Definiendo la próxima vendimia de la Serranía de Ronda

Viticultura

Bodegas de la Serranía limitan la carga de las cepas para mejorar la calidad y buscar la mejor bienestar de la planta

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Trabajos en los viñedos de la bodega Conrad. / Javier Flores

Las abundantes lluvias y la llegada del buen tiempo también han tenido un efecto directo en los viñedos de la Serranía de Ronda que han brotado con fuerza. “Hacía mucho tiempo que no lo veía así”, señala Rodrigo Nieme, enólogo de la bodega rondeña Conrad mientras observa las cepas que rodean las instalaciones.

A pocos metros de allí el equipo de campo trabaja en la denominada poda en verde para definir la producción de la próxima vendimia y también crear las condiciones en la planta que faciliten la correcta aireación de la misma para evitar enfermedades y al mismo tiempo conseguir la mejor maduración posible de la uva cuando llegue el momento. Un hecho que tendrá una repercusión directa en la próxima añada de vinos

Un trabajo que en estos días se está realizando en las bodegas en una lucha contra el calendario, ya que hay poco margen para realizarlo sin causar heridas de importancia a la planta aprovechando que las yemas están tiernas y pueden retirarse con las manos sin recurrir a ningún tipo de herramienta.

“Es complicado llegar a tiempo cuando gestionas una cantidad de hectáreas importante como es nuestro caso”, señala la directora técnica y enóloga de la bodega Cortijo Los Aguilares, Bibi García.

Además, resaltó la importancia de este trabajo más allá de la propia definición de la producción, ya que también considera que juega un papel muy importante para el bienestar de la planta y el crecimiento de la propia uva.

Estado actual de las cepas tras brotar. / Javier Flores

Un planteamiento en el que coincide su compañero Vicente Inat, enólogo de las bodegas Lunares y Descalzos Viejos. “Es importante tener un reparto adecuado y que haga homogénea la producción”, señala, al tiempo que destaca también el papel que juega este trabajo para evitar la posible llegada de enfermedades por un exceso de humedad en el interior de la misma.

“En nuestro caso podemos retirar entre un 30% y 40% de exceso de producción en este momento”, dice Inat. Y es que aunque en la poda de invierno se pueda definir qué se quiere que haga la planta luego pueden producirse más brotes de yemas de los deseados que también se retiran ahora.

En este mismo sentido se pronuncia Federico Schatz, histórico bodeguero rondeño y que concede a este momento un aspecto “crucial” a la hora de crear la producción de la próxima vendimia.

“Es un trabajo esencial para dejar en la planta la uva que queremos y así poder regular su creciendo y la calidad de la misma”, señala. En este sentido, explica que de no hacer este trabajo la planta podría llegar a producir entre 10 y 15 kilos de uva en racimos irregulares, de menor calidad y con una maduración irregular.

“Nosotros dejamos solo 16 yemas para que cada cepa tenga una producción aproximada de 1,6 kilos, así logramos que sean racimos de mejor calidad y que tenga una maduración más homogénea”, señala.

Al igual que sus compañeros también destaca el papel que juega este sistema para el bienestar de la planta y reducir el estrés de la misma para mantener el follaje y el adecuado crecimiento de los racimos.

Eso sí, todos coinciden que este trabajo tiene sus riesgos al realizar en una época en la que todavía existe un riesgo de heladas

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