Ilusión e incertidumbre: un Domingo de Ramos nuevo
Domingo de Ramos 2019 Málaga
Mientras la primera cofradía desfilaba por calle Larios, los operarios terminaban de colocar el mobiliario de Molina Lario
Pollinica inauguró el nuevo recorrido oficial
Málaga/No era un Domingo de Ramos cualquiera. En realidad, ninguno es como el anterior. Siempre hay punto disonante que marca la diferencia y hace que todos sean distintos. Sin embargo, a los particulares estrenos de cada hermandad y a la individualizada selección que cada uno haga para evitar “que se le caigan las manos”, la Semana Santa de Málaga debutaba con nuevo recorrido oficial. De ello, que los itinerarios fueran los libros de consulta más frecuentados durante toda la jornada (incluso a primera hora, cuando todavía no estaba ni la cruz guía de Pollinica en la calle).
Pero a este estreno, conocido desde el 2 de agosto tras la aprobación por parte de la junta de la Agrupación de Cofradías, se le ha echado el tiempo encima. De esta forma, no se explican las prisas para terminar el entorno de Molina Lario. Zona del centro histórico que, al paso de la primera hermandad por calle Larios, todavía se encontraba en fase de montaje y pintura. Un hecho que levantó las críticas en redes sociales por todo lo que ha conllevado: desorganización con las sillas sin numerar, falta de coordinación con el equipo de acomodadores, incluso alguna que otra mancha de pintura azul en la camisa nueva. Las críticas también acontecieron en el palco presidencial de la tribuna oficial, donde una señora se acercó al presidente en actitud de protesta y hubo de ser retirada de la zona.
Del mismo modo, la falta de acreditaciones a los redactores por parte de la Agrupación dificultó el trabajo directo en el recorrido oficial. ¿Acaso el periódico necesita menos ayudas o cubre hechos menos atractivos informativamente que la radio o la televisión? En la duda, la respuesta. Pero entre tanto cambio, también hubo hueco para el deleite, como la perspectiva conseguida en la plaza de la Constitución con la nueva tribuna oficial. Un enclave preciso en plena convivencia con el paisaje que permite presenciar tanto la entrada por Cisneros-Nueva, como la salida calle Larios abajo. Con todo ello, el protagonismo residió en el interior.
Pollinica
Las pinturas bajo las paredes habían aguantado. Al menos, esquivando los derrumbes que en los últimos quince años han acabado con la historia de tantos edificios. Ahora, asomaban tímidamente unos angelitos en la pared que han aguantado la soledad en su fachada tres Domingos de Ramos seguidos. “La espera mereció la pena”, debió pensar el dibujo inanimado cuando el trono de Jesús de la Pollinica se acercó tímidamente pasadas las 10:20. Diez minutos antes, las puertas de San Felipe se abrían tras dos golpes secos efectuados con la ilusión de la vuelta a la casa. El jaleo llenaba de vida el templo. La chiquillería no aguantaba los nervios que los adultos han aprendido a sostener en el interior.
A los pocos metros, la mañana se desparramaba en los vaivenes de una palmera que marcó el inicio de todo. El sol resplandecía con más fuerza, ayudado por el nuevo dorado que en la mitad de su fase lateral la hermandad ha llevado a cabo en el trono del Señor. Las flores, combinando con el estofado de las tallas del cajillo, embellecieron -más si cabe- todo el conjunto. A su paso, las palmas anunciaban que el tiempo por fin se había consumido. La Agrupación Musical Dulce Nombre interpretó Oh, Pecador cuando el Cristo se perdía entre las calles de la Feligresía de San Felipe.
Detrás, la Virgen del Amparo. Esplendorosa lucía entre los rayos del sol, que se colaban entre el calado del palio, para acabar en la mantilla que lucía la Virgen. Una impronta estética de gran acierto que este año viene a rememorar el mismo que luciera en 1969. Como igual de acertado fue el exorno floral del trono, despejado de las velas rizadas y compuesto en su totalidad por orquídeas y otros elementos vegetales en tonos pastel. Con el detalle incluido de unas pequeñas guirnaldas que recogían los arbotantes de cada esquina. Sonó Virgen del Amparo de Artola cuando la Virgen enfilaba calle Guerrero, ganándole el camino a la inclinación de la cuesta y al sol que arreaba con fuerza. Una cruceta exquisita que en la Virgen rebosó de clasicismo y en el Señor, de una alta carga litúrgica.
