Ruta de Ronda a Jimera de Líbar a través de Benaoján

Senderismo

Caminante, no hay camino

¿No, verdad?

A lo mejor es que a Machado nunca le salieron ampollas

La visión del Puente Nuevo sobre el Tajo de Ronda se puede disfrutar durante la ruta. / Javier Flores
Francisco M. Romero

21 de enero 2020 - 08:30

Ficha

Ruta: lineal.

Distancia: 22,5 kilómetros aprox.

Dificultad: media.

Inicio: Ronda.

Meta: Jimera de Líbar.

Tiempo: 7 horas.

Hito principal: Benaoján.

La senda que conecta a Ronda con Jimera de Líbar arranca por uno de los accesos históricos de la ciudad rondeña y transita por un territorio de gran belleza y valor medioambiental, como las escarpadas laderas de la Sierra del Algarrobo, el cauce del río Guadiaro o los dominios del Parque Natural Sierra de Grazalema.

La ruta parte, como hemos dicho, desde Ronda en la plaza de María Auxiliadora. Es lineal y tiene una longitud de 22 kilómetros y medio, por lo que, al menos, nos llevará siete horas completarla.

La plaza de María Auxiliadora se encuentra en pleno centro histórico, junto a unas balconadas que asoman a la Hoya del Tajo de Ronda. Desde aquí, parte el camino, por la conocida como Cuesta del Cachondeo y, atravesando la Puerta del Viento, llegamos al Mirador del Tajo, la profunda brecha que separa en dos el casco urbano.

Hay numerosas acequias que recorren la Hoya del Tajo para llevar el agua a los molinos harineros en desuso, a la central hidroeléctrica y a las fructíferas huertas que se expanden sobre bancales en los contornos del cauce del Guadalevín.

La puerta del Viento y la bien inconfundible Picha del Moro. / malaga.es (Rafael Flores)

Continuamos caminando y enfilamos hacia el Puerto de la Muela, donde nos aguardan vistas espectaculares del Tajo y de la ermita rupestre de la Virgen de la Cabeza.

El Puerto de la Muela, a tres kilómetros desde el inicio, se alcanza tras un fuerte repecho. Desde este balcón natural descendemos entre casas de campo por la cañada real del Campo de Gibraltar, con la que compartiremos ruta. El carril conduce a la carretera que enlaza a Ronda y Benaoján, por la que hay que continuar medio kilómetro, y luego nos llevara, a los cinco kilómetros del comienzo, a la Junta de los Ríos.

A partir de la Junta de los Ríos seguimos el río Guadiaro. / Javier Flores

En este punto se unen el río Guadalcobacín y el río Guadalevín. A partir de este punto, el río se conoce como Guadiaro. Más adelante cruzamos el arroyo del Cupil y, tras cruzar la vía del tren por el paso a nivel, nos adentramos en los dominios del Parque Natural Sierra de Grazalema.

A partir de este punto, marcharemos en paralelo con el río Guadiaro hasta alcanzar, en el kilómetro siete de la ruta, el fresno de la Pasada de Gibraltar, en donde dejamos atrás el término municipal de Ronda y penetramos en el de Benaoján.

El famoso fresno de la Pasada de Gibraltar en un día de lluvia. / malaga.es (Miguel Angel Mateos)

Así, el camino vadea el Guadiaro y prosigue en dirección a la Cueva del Gato, Estación de Benaoján y Benaoján. Seguimos al frente, ascendiendo, y en el kilómetro diez de la ruta, alcanzamos el Puerto de Ronda, altozano que nos ofrece una magnífica visión de la sierras de Benaoján y Montalate.

Desde este punto, comenzamos el descenso hacia Benaoján, célebre, entre otros motivos, por albergar la Cueva de la Pileta, uno de los santuarios del arte rupestre más importante a nivel mundial.

Benaoján esta a cerca de los doce kilómetros del inicio, casi en el ecuador de la ruta, por lo que bien puede ser la meta final de este sendero. Todo dependerá de hasta dónde lleguen nuestras fuerza.

Cauce del Nacimimiento de la Estación de Benaoján. / Javier Flores

Para retomar el camino iniciamos un descenso hacia la Estación de Benaoján. Desde arriba se observa el Nacimiento de Benaoján o de los Cascajales, de donde mana el acuífero de Sierra de Líbar. En periodos de fuertes precipitaciones, el espectáculo del agua aflorando es llanamente espectacular.

La barriada de la Estación de Benaoján, a trece kilómetros, surge a raíz de la construcción de la línea férrea Bobadilla-Algeciras y desde ella se pueden realizar itinerarios de gran interés, siendo especialmente recomendables los que conducen a la Cueva del Gato y el que sube a la Cueva de la Pileta.

La Cueva del Gato tiene una belleza salvaje. / M.H.

Nosotros, por nuestra parte, continuamos hacia Jimera de Líbar cruzando el puente sobre el Guadiaro y alcanzando el paraje de la Fresnedilla. Tras un leve descenso, el carril se topa con el puente sobre el arroyo del Agua y, mas adelante, con las ruinas de la venta del Arroyo del Agua.

Tras este punto, toca otra vez subir para coronar, a quince kilómetros del arranque, el Mirador de las Angosturas.

Este hito del camino ofrece una bella visión de las Angosturas, el tramo excavado por el Guadiaro en el terreno. La línea férrea solventa la accidentada geografía a través de un túnel al que llegaremos siguiendo el sendero.

Las ruinas de la venta del Arroyo del Agua. / malaga.es (C. Carlos Guerrero Barragán)

Una vez travesado, comienza un descenso que nos conduce hasta la propia orilla del río. Esta parte del sendero se puede inundar con las crecidas en épocas de lluvias por lo que prestaremos especial cuidado.

Desde aquí, comienza otro ascenso para coronar un puerto dominante, desde el que descenderemos hasta el arroyo Seco a diecisiete kilómetros. ¡Ánimo, que ya queda poco! De hecho, estamos en los límites del municipio de Jimera de Líbar.

Toca ahora descender por la cuesta de los Recoveros. Lo reconoceremos porque una malla de protección la recubre. Por ello, tendremos que andar con precaución pues hay mucha piedra suelta y los hierros que sujetan la malla no están protegidos. Resuelto el trance, continuaremos hasta la Estación de Jimera, a 21 kilómetros del arranque.

El río Guadiaro a su paso por Jimera de Líbar. / malaga.es (C. Carlos Guerrero Barragán)

Al igual que la Estación de Benaoján, la de Jimera surge al amparo de la actividad que proporciona la línea Algeciras-Bobadilla.

Y poco más: en un kilómetro y medio habremos alcanzado Jimera de Líbar, donde un gran número de carteles informan de la red de senderos de la Serranía de Ronda y del interés turístico que esta posee. Además, como siempre, un suculento almuerzo nos estará esperando, ya que estaremos famélicos de una caminata como esta.

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