Los vinos rondeños, en pleno crecimiento
Agricultura
La bodega Doña Felisa está construyendo unas nuevas instalaciones, mientras la bodega Huerto de la Condesa acometió un profunda remodelación de su sede
Los vinos de Ronda, embajadores internacionales
El sector del vino rondeño vuelve a vivir un momento dulce con la renovación de algunos de los proyectos que ya existen y la llegada de nuevas bodegas, lo que supondrá una importante inversión a corto y medio plazo.
Una de las bodegas que se encuentra inmersa en un mayor proceso de transformación es Doña Felisa, una firma familiar dirigida por la familia Losantos que tras asentar sus vinos en el mercado ahora han decidido dar un nuevo paso para ampliar sus hectáreas de viñedos y construir unas nuevas instalaciones que le permitirán duplicar la producción con la que cuentan en la actualidad y tener potencia para transformar hasta 500.000 kilos de uva.
Unas nuevas instalaciones que se ubican en mitad de un viñedo de 20 hectáreas que se encuentra ya en producción y que se ubica en las proximidades de las ruinas del yacimiento de la ciudad romana de Acinipo, una urbe conocida por acuñar sus monedas con un racimo de uva.
La nueva bodega tendrá un coste de unos 3,5 millones de euros, estando en estos momentos en su fase final del proyecto que cuenta con una inversión de unos 2 millones de euros. En concreto, se prevé que para final de año las obras puedan estar finalizadas y en los primeros meses de 2024 se produzca el traslado desde sus actuales instalaciones a la nueva ubicación, en la que se concentrará toda la operativa de la empresa, desde el procesado de la uva hasta su comercialización final.
Con anterioridad se había procedido a la plantación de los viñedos que rodean a la bodega y que este año ya han dado su primera cosecha, aunque, según indicó el responsable de Doña Felisa, José María Losantos, “todavía fue algo muy testimonial”.
Una vez que encuentran en plena producción la bodega pasará a gestionar unas 50 hectáreas de viñedos, estando previsto que puedan pasar de las aproximadamente 160.000 botellas anuales que producen en la actualidad a unas 300.000 botellas al año.
“El próximo año tenemos que realizar aquí la vendimia porque en las actuales instalaciones ya no tenemos capacidad para ese volumen”, señaló Losantos, que también destacó el hecho de que se trate de unas instalaciones energéticamente autosuficientes, ya que generarán su propia electricidad mediante un sistema de placas solares. Incluso está proyectado que se cuenten con sistemas de recarga de vehículos eléctricos para las personas que visiten la bodega.
Y mientras Doña Felisa se aproxima a la recta final de sus obras, otra bodega rondeña, Huerto de la Condesa, se encuentra realizando los últimos retoques en sus instalaciones tras una amplia reforma de las mismas. Además, también tiene previsto ampliar en nueve las hectáreas que explota en la actualidad, estando previsto tener en los próximos años una veintena de hectáreas de viñedo y una producción que pase de las 25.000 botellas anuales de la actualidad a unas 80.000 botellas, según explicó el responsable de la misma, Luis Cepedano.
Además, en las instalaciones de la bodega situadas dentro del casco urbano rondeño también se acometió la remodelación de las zonas de transformación, sala de catas y el acondicionamiento exterior, habiendo puesto ya en marcha la realización de catas con la particularidad de no tener que salir de la ciudad.
Unos trabajos y unas nuevas plantaciones que conllevarán una inversión aproximada de alrededor de 1 millón de euros una vez que se encuentre todo el proceso completado.
A estas actuaciones que ya se encuentran en marcha se sumará a medio plazo un nuevo proyecto que ya cuenta con su propio viñedo en producción, mientras sus nuevos propietarios tienen previsto retomar el proyecto ya existente para la construcción de una bodega que no se había materializado.
Mientras tanto, en otras bodegas reclaman una normativa específica que les permita en poder ampliar sus instalaciones para adaptarlas a las necesidades que están teniendo como causa del momento que vive el sector convertido también en un reclamo turístico con la llegada de numerosos enoturistas. Es el caso de la bodega Descalzos Viejos, cuyo propietario, Francisco Retamero, explica que “tenemos la necesidad de contar con instalaciones para atender a los enoturistas”.
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