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Nutrición y Bienestar
Huesos fuertes, mejor funcionamiento renal, sistema digestivo óptimo con los que se consigue una mejor utilización de los nutrientes, participa en la formación de membranas celulares y de la función en la transmisión de señales neuronales, especialmente en el cerebro.
¿Cómo se consigue esto? Con la ingesta de fósforo, un mineral muy importante tanto en el desarrollo de muchas funciones vitales de nuestro organismo, como en la producción de ATP, una molécula que actúa como la principal fuente de energía celular, sin olvidar su importante papel en la síntesis de proteínas y en el equilibrio del pH en el cuerpo.
Ahora bien, nunca debe consumirse en exceso y siempre debe estar en equilibrio con el calcio, ya que el exceso de fósforo en la dieta duplica el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares debido a la calcificación de las arterias y al fallo en la función renal.
La mejor manera de recibir todos los nutrientes del fósforo es a través de la alimentación. La cantidad que necesitamos al día varía según la edad y el estado de salud. Por lo general, los adultos deben consumir entre 700 y 1000 miligramos cada día. Para los niños, las cantidades son diferentes según la edad. Por ejemplo, los de 1 a 3 años necesitan unos 460 miligramos al día y los de 9 a 18 años, en torno a los 1250 miligramos al día.
Veamos en qué alimentos puedes encontrarlos:
La clave está en que tiene que haber un equilibrio entre la ingesta de fósforo y la de calcio ya que si consumimos más de una que de otra, interfiere de manera negativa en el proceso metabólico, por lo que hay una mala absorción de estos nutrientes y, por tanto, puede perjudicar a la salud ósea.
Por eso, es recomendable, tomar el sol durante unos 10 o 15 minutos al día, introduciendo, además, fuentes de vitamina D en la dieta como los lácteos enteros, el pescado azul o las yemas de huevo, ya que el equilibrio depende de la vitamina D3. Esto es lo que va a hacer que se tengan unos huesos fuertes.
Tener un déficit de fósforo en el organismo no es habitual ya que hay muchos alimentos que comemos en el día a día y lo contienen. Supongamos que hay una carencia de este mineral. A esto se le llama hipofosfatemia y se puede manifestar en forma de cansancio, sensación de debilidad, así como también dolor en músculos y articulaciones.
De ahí, que se destaque como un elemento importante para el aporte de energía. Como hemos visto, el fósforo se encuentra en una gran variedad de alimentos, pero los que más cantidad tienen son los de origen animal tales como las carnes, los pescados o los lácteos, respectivamente.
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