La tribuna
Los muertos de diciembre
AUNQUE sean miles y miles las admiraciones, casi devociones, que acapara el novio de la muerte y sus legionarios, al margen del uniforme verde y los 160 pasos por minuto, más allá de los malabarismos con el fusil y los desfiles militares, el Jueves Santo en Málaga es mucho más.
Son ocho cofradías en la calle y 14 tronos, desde la Sagrada Cena, la primera en realizar su salida y en entrar en el recorrido oficial, hasta la Virgen de la Esperanza, que cerró el jueves ya bien entrada la madrugada. Cada una distinta, pero todas persiguiendo el mismo propósito, mostrar el amor a sus Sagrados Titulares y hacer profesión de fe, desde la Trinidad al Perchel, desde la historia más antigua a la más reciente.
La casa hermandad de la Sagrada Cena, en la calle Compañía, y la vecina sede de Turismo Andaluz, donde se preparan los penitentes, volvieron a ser el punto de encuentro de los 1.400 hermanos que componen esta cofradía fundada en 1924 por un grupo de ferroviarios malagueños y que tuvo su sede en la propia estación de tren hasta hace un par de décadas. Era la primera de la tarde del Jueves Santo y con esta hermandad se abría una tarde pletórica, sin rastro de lluvia, y dispuesta a recibir a las ocho cofradías que tenían previsto realizar su salida.
Una Virgen sola, de mirada perdida y con una cruz a la que se abrazaba un paño santo blanco salía de San Felipe Neri guiada por una larga ristra de capirotes azabaches. Santa Cruz pasaba, solemne, a unas calles que comenzaron a pintarse de velas negras y de banderas a media asta. La más leve brisa hacía volar la sutil tela sobre adornada con pequeños bordados que daban vida al lamento de una madre, Nuestra Señora de los Dolores en su Amparo y Misericordia, que ha perdido a su hijo. De Él no hay rastro más que el madero del que ha sido bajado.
El olor a incienso inundaba la plaza de los Viñeros cerca de las 17:30. Las puertas de la casa hermandad se abrían mientras el público observaba a Nuestro Padre Jesús de los Viñeros y a Nuestra Señora del Traspaso y Soledad de Viñeros. Todo estaba preparado para salir este Jueves Santo, salvo una cosa. Al cristo le faltaba la llave del Sagrario. El encargado de ponérsela fue el Hermano Mayor de la Hermandad, José Manuel Díaz. Él mismo se colocó entre los varales de su Cristo y le puso las llaves entre sus manos.
Lúgubre y sereno, desde una parroquia de San Juan oscura, que poco tenía que ver con el interior de la misma que se vivió el Domingo de Ramos, salía Vera+Cruz a las siete de la tarde. Bajo un cielo quemado moría Jesús en un madero alto, que se erigió en calle Calderón de la Barca y se mantuvo firme en la misma durante un cuarto de hora. Las túnicas negras con la cruz de San Juan como emblema característico, conformaba la firma que verificaba que la imagen pertenece a las Reales Cofradías Fusionadas, siendo este crucificado la última de las tallas de esta cofradía en procesionar por Málaga.
Junto a la pequeña ermita de la calle Martínez Maldonado y su contigua casa hermandad se crea esa comunión que se produce entre un barrio y su cofradía, la Zamarrilla. Vecinos en los balcones, pero más aún a pie de calle, abuelos y niños, familias enteras, con sus sillas plegables a cuestas, con flores para honrar al Cristo de los Milagros y María Santísima de la Amargura Coronada, llenaron las calles de sabor y orgullo propio este Jueves Santo.
Muchos han sido los que han salido este Jueves Santo para verlos a ellos. Desde primera hora de la tarde las vallas de la plaza de Fray Alonso de Santo Tomás estaba repleta de personas que esperaban con impaciencia a que el reloj marcara las 19:45 h para ver a la Legión desfilar con el Cristo de la Buena Muerte por las calles de Málaga. Aunque este no fue el único punto en el que el público los esperaba, también eligieron el puente de la Esperanza, el pasillo de Santa Isabel y Especería, entre otros, donde horas antes de que todo comenzara no cabía nadie más.
Otra de las cofradías más veteranas de la Semana Santa de Málaga, con mucho arraigo popular y una gran devoción entre sus fieles es la Misericordia, quer inició su recorrido desde el corazón del barrio del Perchel. De la iglesia del Carmen, la sede canónica de la hermandad de la Misericordia, comenzaron a salir a las 20:00 los nazarenos de terciopelo burdeos y antifaz de raso negro. Los penitentes abrieron el cortejo precedidos por la Banda de Cornetas y Tambores de Bomberos, que tocó delante de la cruz guía.
El olor a romero, el verde y el morado fueron los protagonistas de la noche del Jueves Santo. Las puertas de la Basílica de la Esperanza, un punto de encuentro para familias enteras y cofrades que año tras año deciden ver a esta archicofradía salir. Decenas de personas esperaban con emoción a que la hora llegara y es que no sé sabe el qué, pero la Esperanza tiene algo que llega, atrapa y arropa.
También te puede interesar
Lo último
La tribuna
Los muertos de diciembre
Tribuna Económica
Carmen Pérez
T area para 2025
Quizás
Mikel Lejarza
Toulouse
No hay comentarios