Pasión se arraiga en el corazón de los Mártires y de sus devotos en el Lunes Santo en Málaga
La cofradía fue la cuarta del Lunes Santo en decidir que no saldría en procesión, permaneciendo en su templo y abierta al público
Las fotos de Pasión en el Lunes Santo de Málaga 2024
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El reloj casi marcaba las 19:00 cuando la noticia llegó como un jarro de agua fría desde la iglesia de los Santos Mártires. La Real, Muy Ilustre y Venerable Archicofradía de Nazarenos del Santísimo Sacramento, Nuestro Padre Jesús de la Pasión y María Santísima del Amor Doloroso no iba a salir a la calle el Lunes Santo de la Semana Santa 2024. Con esta decisión, se convirtió en la cuarta cofradía del Lunes Santo malagueño en tomar tal determinación.
“Ha sido una decisión difícil, pero hemos hecho lo mejor”, se decían los hermanos de la hermandad dentro del templo. Dentro del sagrado recinto, los devotos se reunieron en un silencio abrumador, con la mirada fija en sus veneradas imágenes iluminadas por la tenue luz de las velas. La música de la Banda de Cornetas y Tambores del Paso y la Esperanza y de la Banda de Música Municipal de Arahal no llegó porque la cofradía permaneció, de manera íntima, dentro de la iglesia hasta que tomaron la decisión de abrir las puertas para que los malagueños entraran a visitar a las imágenes.
Las lágrimas no tardaron en emerger en los ojos de muchos presentes cuando vieron de que su Lunes Santo se acababa ahí, sin haber empezado. La angustia y el pesar por no poder llevar a cabo la procesión se reflejaban en cada gesto, en cada silenciosa oración dirigida a sus amados titulares. “Lo hemos hecho bien”, se repetían unos a otros. Todos anhelaban salir a las calles, pero ninguno deseaba exponer a sus sagrados íconos a los rigores del clima inclemente.
El recuerdo del Lunes Santo, que normalmente era un desfile majestuoso de 440 nazarenos, 155 hombres del trono del Cristo y los 158 de la Virgen, se limitó este año al interior de su templo. Muchos de los presentes decidieron inmortalizar aquel momento con una fotografía a los pies de los imponentes tronos, como un testimonio de su devoción inquebrantable.
Con la tristeza marcando sus rostros, los portadores comenzaron a guardar cuidadosamente sus túnicas, mientras los nazarenos recogían sus capirotes, llevando en sus bolsas el símbolo de la cofradía. Poco a poco, se despidieron de sus amados titulares con la esperanza de que el próximo año la lluvia no les impida llevar a cabo su desfile procesional.
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