La depresión aun despierta bulos que alimentan el estigma social

Salud mental

Un informe promovido por Lundbeck analiza las falacias más comunes en redes

El riesgo de tener depresión, ¿cómo influyen los genes?

Dos estudiantes prestan atención a sus teléfonos móviles en un centro universitario.
Dos estudiantes prestan atención a sus teléfonos móviles en un centro universitario. / Koen Van Weel / EFE
R.N.

13 de enero 2025 - 13:19

El tabú que rodea la depresión no solo dificulta su comprensión, sino que también fomenta la proliferación de mitos y bulos que afectan tanto a la percepción social como a quienes la padecen. Este problema relacionado con la difusión de información en redes sociales ha sido abordado en el informe ‘Mitos y Bulos sobre la depresión: efectos, ejemplos y consejos para combatirlos’, elaborado por Maldita.es en colaboración con Lundbeck, que subraya la relación bidireccional entre la desinformación y la depresión. Mañana, 13 de enero, se celebra el Día Mundial de la Depresión.

Según el estudio, las redes sociales han jugado un papel ambivalente en esta cuestión. Por un lado, han permitido abrir conversaciones, compartir experiencias y construir comunidades en torno a la salud mental. Por otro, la falta de conocimiento experto en muchos contenidos hace que se difundan creencias erróneas y perjudiciales sobre esta enfermedad.

La iniciativa ha recopilado los diez bulos más habitualmente compartidos en redes. Entre los mitos más comunes está la idea de que la depresión es una señal de debilidad, cuando en realidad puede afectar a cualquier persona, independientemente de su fortaleza emocional.

El informe también indica que se cree que es una condición permanente, cuando existen tratamientos efectivos que permiten la recuperación. Otro error frecuente es pensar que siempre tiene un motivo claro detrás, ignorando que su origen es multifactorial e involucra factores biológicos, psicológicos y sociales.

Algunos bulos llegan a negar la naturaleza clínica de la depresión, describiéndola como simple tristeza, cuando esta última es solo uno de sus múltiples síntomas. Otros sugieren que se puede curar con remedios naturales, una afirmación que carece de evidencia científica, o que la enfermedad desaparecerá por sí sola, aunque la mayoría de los casos requieren tratamiento profesional.

El informe hace hincapié en que las falacias en torno a la enfermedad y la desinformación no solo perpetúan falsedades, sino que también refuerzan el estigma, haciendo que quienes sufren esta enfermedad se enfrenten a barreras adicionales para buscar ayuda. Además, las personas que consumen contenido sobre salud mental en redes sociales tienden a confiar en fuentes no especializadas, lo que aumenta su vulnerabilidad ante las fake news.

Para combatir este panorama, los expertos proponen crear contenido de calidad, científicamente respaldado, y posicionarlo en redes sociales de manera estratégica. También insisten en la necesidad de contar con referentes confiables, especialmente para la población adolescente y juvenil, la más expuesta a estas desinformaciones. Los profesionales de la salud mental, según el estudio, deben asumir un papel activo en redes sociales, adaptando su mensaje y formato a estos espacios para llegar a un público más amplio.

Pacientes como agentes activos del cambio

El análisis promovido por Lundbeck destaca el papel crucial de los propios pacientes como agentes de cambio, dado que sus testimonios tienen un impacto significativo contra el estigma, tal como ha reconocido un informe de 2022 de The Lancet. Ahí señalan que los programas anti estigma a gran escala “son más eficaces cuando involucran a personas con experiencia en problemas de salud mental como partícipes en todos los aspectos del desarrollo de los programas, y cuando se les consulta sobre el contenido y la ejecución de los mismos”.

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