Fiscalidad especial y mejora de las comunicaciones, dos reivindicaciones contra la despoblación en la Serranía de Ronda
La autovía a Málaga y la mejora de la carretera a la Costa del Sol, que nadie termina de hacer, se consideran fundamentales
La población crece o se mantiene en 71 municipios de la provincia, donde la capital gana 5.253 residentes

La despoblación sigue afectando a diferentes municipios de la provincia de Málaga con la Serranía de Ronda como una de las zonas más afectadas. En concreto, el Valle del Genal es una de las áreas que más sufre la pérdida de población en una comarca que lucha por mantener habitantes y frenar la sangría anual.
Aunque en este año la capital de la Serranía resistió y hasta logró ganar algo más de un centenar de vecinos, la comarca sigue aglutinando a la mayoría de los municipios que más habitantes pierden como, Alpandeire, Júzcar, Genalguacil o Cartajima. También las localidades con menos niños de 0 a 4 años son de la Serranía, con Júzcar, Cartajima, Benadalid y Pujerra encabezando esta clasificación.
Una situación que se vive con cierta desesperanza en muchos de los municipios por la falta de acciones generales para luchar contra este problema. Alcaldes y vecinos coinciden en la no apuesta de las grandes administraciones para poner freno a la pérdida de población.
La sensación de que nadie hace lo suficiente es generalizada y muchos se sienten abandonados por Gobierno central, Junta de Andalucía y la propia Diputación de Málaga. “Más allá de los discursos políticos vacíos, lo cierto es que los pueblos pequeños no interesan, somos vistos únicamente como cifras electorales y, como representamos pocos votos, nuestras necesidades son ignoradas”, afirmó el alcalde de Genalguacil, Miguel Herrera. Una visión que comparten otros regidores en la comarca.
Entre los alcaldes la fórmula está clara para revertir la situación. Fiscalidad especial para las zonas rurales y mejora de las comunicaciones, tanto internas como externas de la comarca. Sin estos dos aspectos tienen claro que seguirán perdiendo habitantes y no llegarán inversiones que puedan generar oportunidades de trabajo que hagan a los más jóvenes plantearse no emigrar de sus pueblos hacia la costa o grandes ciudades.
Los alcaldes de Júzcar, Benarrabá, Jimera de Líbar o Genalguacil coincidían en la necesidad de tener incentivos especiales para atraer población e inversiones, aunque todo ello lo vinculan a una notable mejora de las carreteras. Todos coinciden en la importancia de tener una autovía hacia Málaga y una buena carretera con la Costa del Sol. Proyectos que se han anunciado de forma reiterada por gobiernos de diferentes colores políticos pero que ninguno ejecutó.
“Una autovía es fundamental para la comarca, al igual que exista un plan concreto con fechas fijadas para ampliar las carreteras internas”, señaló el alcalde de Júzcar, Francisco Lozano. En su caso han perdido inversiones porque llegar a la localidad con vehículos de mediano o gran tamaño es dificultoso.
Por su parte, Miguel Herrera, más allá de las críticas a Gobierno central y Junta, lamentó que no exista más apoyo por parte de la administración que considera que debería ser más cercana. “La Diputación está fallando en su misión, en lugar de priorizar zonas más vulnerables invierten en eventos y proyectos que nada tienen que ver con nuestra realidad”, afirmó.
Por su parte, el alcalde de Jimera de Líbar, Francisco Lobo, también reclamó ayudas para la construcción de nuevas viviendas. “Tenemos el problema de la vivienda y necesitamos ayudas para poder construir”, afirmó. Y es que, aunque pueda resultar paradójico, entre la apuesta por el turismo y las familias que conservan sus casas aunque no viven en los pueblos, la oferta de viviendas es escasa en algunos pueblos.
Diputación pide una fiscalidad rural
Mientras tanto, desde la Diputación de Málaga la diputada responsable del área de Despoblamiento, Toñi Ledesma, también reconoció que existe una asignatura pendiente al no dotarse a estas zonas de una fiscalidad rural especial, aunque apuntó a que se trata de un aspecto que debe implementar el Gobierno central. “Las administraciones tienen que sentarse para tomar medidas importantes, no puede pagar lo mismo un negocio en calle Larios que en la plaza de Benaoján”, apuntó Ledesma, que también fijó la mejora de las comunicaciones en general como otro de los retos de la Serranía.
En cuanto a las competencias directas de la Diputación, sostuvo que han sido muy diferentes las acciones que se han puesto en marcha para tratar de apoyar a las pequeñas poblaciones en ámbitos como la digitalización, cheque bebé, agricultura ecológica, gestión forestal, captación de nuevos vecinos o la puesta en marcha de recursos turísticos como el Caminito del Rey o la Gran Senda.
En concreto, sobre algunos aspectos que reclaman los alcaldes, como la mejora de las comunicaciones, Ledesma señaló que “a lo mejor es una asignatura pendiente, pero estamos haciendo mucha inversión”. Además, resaltó el alto coste de estos proyectos que pueden rondar el millón de euros por kilómetro de carretera.
Ledesma también se mostró partidaria de una “revolución burocrática” en las administraciones que puedan hacer que los pequeños municipios puedan hacer frente a sus gestiones con poco personal.
Repobladores
Mientras tanto, algunos repobladores como Mario, que regente un bar y la piscina en Cartajima. “He vivido en Lima o Madrid y no hay comparación, aunque no descubres las ventajas de un pueblo hasta que tienes cierta edad.”
Convencido de su apuesta por vivir en un pequeño pueblo, ha asegurado que "ni en una gran ciudad se gana tanto ni en un pueblo tan poco". En este sentido, ha recordado la pérdida de tiempo libre que le suponía en la capital de España tener que emplear tres horas diarias para ir y regresar de su trabajo, a lo que añadía el elevado coste de la vida que tenía que asumir. "Aquí aparco todos los días en mi puerta, el médico me ve en el día si me hace falta, tengo el hospital a 20 minutos y la costa a poco más de media hora", ha apuntado.
Otro caso es el de Alejandro, que dejó Barcelona para instalarse en su Júzcar natal. “Valoro mucho la tranquilidad, aunque a mi esposa le costó un poco al principio”, ha señalado. Ahora, tras la adaptación, van a ser padres y han comenzando a valorar otros aspectos que se siguen encontrando en los pequeños pueblos. "Aquí la gente es muy familiar, cercana y cariñosa", ha explicado mientras coloca las sombrillas del bar del pueblo en el que encontró trabajo al poco de llegar.
Y es que a falta de soluciones globales, el turismo es la principal herramienta que en estos momentos permite fijar población y crear empleo. Un caso particular es el de Júzcar, que tras ser el escenario de la presentación de la película Los Pitufos encontró su mejor herramienta para crear economía. En la actualidad cuenta con 6 bares, un quiosco, hotel y varias tiendas de souvenirs.
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