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El desafío de predecir el futuro

El investigador de la Universidad Loyola, Álvaro Gómez Losada, colabora con la Agencia Europea del Medicamento para aplicar la Inteligencia Artificial a la gestión de sus recursos

El experto trabaja en la aplicación de algoritmos de aprendizaje automático a diferentes campos. / M.G.
Ramiro Navarro

17 de septiembre 2024 - 11:59

La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en un tema omnipresente y su aplicación en diversos ámbitos, incluidos los sanitarios, no deja de crecer. Desde la Agencia Europea del Medicamento (EMA), se están explorando nuevas maneras de utilizar esta tecnología para mejorar su capacidad de regulación y eficiencia. Uno de sus protagonistas de ese objetivo es Álvaro Gómez Losada, investigador especializado en Inteligencia Artificial y profesor de la Universidad Loyola. Este científico de datos estuvo en el Centro Común de Investigación de la Comisión Europea hasta 2023. Actualmente, combina su labor científica con la de Colaborador Experto en Análisis de Datos y Predictibilidad en la EMA en un proyecto pionero de predicción y optimización de recursos.

La EMA es uno de los reguladores más influyentes dentro de la Comisión Europea. Sin su autorización, ningún medicamento, ya sea para uso humano o veterinario, puede entrar en el mercado. Este papel no solo asegura la calidad y seguridad de los medicamentos, sino que también marca el camino para la innovación y la confianza en los tratamientos que llegan a millones de pacientes.

“La EMA es una agencia con un peso específico enorme dentro de todas las administraciones de la Comisión Europea. Su función como regulador es vital para la salud pública”, comenta Gómez Losada, quien lleva más de un año implicado en un proyecto estratégico para mejorar su capacidad de respuesta ante las crecientes solicitudes de nuevos medicamentos.

La colaboración de Losada con la EMA se centra en un aspecto crítico: la predicción del volumen de solicitudes de autorización de medicamentos que la agencia recibirá en los próximos años. Esta tarea, aunque aparentemente técnica, tiene implicaciones profundas para la planificación y asignación de recursos dentro de la EMA.

“Lo que estamos haciendo es ayudarles a predecir el número de solicitudes de autorización de medicamentos que recibirán. Esto les permitirá dimensionar sus recursos económicos y humanos para poder responder de manera ágil y eficiente”, explica. “Es un trabajo muy importante porque te permite conocer las entrañas de la Agencia y cómo se gestiona el proceso de autorización de un medicamento”. La capacidad de anticiparse a la demanda no solo optimiza los recursos de la Agencia, sino que también puede acelerar el acceso de los medicamentos al mercado. “Si la EMA sabe cuántas solicitudes va a recibir, puede planificar mejor sus recursos y evitar retrasos en el proceso de evaluación”, añade el experto. Aunque el impacto directo se refleja en la eficiencia operativa de la agencia, indirectamente, esto podría traducirse en un acceso más rápido a nuevos tratamientos para los pacientes.

"Muchas empresas dicen utilizar IA, pero solo usan estadísticas clásicas con algo de aprendizaje automático”

Realidad y burbuja

La Inteligencia Artificial se presenta a menudo como una solución mágica a numerosos problemas, pero la realidad es más compleja. Gómez Losada, con su experiencia como investigador y asesor, subraya que no todas las instituciones pueden beneficiarse de la IA en su forma más avanzada. De hecho, muchas veces, las necesidades reales pasan por un uso inteligente y adaptado de tecnologías más convencionales. “La mayoría de las empresas que dicen que utilizan Inteligencia Artificial en realidad usan estadísticas de siempre, combinadas con algo de aprendizaje automático”, explica. “Hay que saber tratar con los datos, especialmente con conjuntos pequeños y medianos, que son los más comunes. No todas las instituciones tienen los recursos o el conocimiento para implementar la última tecnología de IA”.

Asimismo, señala que, a pesar del avance en técnicas de aprendizaje automático y otras ramas de la IA, aún hay un gran número de problemas que se resuelven de manera eficaz con métodos tradicionales de análisis de datos. “No todas las técnicas de hace 20 años están desfasadas; muchas siguen siendo útiles, sobre todo en instituciones que manejan datos limitados”, afirma.

Uno de los aspectos más sensibles de la colaboración entre Losada y la EMA es la confidencialidad de los datos. El investigador trabaja en un entorno virtual conectado a servidores de la Agencia en Holanda, sin posibilidad de descargar información, garantizando así la seguridad y confidencialidad de los datos sensibles.

“Trabajo en una máquina virtual conectada a la EMA. No puedo descargar datos, lo cual asegura la confidencialidad. Mi único interlocutor es la Agencia; no tengo contacto con ningún laboratorio”, comenta Gómez Losada, destacando la estricta regulación que protege los datos y asegura un proceso de evaluación imparcial.

Esta estructura no solo asegura la confidencialidad, sino que también pone de relieve la complejidad del proceso de aprobación de medicamentos en Europa. La EMA mantiene múltiples interacciones con los laboratorios y debe contratar especialistas para revisar cada medicamento, un proceso costoso y laborioso. “Cada solicitud implica la formación de comités y la contratación de especialistas, lo que conlleva un alto costo económico y humano”, señala.

¿Revolución o evolución lenta?

La Inteligencia Artificial (IA) promete transformar la salud, pero su aplicación en diagnóstico y tratamiento aún enfrenta grandes desafíos. “Hay una burbuja alrededor de la IA, y en salud, los errores pueden ser fatales”, advierte Gómez Losada. “Es crucial que los modelos sean transparentes y explicables; de nada sirve un algoritmo preciso si no se puede entender o explicar su funcionamiento”. En cuanto a herramientas como ChatGPT, Losada es tajante: “todavía queda mucho por desarrollar en el ámbito sanitario; no confiaría en decisiones médicas basadas únicamente en recomendaciones de un modelo de IA; el trabajo humano sigue siendo insustituible”. Para él, el verdadero valor de la IA está en optimizar procesos y recursos, no en reemplazar la toma de decisiones humanas. “La IA puede desempeñar un papel crucial en la previsión de demandas y en la toma de decisiones informadas, siempre que se cuente con buenos datos”. Sin embargo, Losada señala que las administraciones públicas aún no son plenamente conscientes del potencial de la IA. “Falta voluntad para destinar los recursos necesarios y para hacer las preguntas correctas que esta tecnología puede ayudar a responder”. Más allá del hype, la IA tiene un papel real y valioso siempre que se utilice con un enfoque equilibrado y crítico.

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