Expiración, último aliento del Miércoles Santo
Expiración pone fin al Miércoles Santo en las calles de Málaga con el paso de sus titulares, Santísimo Cristo de la Expiración y María Santísima de los Dolores Coronada
Las fotos de Expiración este Miércoles Santo en Málaga
Miércoles Santo en Málaga, en directo: Las siete cofradías en la calle
Málaga/Bajo el suspiro de la noche, Cristo exhalaba su último aliento pegado a las puertas de la parroquia del apóstol San Pedro. Una gran ristra de tricornios caminaban al paso marcado por los tambores y cornetas precediendo al crucificado, que salía de su casa hermandad alumbrado desde el fondo de su templo por las velas de una Madre doliente que derramaba un mar de lágrimas tras Él.
En el más absoluto de los silencios, los flashes de las cámaras y móviles contrastaban con la imagen, que con paso firme encaraba la Alameda al poco de salir. Los árboles característicos de esta calle movidos por la leve brisa primaveral, propia de la hora, cogieron más de un pellizco en el corazón de los hombres de trono, que no apartaban la mirada de las hojas que casi acariciaban las llamas de las largas velas que se situaban a la altura de la cruz.
En la misma sobriedad y solemnidad, María Santísima de los Dolores Coronada asomaba sus varales en una plaza que entre algún que otro bostezo y pestañeo más largo de la cuenta entre los más pequeños que esperaban en la plaza. Los nazarenos en tonos morados y negros junto con los tricornios que encabezaban la marcha caminaban por las calles, contrastando en algunos puntos cercanos al Recorrido Oficial con los blancos nazarenos de la Paloma, que oteaban sobre los capirotes para ver a los titulares con los que se cruzaban.
Un paso solemne por una calle Larios que, aunque con varias ristras de sillas vacías, aguantaba el sueño para poder disfrutar del último instante de vida terrenal de Jesús, que Málaga revive cada año con el Santísimo Cristo de la Expiración. Con la luz de las farolas colándose entre el espeso humo del incienso y el golpe seco de las sillas de madera cerrándose tras su paso, la Catedral fue testigo del silencioso dolor de una Virgen al ver morir a su hijo coronado de espinas y clavado en la cruz bajo un letrero hecho burla.
La madrugada se convirtió en el telón de fondo de un paso solemne que caminaba por las estrechas calles de una Málaga taciturna, embrujada por el espíritu cofrade en su máxima expresión, que caía rendida a los pies de Expiración en un último aliento al cerrar las puertas de San Pedro.
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