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La nueva explosión de contagios provocada por Ómicron ha traido consigo el refuerzo de las mascarillas para proteger a la población de sus efectos. Su enorme capacidad de contagio ha derivado en una incidencia que no se había visto a lo largo de toda la pandemia, y aún con el uso de las mismas estamos asistiendo a unas Navidades de números que ya creíamos haber dejado atrás.
Los primeros estudios apuntan a la posibilidad de que sus casos son menos graves y con un menor riesgo de hospitalización, y de que se expande con diferente velocidad en unas vías respiratorias o en otras: mucho más rápido que delta en los bronquios, pero más lento en los pulmones
Las mascarillas higiénicas y quirúrgicas son la opción recomendada por el Ministerio de Sanidad para la población general sana. Cubren boca, nariz y barbilla y suelen estar compuestas por una o varias capas de material textil y pueden ser reutilizables o de un solo uso.
El objetivo de su uso es evitar la transmisión de agentes infecciosos, ya que "están diseñadas para filtrar el aire exhalado", detallan desde el Ministerio de Consumo. Por eso, su misión es "proteger a quienes están a su alrededor" al evitar la dispersión de virus al toser, estornudar o hablar.
Los expertos sí indican que, lógicamente, protege más la FFP2 que la quirúrgica, pero la ómicron no es más contagiosa porque traspase mejor las mascarillas, el SARS-CoV-2 sigue teniendo el mismo tamaño.
La gran diferencia entre las mascarillas quirúrgicas de las FFP2 o FFP3 es que están diseñadas para filtrar el aire exhalado, por ello, protegen de una posible infección no al que las lleva puesta sino a los demás al evitar la dispersión vírica al estornudar, toser o hablar.
En las últimas semanas se vuelve a hablar de la FFP3, sobre todo tras la expansión de ómicron. Es la más eficaz para protegernos del covid-19. Desde que comenzó la pandemia, la mascarilla FFP2 ha sido la protección mínima recomendable para el personal sanitario y es la utilizada habitualmente.
La FFP3 se recomienda para casos concretos, según explica el Ministerio de Trabajo y Economía Social, cuando en el desarrollo de la actividad existan operaciones que puedan generar bioaerosoles en concentraciones elevadas.
En declaraciones a Nius, Joan Caylà, experto de la Sociedad Española de Epidemiología, explica: "Con la situación epidemiológica actual, y la elevada incidencia y contagiosidad de ómicron usaría la FFP2. Sería un avance importante que la población general se pasara a la FFP2".
"La mayoría llevan quirúrgicas, que no están mal, pero sirven básicamente para proteger a los demás del contagio, no a uno mismo. (...) Para la protección individual, mejor la FFP2", añade.
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