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En los últimos meses, ha surgido una nueva variante del coronavirus que está atrayendo la atención de los expertos en salud: la variante XEC. Si bien es cierto que las autoridades todavía no la consideran una variante preocupante para la salud pública, su capacidad de propagarse rápidamente ha generado preocupación en Europa y otras partes del mundo.
La variante XEC es una mezcla de dos subvariantes anteriores de ómicron, KS.1.1 y KP.3.3 que actualmente circulan en Europa. Fue detectada por primera vez en Berlín el pasado mes de junio y, desde entonces, se ha identificado en al menos 11 países europeos, incluyendo Francia, Dinamarca, España, Italia y el Reino Unido, así como en otros países fuera del continente. A pesar de que aún representa un pequeño porcentaje de las muestras secuenciadas (alrededor del 1% en algunos países como Eslovenia, Bélgica y los Países Bajos), su rápida propagación ha hecho que los expertos sigan su evolución de cerca.
"Los síntomas que provoca parecen ser similares a los de otras variantes de ómicron"
Esta variante ha llamado la atención debido a las mutaciones que presenta, las cuales podrían facilitar su transmisión durante los meses de otoño e invierno. Aunque los datos de secuenciación no siempre representan la situación real en la población general, estas herramientas permiten a los científicos detectar las variantes emergentes de manera temprana y ofrecer recomendaciones oportunas a las autoridades de salud.
Aunque la variante XEC se propaga rápidamente, los síntomas que provoca parecen ser similares a los de otras variantes de ómicron, es decir, nos vamos a encontrar con tos, fiebre, dolor de garganta y fatiga. Por lo que respecta a las vacunas, las que nos hemos puesto contra la COVID-19 se consideran igual de efectivas para prevenir enfermedades graves y hospitalizaciones causadas por esta variante, aunque siempre es recomendable mantenerse al día con las dosis de refuerzo, especialmente ante la proximidad del invierno.
Para reducir el riesgo de contagio, es importante seguir las medidas preventivas básicas que ya conocemos y que han demostrado ser efectivas en la contención del virus:
Aunque la variante XEC todavía no ha alcanzado el nivel de preocupación de variantes anteriores, es fundamental seguir las recomendaciones de los expertos y estar atentos a cualquier actualización sobre la evolución del virus. La vigilancia epidemiológica continuará desempeñando un papel clave en la detección y control de nuevas variantes, y es probable que sigamos escuchando sobre la XEC en los próximos meses.
El pasado mes de mayo aparecía FLiRT que por su anatomía era un conjunto de variantes causadas por cambios en las proteínas del virus, era mucho más contagiosa, pero menos grave. Uno de los síntomas característicos, además de los habituales (tos, fiebre, dolor muscular, dificultad para respirar...) era la pérdida del gusto y del olfato que no lo habían presentado variables anteriores.
Una de esas variantes que surgieron antes fue la JN.1 que empezó a extenderse en febrero y fue una variante muy vigilada porque contribuyó a un aumento en las hospitalizaciones. No solo por la circulación de esta variante sino porque ya había otros virus de origen respiratorios y este agravó la situación de muchos pacientes.
Por esta razón es por la que las autoridades sanitarias insisten en la puesta en marcha de medidas preventivas que, además del lavado de manos, evitar aglomeraciones y uso de mascarilla si fuera necesario, es la vacunación.
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