.

Hermana preparando un pedido.
Hermana preparando un pedido. / Javier Flores

Mientras siguen con su trabajo explican que el secreto reside en ese mimo que le ponen a sus productos y su elaboración artesanal, que este año les llevará a transformar unos 800 kilos de harina en dulces navideños.

Mantecados, polvorones o roscos de vino son los que mayor demanda tienen en estos momentos, aunque estos caprichos divinos también cuentan con gañotes, mazapanes en forma de peces, empanadillas o batatines tienen una gran demanda también.

Unos mantecados conventuales que tienen un importante reclamo en la ciudad, ya que son varios los conventos que los elaboran en la ciudad del Tajo, aunque en los últimos tiempos cuentan con pedidos del exterior y los visitantes también buscan conseguir estas elaboradores diferentes a las existentes en el mercado tradicional.

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