Emotivo también fue el momento de la venia, que se vio acompañado de unas ligeras palmas de recibimiento. Como se ha comentado anteriormente, tanto el acceso de calle Nueva, como la perspectiva desde la propia tribuna fue digno de elogio. Un Domingo de Ramos en el que el esfuerzo concluyó en calle Parras a las 17:15 con el buen sabor de boca de los hermanos pollinicos.
Humildad y Paciencia
Los heroicos hermanos de Humildad y Paciencia se enfrentaban en la jornada de ayer al más difícil de los retos. Con el cambio de recorrido oficial serían más de 12 las horas que esta cofradía estaría en la calle. Lo aprobaron con nota. Gracias a su saber andar con el tambor y su capacidad para ganar metros, cumplió con su objetivo. Una muestra de ello, el andar de la Virgen de Dolores y Esperanza de camino a la Tribuna Oficial. Exquisitamente ataviada y estrenando una espléndida corona, conquistaba los aplausos del público bajo los sones de la Banda de la Cruz de Humilladero. La corporación musical se estrenaba con un acertado repertorio musical entre el que se encontraba Frente a ti de Eloy García. Una marcha dedicada a la Virgen de la Soledad de Mena con motivo de la Coronación Canónica que sirvió a la dolorosa para tomar la curva de Atarazanas con la Plaza Arriola.
Desde el barrio de La Unión hasta el mismo centro histórico de la ciudad para realizar, por primera vez, estación de penitencia en la Catedral. El inacabado trono del Señor, recién remodelado y barnizado, sería el primero en subir la rampa instalada en el Postigo de los Abades para acceder a la Catedral. La Banda de Cornetas y Tambores del Carmen interpretaba Amor de Madre para que el Cristo de la Humildad y Paciencia acometiera la complicada maniobra de entrada. Ya de vuelta al barrio, la Virgen estrenaba un segundo acompañamiento musical. Debido a la extensión de su itinerario, tras su paso por la Catedral sonó tras el palio la Banda ACM Bienmesuena de Sevilla.
Dulce Nombre
Desde el antiguo convento de Capuchinos una fila de capirotes y capas de tergal negro conquistaba el barrio de Capuchinos. Bajo las jacarandas de la plaza, María Santísima del Dulce Nombre enfiló la Carrera de Capuchinos en torno a las 15:00. Frente a la Iglesia, la Banda de Música Trinidad Sinfónica interpretaba la composición que Francisco Javier Moreno compusiera a la titular mariana por excelencia del barrio, Divina Pastora. Una marcha poco frecuente y que rescató para la ocasión esta cofradía que todavía realiza su salida desde un tinglao.
Mientras a tan solo unos metros se abrían las puertas de San Felipe Neri y la cruz guía de Salutación se echaba a la calle, Nuestro Padre Jesús de la Soledad bajaba Dos Aceras y se abrían las puertas de la Casa Hermandad de la Sangre. Pese a la dificultad que presenta la calle desde hace un par de años por el adoquinado del trazado, el trono del Señor saludaba a los titulares de la corporación del Miércoles Santo. Una de las más agradables sorpresas del Domingo de Ramos en el aspecto musical es la mejora de la Agrupación Musical de la Virgen de la Oliva que ponía las notas a la suave mecida de Jesús de la Soledad con Nazareno y Divino Salvador.
Lágrimas y Favores
Pasada la media tarde, la Virgen de Lágrimas y Favores atravesaba el dintel de la Puerta del Sol. Por primera vez esta sección de las Cofradías Fusionadas hacía estación de penitencia en la Catedral. Los portadores de los varales exteriores abandonaron su puesto para que el trono pudiera acceder al interior del templo. Un momento histórico para la corporación nazarena que transitó por el crucero bajo la música de un coro ubicado en el altar mayor.
