El cerebro como detector de mentiras: Un estudio demuestra la huella que dejan las mentiras piadosas
Neurociencia
El estudio revela que la actividad cerebral es capaz de detectar la motivación altruista o egoísta de las mismas
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Las llamadas ''mentiras blancas'' son un recurso utilizado por cualquier ser humano a lo largo de su vida. Incluso se piensa que son un mal necesario, ya se dice que la verdad sin empatía es crueldad. Y vale decir que la empatía es una de las capacidades más difíciles de manejar para el ser humano. Pues bien, si el objetivo de las mismas tiene un componente que nada tiene que ver con la empatía hacia el otro, el cerebro es capaz de detectarlo. Así lo ha demostrado una nueva investigación desarrollada por científicos del Laboratory of Social and Decision Neuroscience y del Department of Psychology de la Universidad de la República de Corea, que han comprobado que distintos patrones de actividad en la corteza prefrontal revelan cuándo una mentira “piadosa” tiene motivos egoístas.
Esto demostraría que la evolución las mentiras,en estos casos, dejan de ser un mecanismo de defensa para convertirse en un arma. El estudio determina que las mentiras piadosas pueden beneficiar a ambas partes, pero sus verdaderos motivos son codificados por la corteza prefrontal medial (CPFM). Esta región del cerebro calcula el valor de diferentes comportamientos sociales, con algunas subregiones centradas en las motivaciones internas y otras en las externas. Los investigadores predijeron que los patrones de actividad de estas subregiones podrían dilucidar los verdaderos motivos de las mentiras piadosas.
Para determinar estos extremos, los investigadores hicieron que los participantes dijeran mentiras para ganar una recompensa para ellos mismos, para una persona desconocida o para ambos. Usaron la resonancia magnética funcional para medir la actividad del CPFM de los participantes y, compararon la actividad cerebral de las mentiras piadosas con las mentiras egoístas y altruistas, consiguiendo predecir su verdadera motivación.
Así, determinaron que las mentiras piadosas egoístas provocan una mayor actividad en el CPFM ventral y rostral. Los patrones de actividad en la subregión ventral eran similares a los de las mentiras egoístas, mientras que los patrones de actividad en la subregión rostral eran diferentes a los de las mentiras altruistas.
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