El Huerto arriesga y vuelve a su casa hermandad bajo un fuerte aguacero en Málaga

En días de inestabilidad climatológica, como este Domingo de Ramos, las decisiones tomadas por las hermandades y, por ende, los cofrades, deben ir acompañadas en todo momento por la mesura y la lógica. En el caso de la Archicofradía de Huerto, la pasión se ha impuesto a la razón. Y la lluvia, como era de esperar, ha hecho el resto.

Sobre las 17:55, tras diferentes consultas meteorológicas y posteriores reuniones de la junta de gobierno, lanzaba un comunicado en el que anunciaba la salida procesional a las 18:15. En este mismo comunicado, publicado a través de su cuenta en la red social X, se especificaba que el cortejo seguiría el itinerario previsto, sujetos a modificaciones en función de la evolución del tiempo, como finalmente ha ocurrido.

A la hora señalada se ha abierto el portón de la casa hermandad para el comienzo de la procesión. Tras la cruz guía, los tramos de insignias y los hermanos con cirios, ha salido a la calle el característico trono de orfebrería del Señor del Huerto. Le han acompañado los sones de la Agrupación Musical Jesús Cautivo de Estepona. En el interior aguardaba la Virgen de la Concepción, obra de Fernando Ortiz, al momento de su salida.

En los aledaños de la parroquia de Santo Domingo de Guzmán, donde ha sido recibida protocolariamente por las corporaciones de entorno, la lluvia ha sorprendido a la procesión. El cortejo se ha divido en dos, los primeros tramos de ambas secciones han vuelto de manera directa a la casa hermandad, mientras que algunos enseres y el último tramo de nazarenos del la imagen barroca del Señor de la Oración en el Huerto se han mantenido inalterables.

No ha vuelto sobre sus pasos el cortejo como era de esperar, sino que han transitado las calles San Jacinto y Cerrojo, rodeando el entorno de la parroquia, para llegar de nuevo al lugar de origen. En este punto del recorrido el Cristo ha sido protegido por plásticos. Después del encierro, la casa hermandad se ha mantenido abierta para que los hermanos, devotos y cualquiera que quisiera acudir hasta allí, pudiesen postrar sus oraciones a los pies de los titulares.