Los dulces por el centenario de las Carmelitas descalzas de Ronda llegan al Vaticano

Gastronomía

La web oficial de la Santa Sede se hace eco de la elaboración creada por el pastelero rondeño David Verdú

Ronda, capital de los dulces conventuales

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David Verdú muestra dos de las tartaletas. / Javier Flores

Las Carmelitas Descalzas de Ronda están celebrando su año jubilar con motivo de su centenario y lo hacen con diferentes actividades con la esperanza de que la pequeña comunidad que reside en el monasterio del Corazón Eucarístico de Jesús de Ronda pueda recibir nuevas vocaciones y así poder continuar su labor en la ciudad del Tajo, en las que también son muy apreciadas por su repostería y por la custodia de la mano incorrupta de Santa Teresa.

Unas actividades en las que está muy implicado el sacerdote rondeño, Salvador Aguilera, que desarrolla su actividad en el Vaticano y que fue el encargado de oficiar la primera misa de esta celebración.

Además, Aguilera pensó el realizar un homenaje a las Carmelitas en forma de dulce, por lo que propuso al pastelero rondeño, David Verdú, realizar una elaboración conmemorativa con motivo del centenario para así también acercar a la calle esta celebración de un modo muy especial.

Aceptado el reto, Verdú se propuso darle forma a un producto que tuviese una vinculación directa con la congregación y por ello optó por una tartaleta cubierta de chocolate que en su interior llevaría una combinación de nata y trufa para así hacer alusión a los colores del hábito de estas monjas. Además, en la parte superior también cuentan con medallón conmemorativo de la efemérides a base de chocolate blanco y sobre el que lleva impreso el nombre en manteca de cacao el logotipo creado para esta fecha en el que también se incluye la mano de Santa Teresa.

Una elaboración que también llegó a la propia sede del Vaticano en la que su web recogió el inicio de estas actividades y la realización de este dulce conmemorativo. "No pensamos que podía llegar tan lejos", dice Verdú, que se muestra muy orgulloso de que se peque contribución para reconocer el trabajo de estas monjas se vea reconocido de este modo.

Una idea a la que han dado forma en el obrador de la pastelería para ponerla a la venta y que llegue a todos los públicos. Además, asegura que está teniendo una muy buena acogida por parte del público en general y ya se han vendido más de 200 de ellas. Una elaboración que también llegó a las propias hermanas que han tenido la ocasión de probarlas. "Le enviamos desde la pastelería un pequeño detalle para que ellas también pudiesen degustarlas", señala Verdú.

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