Fervor y oración de los arrabales
Crónica Lunes Santo
Cruz Verde, El Perchel y La Trinidad fueron los barrios que protagonizaron una jornada llena de contrastes nazarenos. Crucifixión regresó sin llegar a la Catedral y Pasión tuvo que permanecer en los Santos Mártires.
L a lluvia no quiso ser la protagonista de la jornada, pero lo consiguió. La impertinencia del elemento sirvió para que Pasión se quedase en casa y Crucifixión volviese, pero con el debido atraso de la salida del resto de corporaciones la jornada dejó algunas de las estampas clásicas. Calés cantando a su Cristo, los miles de nazarenos de Estudiantes, el fervor desbordante ante Jesús Cautivo y la fusión de Dolores con el Perchel fueron elementos clave para entender el Lunes Santo y lo que queda de Semana Santa.
Crucifixión
La calle Diego de Siloé se llenaba de público para recibir con aplausos la decisión de salir a la calle. Las puertas se abrieron y el cortejo se dispuso en unos minutos para desafiar a las nubes que, desde calle San Millán, amenazaban agua. El Cristo salió acompañado por la banda de cornetas y tambores del Santísimo Cristo de la Victoria, de la localidad de León, una de las mejores agrupaciones del panorama cofrade venidas de otra provincia. Recuperaba la imagen de Dueñas Rosales la corona de espinas, una estética desaparecida en los últimos años. Igual salida tuvo la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad, que minutos más tarde enfilaba calle Los Negros a los sones de la banda de música de La Paz. Exquisito fue el exorno floral del trono de la Dolorosa con orquídeas blancas y piñas que no pecaban de exceso.
La hermandad de la Sentencia salía a recibir a la corporación del Buen Pastor a su paso por calle Frailes. En un encuentro con José María Romero, hermano mayor de la cofradía del Martes Santo, el jefe de procesión y hermano mayor de Crucifixión, José Núñez, advertía que la idea era continuar adelante.
A pesar de la brillante maniobra de entrada en Peña del trono del Crucificado, el tiempo terció a una lluvia que les obligó a dar la vuelta por lo insistente de la misma. El cortejo retornó por Carretería, lugar por el que debía transitar Gitanos. Sin llegar a encontrarse los tronos, los cortejos confluyeron en dicha vía entre ríos de público y el retorno a la casa hermandad se hizo con las marchas y un claro que reflejaba el sol en la espalda del Crucificado.
Gitanos
El barrio de la Cruz Verde no quería perder de vista a su 'Moreno y media hora antes de la salida, según horarios ya modificados, calle Frailes era un hervidero. En el momento en queuno de los nazarenos llamó a la puerta de la casa hermandad, los aplausos resonaron dentro y fuera del espacio. Gitanos saldría a la calle.
Mientras el cortejo de nazarenos de Jesús de la Columna empezaba a ganar metros, unas ligeras gotas de lluvia amenazaban más, mientras las redes sociales bullían ante la nube que afectó a la tarde por los distritos más lejanos del centro. La decisión se tomó en la misma puerta. Tocaba esperar y ver qué hacían el resto y cuál era la previsión. El hermano mayor, José Losada, pidió unos minutos de clemencia y, cuando frenó por unos instantes la lluvia, decidió sacar a la calle al Cristo.
Sin embargo, sonaron las notas del Himno Nacional y la lluvia empezó a caer sin miramientos. La decisión era seguir, a pesar de estar en casa aún. No pasaba nada, las palmas de los calés servían como ánimo a quienes decidieron poner la procesión en la calle mientras la lluvia arreciaba y los plásticos no aparecían.
Ya con las calles empapadas, los estandartes comenzaban a retirarse y el trono se detuvo en Peña para cubrir por completo al conjunto. Las lágrimas de los participantes en el cortejo se ponían al nivel de las caras de incredulidad. Pero se desafió a la lluvia.
La Virgen de la O salió con el manto ya cubierto por un plástico desde el interior de la casa hermandad. El Himno de Andalucía hizo sonar algunas gargantas. Y los hombres de trono hicieron el esfuerzo de aguantar hasta la llegada a Puerta de Buenaventura, en el recorrido alternativo para dejar volver a Crucifixión. Calle Nosquera fue testigo de un cortejo que siguió su camino cubierto de palmas, cantes y alegrías. Es lo que al final queda.
