Visto y Oído
Emperatriz
A lo largo de la vida se nos presentan infinidad de situaciones que no están guiadas exclusivamente por la razón, pensemos, por ejemplo, en el por qué tendemos a fiarnos de unas personas más que de otras, en por qué tomamos decisiones que parecen no ser las más correctas, adelantarse a lo que seguirá o evitar situaciones que nos alertan interiormente de un peligro no aparente a priori. Algunos lo llaman corazonadas, otros intuición. Se trata de una especie de brújula interior que nos guía por la vida y que está ligada a las neuronas que habitan en el corazón.
Si tomar una decisión desde un plano racional implica detectar un problema y evaluar posibles soluciones a través de la experiencia, las creencias y las vivencias que ya hemos interiorizado. Al contrario, las corazonadas captan esencia de lo que está sucediendo y visualizar una salida o una comprensión diferente de la realidad. Así, la intuición parece penetrar las cosas hasta captar su esencia, su estructura o su evolución, su pasado o futuro, empujando desde allí una serie de asociaciones que podríamos describir como respuesta básicamente espirituales.
Un grupo de neurólogos y psicólogos de las las universidades de Yale, Princeton y Harvard, tales como John A. Bargh, están descubriendo una concepción nueva del inconsciente que otorga a las corazonadas un poder hasta ahora insospechado. Procesos tales como las intuiciones, los pálpitos, barruntos… etc., están asociados al inconsciente, que es responsable no sólo de la mayoría de las decisiones que tomamos, sino también de todas aquellas decisiones que requieren cierta sofisticación o complejidad en los procesos cognitivos implicados.
El tema de las intuiciones es un campo de estudio con mucho peso del que todavía hemos de aprender muchas cosas, de hecho hace tiempo que se viene hablando de un concepto llamado «neuroeconomía», una corriente que sostiene la importancia de tomar decisiones económicas basándose en emociones y no sólo en cálculos, en claves intuitivas y no únicamente en informes, predicciones y análisis técnicos.
Jorge Bucay explica que, estos episodios también pueden tener un componente científico apoyado en como almacenamos la información. Sostiene que ''estas intuiciones de futuro son el mero resultado de la casualidad. Cuando se argumenta a estos cientificistas acerca de la frecuencia de estos episodios, sugieren, no sin razón, que dicha estadística está siempre viciada por el hecho de que lo imaginado toma valor y es recordado cuando resulta coincidente, pero es olvidado por completo cuando no lo es''.
Aunque durante siglos la ciencia ha ignorado que existían neuronas en este músculo, lo cierto es que nuestro corazón alberga un total de 40.000 neuronas, las mismas que en un solo milímetro cúbico de cerebro. Y aunque, en proporción parecen una cantidad residual, se trata de las responsables de esas decisiones que tomamos por intuición.
Las neuronas del corazón tienen memoria, aprenden, perciben y recuerdan, por lo que las decisiones que 'tomamos con el corazón' no son tan locas como creemos. Desde hace unos años, la ciencia ha descubierto que el corazón envía información neuronal al cerebro, y lo hace a través de diferentes estrategias biológicas de comunicación.
Podríamos decir que a la hora de tomar decisiones disponemos del 'cerebro cardíaco' y el cerebro craneal. El corazón no cesa de enviar información al cerebro a través de diferentes mecanismos como el bioquímico, por ejemplo. Con el mecanismo bioquímico, a través del cual tiene lugar la unión de 28 aminoácidos denominados péptido natriurético atrial, se genera la homeostasis, a través de la síntesis en el corazón.
través del mecanismo electromagnético, según el estado emocional, el corazón genera un campo electromecánico cinco mil veces más potente que el del cerebro. Este mecanismo se utiliza el ocasiones como un mecanismo de defensa hacia un peligro potencial, ya que este campo electromagnético alcanza hasta 4 metros fuera de nuestro cuerpo.
¿Cuánto crees que influye el corazón en la percepción cerebral de algo? Lo cierto es que desde esa parte neuronal del corazón se pueden inhibir neurológicamente centros receptores en el cerebro craneal. Esto es lo que se conoce como mecanismos neurológicos.
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