Gitanos, reyes de un pueblo en su Lunes Santo
Entre saetas, palmas y piropos, Nuestro Señor de la Columna y María Santísima de la O procesionaban por las calles de Málaga este Lunes Santo
Lunes Santo en Málaga: Todas las cofradías recorren las calles
Las fotos de Gitanos, en el Lunes Santo de Málaga 2023
Málaga/Nazarenos chatos con coronas plateadas en la sien abrían el particular cortejo. Los primeros gritos de una trompeta ya sonaban bajo un mar de aplausos de quienes esperaban en la puerta de la cofradía de la Columna en calle Frailes. Al grito de “¡Moreno! ¡Moreno!” impulsado por los latidos de los corazones de los hermanos y devotos salían los primeros centímetros de las cabezas de varal en tonos dorados, que relucían con fuerza bajo el sol del Lunes Santo.
Las túnicas moradas ceñidas en un nudo blanco dibujaban la silueta de los hombres de trono de Nuestro Señor de la Columna, que acompañado de unas voces del capataz y unos fortísimos toques de campana que retumbaron en todo el barrio Cruz Verde, se levantaba sobre los hombros de quienes llevan un año esperando volver a cargar con el peso del su Señor. Las lágrimas no tardaron en llegar con los primeros pasos fuera de la casa hermandad y se repitieron con la salida de María Santísima de la O. Unos halos de luz se colaban entre los flecos que ondeaban al son de la banda de Zamarrilla y que siguieron bailando con marchas como ‘Pasan los Campanilleros’ durante todo el recorrido.
El contraste de los balcones y la Tribuna Oficial con la tez morena del Cristo de los Gitanos se convirtió en la estampa por excelencia de su estación de penitencia, así como las flores blancas que resaltaban la atenta mirada de María de la O. Saeta tras saeta como signo de identidad, llegaron a calle Larios y a la Catedral, donde las imágenes se convertían en uno con su entorno bajo la Torre Sur.
Una luna gitana brilló con fuerza iluminando los rostros cubiertos por incienso y pasión. A cada paso se sumaban más personas al gran grupo de la promesa de ambos titulares, cuyas manos ya estaban rojas de tanto palmear durante horas. Las alabanzas y piropos en forma de gritos ya sonaban afónicos en muchos casos al caer la noche y durante el recorrido de vuelta a su barrio y su casa hermandad. Las calles estrechas subían abarrotadas de personas, quedando a la merced de un pueblo que coronaba como rey del Lunes a su Cristo y como la mayor de las reinas a su Virgen.
La Cruz Verde movía oleadas de emociones desde los balcones de las casas hasta las losas del suelo que ya estaban manchadas por la cera de los penitentes: todos querían disfrutar del ‘Moreno’ antes de que se encerrase. Un encierro como ningún otro en derroche de sentimientos, bailes y canciones. Jesús de la Columna frente a su Madre, María de la O, en un cara a cara tras las intensas horas vividas en las calles marcaban un final al que no se quería poner punto. Minutos de pasión se cierran con las puertas de la casa hermandad, esperando ya al próximo Lunes Santo.
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