Dolores del Puente
Con media hora estricta de retraso, como ya se había anunciado al principio de la tarde por motivos de inestabilidad meteorológica, a las 20:15, se abrieron las puertas de la iglesia de Santo Domingo para dejar paso a la cruz guía de la cofradía de Dolores del Puente. En respetuoso silencio, comenzaron a desfilar nazarenos de negro con cíngulo blanco, con velas encendidas y algunos pies descalzos. El Santísimo Cristo del Perdón, obra del escultor Suso de Marcos, inició su solemne recorrido por la plaza Fray Alonso de Santo Tomás hacia el Pasillo de Santo Domingo. El único Calvario que actualmente alberga las imágenes de los ladrones de Dimas y Gestas y a los que acompaña María Santísima de la Encarnación reunía las miradas de todos los congregados antes de que otras dos filas densas de penitentes anunciaran la próxima salida de Nuestra Señora de los Dolores.
Sonó la Salve Marinera en honor a la Virgen de la Soledad de Mena, que se coronará el 11 de junio. A continuación la banda de la Esperanza tocó Dolorosa del Puente, de Desiderio Artola y la pequeña Imagen del siglo XVIII atribuida a Pedro Asensio de la Cerda salió de su templo para completar el cortejo, que horas después en la calle Larios permanecía compacto y sin perder el orden. El frío, la lluvia y el desorden provocado por la inestabilidad del tiempo provocó que poco público la esperara en el recorrido oficial.
Pasión
Un cielo totalmente ennegrecido era un mal presagio. Pero la gente congregada en la plaza de los Santos Mártires se resistía a pensar que la lluvia pudiera dejar dentro de la parroquia a la hermandad de la Pasión. Empezaron a caer gotas y los paraguas siguieron en la mano, sin abrirse. En la pequeña puerta de la sacristía los periodistas esperaban noticias de dentro, donde la comisión permanente decidía qué hacer en un momento en el que ya llovía con fuerza. "Hay dos frentes activos que vienen hacia la ciudad, pueden descargar o no, pero hemos tomado la decisión de no salir", dijo Antonio Sánchez, el hermano mayor de la cofradía pasadas las 17:30.
En los 75 Lunes Santo que Nuestro Padre Jesús de la Pasión y María Santísima del Amor Doloroso hacen estación de penitencia, el de ayer fue el segundo que tuvieron que tomar la desagradable decisión por inclemencias del tiempo tras el de 2012. Un vía crucis, el mismo que tenían previsto hacer en la Catedral, se celebró dentro de la iglesia en la estricta intimidad de los hermanos que participan en la procesión. A las 19:00, las puertas quedaron abiertas para que pudieran ver a los Titulares entronizados y se mantuvieron hasta la hora prevista para su encierro, las 23:20. "Lo fastidioso es esto, que durante toda la misa hemos tenido un sol espléndido y que a la hora de salir te toque el agua", explicó. También comentó que "no había mucho margen a la hora de maniobrar con los tiempos" y que si ellos atrasaban "estamos obligando a hacerlo a todos los demás y tampoco es justo". Poco después dejó de llover pero la decisión estaba tomada, Pasión no saldría a la calle. Su ausencia insual, dejó incompleto este Lunes Santo que sí pudo ver a las otras tres cofradías pendientes de iniciar su cortejo.
Estudiantes
Con el reloj retrasado tres cuartos de hora sobre lo previsto en el itinerario, como más tarde también harían Dolores del Puente y Cautivo, la cofradía de Estudiantes salió de su casa hermandad en Alcazabilla a las 19:30 para ser la segunda hermandad en la calle en un Lunes Santo atípico, deslabazado por la lluvia. Con más claros que nubes sobre sus cabezas y la previsión meteorológica de su parte, la hermandad no quiso perderse el encuentro anual con el fervor de su ciudad y decidió salir "en recorrido normal", como anunció el hermano mayor de la cofradía, Pedro Ramírez. Antes de que se abriesen las puertas, el interior era puro bullicio. Llamaron a los portadores a ponerse bajo el varal y, después de varias advertencias a toque de campana, tomaron posiciones tras abrazos y saludos efusivos bajo la mirada de los Sagrados Titulares, el Santísimo Cristo Coronado de Espinas y Nuestra Señora de Gracia y Esperanza.
