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El desprendimiento de retina es una afección ocular seria en la que la retina, que es una capa delgada de tejido sensible a la luz en la parte posterior del ojo, se separa de su posición normal. Es una enfermedad que afecta aproximadamente a una de cada 10.000 personas al año. Esto provoca una pérdida de su suministro de sangre y nutrientes, lo que puede llevar a una pérdida parcial o total de la visión si no se trata de inmediato.
Con mayor frecuencia, la causa del deterioro y de los desgarros retinianos es la retracción del cuerpo vítreo, el líquido gelatinoso que rellena el interior del ojo. Desde el Centro Oftalmológico de Barcelona, "la mayoría de las veces, los cuerpos flotantes negros o manchitas y destellos luminosos no indican ningún problema grave y son relativamente frecuentes en personas de edad mediana y avanzada.
Sin embargo, es necesario que el paciente acuda a urgencias para que el oftalmólogo realice una exploración ocular con el objetivo de comprobar si existen desgarros en la retina. Es conveniente realizar esta exploración tan pronto como sea posible, ya que los desgarros retinianos recientes pueden tratarse de manera precoz con láser antes de que puedan provocar un desprendimiento de retina".
En este sentido, es muy importante hacer un diagnóstico lo más rápido posible del desprendimiento de retina, ya que las posibilidades de mejora son mayores si no se llega a desprender la mácula. Para que las medidas preventivas sean efectivas el paciente debe someterse a revisiones oculares periódicas de como mínimo una vez al año. A veces también se hacen tratamientos preentivos con láser, pero suele hacerse en pacientes de alto riesgo y con lesiones degenerativas retinianas periféricas que puedan acabar en una rotura.
El desprendimiento de retina no solo afecta a la capacidad visual de quien lo padece, sino que también puede tener un profundo impacto en la vida cotidiana y el bienestar emocional de los pacientes. La visión es uno de los sentidos más esenciales para interactuar con el entorno, y cualquier alteración puede desencadenar una serie de desafíos físicos, psicológicos y sociales.
El desprendimiento de retina puede tener un impacto emocional considerable ya que cuando el paciente piensa en la posibilidad de perder la visión, ya sea de manera parcial o total, sienten una mezcla de ansiedad, miedo y, en muchos casos, depresión. Para muchos, la vista está profundamente conectada con la sensación de control sobre la propia vida, por lo que enfrentarse a la incertidumbre sobre si se recuperará o no la visión puede ser devastador. Además, los cambios en la percepción visual, como la visión borrosa o la aparición de sombras permanentes, pueden generar angustia constante.
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