Ronda nocturna, la ciudad más desconocida

Turismo

El recorrido por el conjunto histórico descubre plazuelas y monumentos iluminados con una imagen totalmente diferente a la diurna

El bullicio de las mañanas que llega casi a la saturación de algunos puntos se transforma en tranquilidad y hasta soledad

Ronda, destino gastronómico

Turista observa el atardecer sobre el Puente Nuevo de Ronda
Turista observa el atardecer sobre el Puente Nuevo de Ronda / Javier Flores

Ronda, como uno de los principales destinos turísticos de interior no es ajena a los problemas de masificación. Un problema que es especialmente visible durante aquellas horas de la mañana que coinciden con la llegada masiva de turistas que no pernoctan en la ciudad. Unos grupos que en algunos casos tan solo permanecen en la misma el tiempo necesario para conocer algunos de los principales reclamos como el Tajo, Puente Nuevo o la plaza de toros sin tener mucha repercusión económica más allá de los gastos en guías o algunas pequeñas compras que puedan realizar.

Frente a esta ciudad que por momentos llega a ser incómoda para los propios viajeros que buscan conocer la ciudad de forma tranquila, existe una Ronda nocturna y de tardeo que poco o nada tiene que ver con la imagen que se puede vivir por la mañana y que es mucho más desconocida.

Mientras en las primeras horas casi hay que pelear para encontrar un hueco para hacerse una fotografía con el Puente Nuevo como fondo, llegado el atardecer la imagen cambia y aquellos que decidieron pernoctar pueden disfrutar de todo su esplendor acompañado por los conocidos atardeceres de la ciudad, muy apreciados por los turistas de origen asiático.

Colegiata de Santa María la Mayor de la Encarnación.
Colegiata de Santa María la Mayor de la Encarnación. / Javier Flores

Es a partir de este momento cuando comienza a vivirse otra Ronda que muchos de aquellos que la visitan desconocen a no dormir en la ciudad o hacer la visita durante las mañanas.

Pasear por las calles de su casco antiguo ya no es formar parte de una especie de río humano que en ocasiones casi te lleva a su antojo. Con el atardecer toca poder pasear tranquilo por sus callejuelas alejado del murmullo y descubriendo hasta el canto de los pájaros que habitan en la vegetación de sus pequeñas plazuelas o el ruido de las fuentes.

Conforme avanzan las horas y cae la noche emerge otra ciudad en la que sus principales monumentos iluminados comienzan a tomar un protagonismo especial con el Puente Nuevo como principal protagonista.

Algunas terrazas en la céntrica plaza del Socorro.
Algunas terrazas en la céntrica plaza del Socorro. / Javier Flores

Desde la zona de los Molinos se puede apreciar su imponente figura uniendo las cornisas del Tajo en una imagen que sorprende a todos aquellos que la descubren. Allí, las casas situadas al filo del abismo todavía parece más imposible que puedan mantener ese equilibrio y ser una especie de prolongación.

Estas terrazas, varias de ellas reconvertidas en restaurantes, son una de las opciones para disfrutar de la habitual bajada de temperatura nocturna mientras se disfruta de una comida o una copa de vino con el principal monumento de la ciudad como telón de fondo.

Casas situada al borde del Tajo de Ronda
Casas situada al borde del Tajo de Ronda / Javier Flores

Durante el recorrido por el casco antiguo también encontraremos iluminados otros monumentos como la colegiada de Santa María la Mayor, iglesias, el Palacio de Mondragón o el histórico edificio del Ayuntamiento. Todos ellos situados en la zona de la Ciudad.

Cerca de allí más murallas que discurren entre el barrio de San Francisco y las proximidades del barrio de Padre Jesús toman el protagonismo nocturno con la iglesia del Espíritu Santo como protagonista.

En esta zona existen nos caminos que también han sido iluminados y que permiten recorrer las murallas tanto por el interior como por el exterior.

Entrada principal a la plaza de toros
Entrada principal a la plaza de toros / Javier Flores

Unos caminos que han sido vuelto a iluminar recientemente tras los daños sufridos por las luminarias que se instalaron en un primer momento tras la rehabilitación del camino.

Una vez en Padre Jesús accedemos a una de las imágenes más desconocidas de la ciudad del Tajo y que más cambia durante la noche porque casi todos sus monumentos están iluminados. Los dos puentes más antiguos de la ciudad, baños árabes y la subida hacia el Arco de Felipe V ofrecen un conjunto nocturno de gran belleza y que sigue siendo uno de los grandes desconocidos. También los primeros tramos del propio Tajo se encuentran en este punto y también están iluminados dando una visión muy diferente a la del día.

Turistas paseando por el Arco de Felipe V
Turistas paseando por el Arco de Felipe V / Javier Flores

Tampoco puede faltar en este recorrido un paseo por la popular Carrera Espinel, la principal calle peatonal y comercial de casi un kilómetro de longitud y que a estas horas vuelve a ser un lugar mucho más tranquilo y en el que poder hacer una parada para tapear, tomar un helado o un café en sus numerosos negocios de hostelería. Y si imprescindible es recorrer Carrera Espinel, tampoco puede faltar una visita a la Alameda del Tajo antes de que cierre.

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