Tras unos minutos de parón por el paso de una ambulancia, la cruz guía salía al Patio de los Naranjos. Acompañaba a la titular mariana la Banda de Arahal de Sevilla que enlazaba Reina de San Juan y Procesión de Semana Santa en Sevilla para que la promesa que camina tras Lágrimas y Favores se sumergiera en calle San Agustín. Se echó en falta más naturalidad en la disposición del exorno floral de la titular del Domingo de Ramos. De dudoso gusto las piñas cónicas y en espiral de claveles rosa pálido y margaritas.
Salud
Entre las muchas historias que se esconden debajo de los capirotes de la hermandad de la Salud, sobresalía de manera especial la de una nazarena que empuñaba un pequeño bastón de cargo en la primera sección. La cara cubierta no dejaba verlo, pero tras el antifaz se encontraba la duda típica que reconcome la conciencia de una estudiante de Erasmus. Pese a lo que mucha gente piensa, detrás de ese semestre de cierto disfrute, se acumula también el cansancio del estudio y de la responsabilidad por sacar adelante una carrera que, con sus más y sus menos, quita algún que otro privilegio a la familia.
El caso de esta nazarena se adapta a esta tónica general. Sin embargo, este Domingo de Ramos no podía faltar acompañando a su Cristo de la Esperanza en su Gran Amor. Con la túnica blanca y el capirote morado era una más de los cientos de nazarenos que conformaban el soberbio cortejo de la Hermandad. Una característica habitual cada inicio de Semana Santa pero no por ello ha de pasar desapercibido. Desde el más pequeño al más mayor. La seriedad como estilo de procesionar. El Cristo lució aupado en un monte de característicos claveles rojos, demostrando la buena vinculación existente entre los hombres de trono del crucificado y la agrupación musical como estilo sonoro. Detrás, la también numerosa sección de la Virgen que abarrotó las calles de la Trinidad hasta llegar al entorno de Especerías-Cisneros. Con alegría propia de una hermandad de barrio, el trono de la Virgen avanzó por su itinerario entre el bailoteo de la cera encendida reflejada en las velas rizadas. Quedaría todavía la vuelta histórica de regreso a San Pablo augurando un reencuentro con el barrio que aguardaba la espera.
Huerto
La Hermandad se había visto obligada a modificar su itinerario tras la negativa por parte de los cuerpos de seguridad a la instalación de una rampa que uniera la plazuela de la Concepción con el puente de la Aurora. Una condición recogida como sine qua non que obligó a reabrir los horarios del Domingo de Ramos con el malestar manifiesto de la Corporación. Tras unos y otros repartos de responsabilidades, el Huerto tuvo que recorrer un itinerario marcado por la monotonía de las calles. Pese a esto, supo sacarle todo el beneficio a su recorrido.
A las 17:28 salía el trono del Señor. Preciosista estética dieciochesca que engrandece la talla de Ortiz. Con el plus añadido de las magníficas proporciones del olivo que semejan ciertamente a una zona de retiro espiritual en la que Cristo dudó y sudó sangre. Junto a esto, el restaurado del trono hizo relucir aún más el conjunto pasionista que se vio acompañado por la Agrupación Musical del Cautivo de Estepona.
En perfecto orden, desde el callejón anexo a la casa hermandad, salieron también los nazarenos de la Virgen. La dolorosa de la Concepción rozó la brillantez en su estética tanto en la vestimenta como en las coquetas piñas de claveles que la arropaban por los laterales. Sin embargo, se echa en falta el remate del conjunto mariano. En su soberbio trono dorado, la Virgen abandonó la casa hermandad a los sones del Himno Eucarístico, una condición de sacramental que la hermandad luce con mucho orgullo.
Salutación
A las pocas horas, la iglesia de San Felipe Neri volvía a recuperar la vida que horas antes había marcado el comienzo de todo. También volvió el calor y un tumulto de cofrades que, teniendo en cuenta la hora de la salida de Salutación (15:30), habían buscado los ratos muertos para comer.
