Gitanos, entre palmas, pone el broche dorado a un extraño Lunes Santo en Málaga

Gitanos pasando por calle Larios inaugurando el Recorrido Oficial.
Gitanos pasando por calle Larios inaugurando el Recorrido Oficial. / Ana Jiménez

La valentía y el dorado son sus insignias y las procesionan cada Lunes Santo en Málaga al ritmo de palmas y alabanzas para el Cristo de la Columna al grito de “¿Qué se le dice al moreno?”. Este no iba a ser menos, aunque la lluvia amenazase con aguarles la fiesta, aunque durante los minutos previos a la decisión de salir lo pudiera parecer. Gitanos, finalmente, tomó la decisión de realizar su salida procesional.

Las primeras coronas de espina sobre las túnicas moradas y burdeos eran el signo de triunfo que necesitaba calle Frailes y Málaga entera. Las cornetas y tambores casi hacían ver una jornada normal, que lejos estaba de lo que realmente estaba siendo el día. Muchas lágrimas, en esta ocasión de alegría, sustituían a la tan temida lluvia que llevaba todo el día siendo una amenaza que muchos se tomaron en serio.

Tranquila, bailando con cada paso y abriéndose camino entre una fervorosa muchedumbre, María de la O acompañaba a su hijo por la ciudad sin una gota de duda en su camino. Cada uno de los presentes comentaba entre susurros cómo harían si el cielo decidiese cerrarles el camino con el miedo de que si lo decían más fuerte podría hacerse realidad.

Los charcos manchaban los zapatos de los hombres de trono y los nazarenos, que intentaban no resbalarse entre la cera y el agua que la calzada comenzaba a acumular, lo que hacía sus pasos aún más decididos y firmes, encaminados a un fin concreto: hacer el itinerario completo

El dorado de la cofradía relucía más que nunca bajo un sol inexistente y una calle Larios a estrenar durante la jornada con su cruz guía. La noche, que se cernía ya con pesadumbre sobre la escena, creó el conjunto perfecto para un cortejo que iluminaba con velas y oraciones hechas canción a la alegría de una Málaga que sigue mirando al cielo.

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