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Málaga/Su vida siempre ha estado precedida por los toques de campana, las túnicas de terciopelo y el olor a incienso. Tanto es así que antes de ser oficialmente él ya era hermano de Viñeros: “Antes de inscribirme en el Registro Civil ya era hermano de la cofradía”. Él es Francisco Jiménez Valverde, pregonero de la Semana Santa de Málaga 2023. Nació en plena Cuaresma de 1973 y cincuenta años después, la Semana Santa cobrará vida a través de las palabras que el sábado pronunciará en el Teatro Cervantes y que le llevarán a revivir su niñez en cada párrafo: “Ser el pregonero, para mí, es volver a ser el niño que veía con ilusión y cariño todo lo que rodeaba la Semana Santa. Me han hecho volver a ver con los ojos de la infancia”, comenta con los ojos puestos en uno de los balcones del recorrido oficial que ya se visten de burdeos y dorado.
Con la Tribuna Oficial al fondo y el sol presagiando el buen tiempo que todos los cofrades esperan, Francisco Jiménez mantiene una inmensa sonrisa mientras enseña la galería de fotos de su móvil de este último mes: “Me han hecho muchísimos regalos, desde amigos, personas de otras hermandades, artistas... Por ejemplo, los hombres del submarino de la Esperanza, con quienes comparto el Jueves Santo, me han regalado una estatua mía pregonando con frases de uno de mis pregones”, señala mientras amplía la imagen en la que una pequeña versión emocionada de él mismo presagia el futuro cercano. La Esperanza es uno de sus amores, tanto es así que si tuviera que escoger el momento más emotivo de la Semana Santa sería “escuchar los primeros toques de campana de la Virgen el Jueves Santo”.
El eco de años anteriores resuena en sus oídos en forma de marchas procesionales solo interrumpidas por los constantes saludos de aquellos que están deseando escuchar mañana su retrato de la Semana Santa, que tanto le ha costado escribir: “El día antes de entregar el pregón no tenía escrito lo de la Esperanza. De hecho, cuando terminé algunas partes pensaba ¿esto lo he escrito yo?”, declara con la emoción asomando en sus ojos. Un mes después de entregarlo y con todo preparado, un nuevo detalle vuelve a encogerle el corazón: la pasta del pregón que le ha regalado la tertulia Cruz de Guía: “Llevan unos 33 años dándoles a los pregoneros y pregoneras esas pastas. Cada una tiene un significado o connotación especial según la persona”. Los dedos recorren de nuevo la pantalla del móvil hasta que el color burdeos salpica la imagen: “La mía es de unas túnicas de terciopelo del Nazareno de Viñeros que regaló Zumaquero, el capataz que el año pasado falleció de cáncer”. Con estas palabras flotando aún, continúa señalando otros pequeños detalles de la encuadernación que mañana llevará sobre las tablas del teatro: “Esta vez, por primera vez en la entrega de esas pastas hay un pequeño relicario donde va incrustada una pequeña astilla del hombro del Nazareno de Viñeros”.
La serenidad en sus palabras refleja el trabajo de toda una vida de pasión dedicada a la Semana Santa. Desde el primer peso de un trono sobre sus hombros hasta el pequeño tatuaje de un ancla que esconde como un bonito recuerdo. Con el paso de los años ha ido formando parte del engranaje de muchas hermandades y cofradías de su ciudad natal: es hermano de la cofradía del Rocío, de Salutación, de Viñeros y de la Esperanza, en las que además de ser hombre de trono y nazareno ha ostentado diferentes cargos de responsabilidad. Su camino ha estado marcado por la cultura y la escritura, como él mismo explica recordando su adolescencia: “Mis abuelos decían que yo tenía algo especial cuando se trataba de escribir de la vida cofrade, de la Semana Santa. Decían que llegaría lejos y aquí estoy”, recalca. Como pregonero ha tenido el orgullo de escribir el de la coronación canónica del Rocío, el de la Juventud Cofrade de Humildad, el del 75 aniversario de la bendición de la imagen de Jesús de la Columna, el del 350 aniversario de Ánimas de Ciegos, el de la bendición de las Uvas y el Mosto de Viñeros o la presentación del paño de la Verónica de la hermandad de Salutación También ha colaborado con numerosos medios de comunicación locales de Málaga y Andalucía, y actualmente trabaja como jefe de sala del teatro Soho CaixaBank.
Mirando el reloj, esperando que pasen las horas para que el tiempo se paralice durante los minutos que durará su pregón, Francisco Jiménez recita en su cabeza, como ha hecho cientos de veces durante las últimas semanas, los puntos, comas e interrogaciones que, como él dice, "pretenden hacer que el público llore, se emocione y recuerde momentos propios de cada uno en su Semana Santa, con sus personas importantes y especiales”. Las campanas de la Catedral resuenan a lo lejos poniendo el punto y final a sus palabras, no sin antes adelantar la dedicatoria de su pregón: “A Málaga, mi cielo en la tierra”.
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