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Nutrición y dietética
En muchos sentidos, la calidad de los alimentos que consumimos está relacionada con la calidad de nuestra salud integral. Algunos alimentos y las vitaminas, minerales y otros nutrientes que los constituyen pueden elevar o reducir el riesgo de la enfermedad más letal y temida: el cáncer. En este sentido, los investigadores han estado estudiando de qué manera se relacionan determinados alimentos, nutrientes y patrones de alimentación con el cáncer. En este sentido, una reciente investigación encontró que existen determinados alimentos que, de consumirse en exceso como parte de una dieta poco equilibrada, podrían aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de colon, el tercer tipo de cáncer más diagnosticado en el mundo. Te contamos cuáles debes reducir en tu dieta habitual.
Todos estos alimentos aumentan la inflamación en el cuerpo, y la inflamación que provocan se asocia con unas mayores probabilidades de desarrollar cáncer de colon:
El consumo de carne roja por encima de determinados niveles restringidos no es en absoluto recomendable si queremos mantener nuestra salud a largo plazo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el consumo de carne rojas no más de 1 o 2 veces quincenal y si es mensual aún mejor. Afirman que la mioglobina presente en la carne es la cause que este alimento nos predisponga más a padecer de este tipo de cáncer, que se encuentra en aumento sobretodo en jóvenes mayores de 30 años.
En los embutidos se dan dos factores que aumentan el riesgo. Por un lado está la presencia de hierro hemo de la mioglobina, que puede tener efecto sobre otros compuestos creando radicales libres capaces de atacar al ADN celular. Además, otros compuestos, como la propia carne roja con la que se elaboran algunos o las nitrosaminas, compuestos añadidos para mantener la estabilidad y el color que, en grandes cantidades, pueden aumentar el riesgo de padecer este cáncer.
Los azúcares productos ultraprocesados, pueden llegar a generar problemas a nivel digestivo, como gases, o contribuir a la aparición de otro tipo de problemas como la obesidad, un factor de riesgo en para enfermedades como el cáncer de colon.
Son productos con un alto contenido graso que contienen sustancias perjudiciales generadas durante su elaboración, como la acrilamida o productos derivados de la oxidación y degradación térmica de las grasas.
Además, esto provoca la saturación de la grasa y esta la ingerimos aumentando estrés metabólico y mayor cantidad de radicales libres en nuestro organismo.
Ya sean carne blancas o rojas, el simple hecho de ser sometidas al proceso de ahumado, lo convierte en un alimento cancerígeno. El ahumado genera compuestos nitrogenados que, similares a los que se generan en el aire por la contaminación de los tubos de escape de los automóviles, los cuales pueden alterar el ADN celular.
Desde hace tiempo se sabe que calentar de más y quemar algunos alimentos puede dar lugar a la formación de compuestos relacionados con el cáncer. La parte quemada de las tostadas o las papas fritas quemadas tienen un compuesto químico llamado acrilamida. Esta sustancia química descubierta en el 2002, se forma al quemarse el alimento cuando es cocinado en el horno o al freírse a altas temperaturas.
Estudios científicos demostraron que la acrilamida causa cáncer en animales, más precisamente en ratones, ya que son los que se utilizan con mayor frecuencia para los estudios de investigación
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