El regreso del tomate rosa de la Indiana, en Ronda
Agricultura
Tiene características parecidas al corazón de toro y era muy apreciado a en la Serranía de Ronda
Seis productores ya cuentan con la primera cosecha de esta variedad
Ronda/Rosa claro, piel fina, carnoso, dulce en boca y muy aromático. Así podría definirse en una ficha de cata el tomate rosa de la Indiana (pedanía de Ronda) que ya puede volverse a encontrar en el mercado. Eso sí, de momento se trata de una primera campaña con una producción “pequeña” que es fruto del proyecto experimental de recuperación de esta especie de la comarca rondeña que ha sido desarrollado por el Banco de Semillas de la Serranía y la Universidad Rural Paulo Freire.
En la actualidad son seis los productores que están cultivando esta variedad de tomate que era muy apreciada pero que debido a su mayor coste de producción y dificultad para el manejo fue perdiendo terreno frente a otras variedades más comerciales y que son más fáciles de transportar y recolectar.
No obstante, la tendencia actual está llevando nuevamente al consumidor a optar por este tipo de variedades al contar con un sabor mucho más intenso, hasta el punto de que algunos restauradores lo definen como el “jamón ibérico” de la huerta.
Precisamente, el proyecto busca recuperar especies de productos que puedan hacer que las huertas puedan ser atractivas para los agricultores y para aquellos jóvenes que busquen una oportunidad laboral en el mundo rural.
Desde los colectivos que han impulsado el proyecto han lanzado un mensaje para que los restauradores locales prueben este tomate y puedan incorporarlo a sus cartas, ya que se trata de un producto de gran calidad y producido en la propia Serranía, por lo que pondría darles un valor añadido al ofrecer productos de proximidad.
Precisamente, la llamada dieta de kilómetro 0 es una de las tendencias actuales en alimentación, tratando de potenciar los productos locales dentro del mercado gastronómico de cercanía.
En este sentido, apuntan a que se trata de un tomate que presenta una gran jugosidad, sabor dulce y poca presencia de semillas, por lo que es una variedad muy adecuada para comer sin necesidad de que tenga que ser cocinado.
Eso sí, su proceso de cultivo es más lento que el de otras variedades y en la Serranía de Ronda sus primeras unidades se recolectan en el mes de agosto. No obstante, si las condiciones climatológicas lo permiten y las plantas se conservan en condiciones adecuadas la producción puede llegar hasta el mes de noviembre.
Además, al tratarse de tomates que pueden llegar a superar el kilogramo de peso necesitan un proceso de maduración mucho mayor que otras variedades, por lo que el tiempo entre su nacimiento y recolección también es más prolongado.
En este proceso los responsables del proyecto también consideran que el cultivo tradicional sin utilizar productos químicos también aporta un plus de calidad a este tomate que ya puede comprarse directamente a sus productores y en algunos comercios de la ciudad del Tajo.
Además, también cuentan con presencia en los restaurantes del albergue de Los Molinos y el hotel ecológico Cueva del Gato, y es que ambos cuentan con su propia producción de tomate rosa de la Indiana.
Un proyecto que espera poder recuperar en el futuro un mayor número de variedades locales y así aumentar el número de productos que lleguen al mercado de proximidad, y es que su objetivo es hacer productos de máxima calidad sin entrar en grandes producciones.
De momento, ya existirían algunos jóvenes interesados en el alquiler de fincas para puesta en marcha de huertas dedicadas al cultivo de forma tradicional y ecológica, algo que se espera que pueda contribuir a asentar la población.
Es el caso de uno de los productores de estos tomates, que desde hace unos años se asentó en Benalauría procedente de Cádiz para poner en marcha su proyecto vinculado a huerta y la agricultura tradicional.
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