Calle Parras y la cercana capilla de la Piedad fueron un mar de túnicas blancas procedentes del valiosísimo cortejo de la Salutación. Una formación que vuelve a destacar por la honestidad y la verdad a la hora de salir a la calle. Una hilera blanca en perfecta formación que se posiciona con un color inseparable al Domingo de Ramos. La indiscutible pureza, representada en los equipos nazarenos que tanto ganan con las capas.
El trono del Cristo, trabajado durante la Cuaresma, combinó el paso cadencioso de las marchas con el ritmo ligero y desahogado del tambor rápido de la Agrupación Musical los Dolores de Linares. Pese a la añoranza de algunos cofrades por revivir una banda de música detrás del Cristo, la hermandad volvió a ofrecer el regalo de escuchar al Señor saliendo de San Felipe con su marcha homónima de Artola. Trono que, además, no hace miramientos de género, incorporando a la mujer en la figura del capataz.
La escena ofrecida por la sección de la Virgen quedará en el recuerdo de los muchos malagueños que no quisieron perderse la salida. La altura del atrio, que condiciona el movimiento del palio, obliga la hermandad a salir con las patas plegadas, dejando la imagen imborrable de la Virgen del Patrocinio (exquisitamente ataviada, al igual que el grupo escultórico del Señor) y al San Juan en una innegable perspectiva catequética. Se estrenó la banda de música del Nazareno de Almogía, rayando a un buen nivel y engrandeciendo el procesionar de esta hermandad.
Humildad
La estrechez de la calle Granada -sin los habituales andamios de por medio- acogía el paso de la Hermandad victoriana. A palillera y encajado entre balcones, el Cristo de la Humildad avanzaba bajo las ordenes de sus capataces. Quizás demasiados gritos atendiendo al silencio que reinaba entre el público expectante y la propicia acústica de la calle. Lucía este año el Señor la túnica lisa de terciopelo burdeos. Además, varios detalles en el protocolo de luto: dos baquetas con un crespón en recuerdo a Juan Antonio Madueño hermano y componente de la Banda de Cornetas y Tambores de La Esperanza fallecido recientemente; un crespón negro en la campana del trono en memoria de Cecilio Rodríguez, antiguo miembro de la Junta de Gobierno; y otro crespón en el guión de la corporación en recuerdo del artista Eloy Téllez.
Unos metros más arriba, mientras los servitas blancos entraban en la concurrida y colapsada calle Granada, la Virgen de la Merced entraba en la Plaza de la Merced. La Unión Musical Eloy García interpretaba El Cachorro, Saeta Sevillana. Su cuidado repertorio musical se amplía año tras año.
Prendimiento
La calle Carretería se ha convertido en este año de cambios en uno de los enclaves que adolece del número de procesiones que le caracterizaba hasta 2018. Muy a pesar de quienes ven ese cambio con alivio, el Prendimiento sigue apostando por esta vía que separa el centro de sus arrabales. Sus nazarenos copaban la curva completa con los dos tronos posicionados en Biedmas y el cruce con Ollerías. Entre las singularidades de la jornada se encontraba el colosal trono de la Virgen del Gran Perdón, reformado en el taller de Emilio Méndez, cuyas proporciones ya se consideran épicas. La Dolorosa contó con cientos de portadores expertos en recorrer distancias, tranquilidad que se aprecia en el discurrir de un cortejo compacto y correcto en el comportamiento de sus hermanos.
El Señor del Prendimiento tuvo igualmente detalles especiales que se pudieron apreciar, ya con la sombra de la tarde -que se agradecía-, como las flores que se derramaban del cáliz de San Juan. Unos metros antes, cuando alcanzaba Postigo de Arance, el Señor sufrió un pequeño incidente con su mano derecha, que se desprendió mientras andaban a tambor. La Virgen arrancaba los aplausos con María Santísima de las Penas, de Antonio Pantión acompañada de mantillas, elemento tan característico como erróneo en su concepción: el vestido de doliente se usa durante el Triduo Pascual.
En su estreno en el recorrido oficial, la corporación descubrió la noche en dirección sur, cerrando la nómina del Domingo de Ramos. A su paso por la tribuna principal recibió una petalada ante una instalación llena, acogida tras la sombra que durante las horas anteriores quedó pendiente de recibir clemencia por parte de Lorenzo.
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