La procesión formada por un millar de nazarenos empezó a formarse en el exterior. Aún con las puertas cerradas, el hermano mayor pidió el "máximo compromiso y esfuerzo" para hacer grande el Lunes Santo y se hizo una oración para implorar una noche espléndida, sin nubes, sin el agua que había dejado a otros con la miel en los labios. Fuera ya se escuchaba la banda y sonó el cerrojo de las enormes puertas que se abrían para dejar paso al Coronado de Espinas. Con el Gaudeamus Igitur comenzaron a mecer los tronos del Señor y su Madre. El rector de la Universidad de Málaga, José Ángel Narváez, el subdelegado del Gobierno en Málaga, Miguel Briones, el alcalde Francisco de la Torre y el pintor Eugenio Chicano, se encontraban entre los presentes. El artista dio los primeros toques de campana a Nuestra Señora de Gracia y Esperanza.
"Despacio andando, vamos, en silencio", decía el capataz y los portadores, de los pocos que aún conservan la tradición de ir en traje de chaqueta, dieron inicio a su mecida con el único sonido de sus pisadas. Hasta que la corneta anunció su salida e iniciaron el canto del Gaudeamus. Minutos después mecieron a la Virgen de Gracia y Esperanza, con su manto verde y sus grandes y hermosos ojos. Con pasos hacia la izquierda la colocaron frente a la puerta. Tan solo restaban unos instantes para que fuese recibida por la devoción malagueña.
Cautivo
Una salida de la hermandad trinitaria nunca deja indiferente. Las personas que llenaban el barrio esperaron con paciencia la hora que, a causa de los partes meteorológicos, esperó la corporación para salir.
El torero Cayetano Rivera recibió, poco antes, la atención de todos los que llenaban la casa hermandad. Siguiendo la tradición familiar, recibió la medalla del Cautivo y dio los primeros toques de campana, dejando sus trazos en el libro de oro para mantener el vínculo que iniciase su abuelo.
Cuando se abrieron las puertas de la casa hermandad comenzaron los vivas del público, menos entregado que en otras ocasiones, quizás por querer captar con sus teléfonos cada momento y movimiento. A veces el mejor recuerdo es el que capta la retina mientras los aplausos dejan las manos con hormigueo.
"Buen camino", espetaba una mujer en la puerta de la casa hermandad a un nazareno que se ponía el capirote para dirigirse al corazón de la Trinidad. Mientras, José París felicitaba por teléfono a un hermano cuya nieta nació mientras el Cautivo salía a la calle.
La emoción, como suele ocurrir con la talla de Martín Simón, se desbordó. Familias enteras portaban claveles para lanzarlos al paso del Señor de Málaga. Una mujer lloraba con las súplicas que lanzaba en calle Carril al Cristo sufriente, esperando que su hermana se recuperase pronto. Eran las oraciones que el Sábado Santo quedaron empañadas bajo los paraguas pero que, por fin, llegarían a la túnica que el recientemente desaparecido Emilio Bautista confeccionase para cubrir el cuerpo de Jesús Cautivo.
Delante, largas filas de nazarenos blancos para ganar Mármoles y mirar a lo lejos el puente de la Aurora, insigne vínculo con el centro de la ciudad. Las madres de los más pequeños guardaron, quizás con excesivo celo, a sus retoños. La sección por norma más protegida para que sus vivencias queden grabadas en la eterna retina.
Detrás, Trinidad. La Virgen hacía honores a su banda, que le acompañó toda la noche y madrugada dando lo mejor de sí. El trono imponente llenaba cualquier esquina, por complicada que fuese, para demostrar que la paz es el camino que reinará poco a poco en su Hermandad. Es cuestión de comprensión, entendimiento y trabajo duro. El Obispo y el Delegado de Cofradías fueron al encuentro de ambos tronos para bendecir el camino que, lleno de público, llevaría a ambas Imágenes al corazón de su ciudad.
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