Pasión compartida por un millón de almas

El Jueves Santo volvió a ser el de siempre, el de las calles abarrotadas y el fervor multitudinario

También el del recogimiento de hermandades como Vera+Cruz, Santa Cruz y Viñeros

El Cristo de los Milagros, de Zamarrilla, avanza entre miles de personas por la calle Mármoles. / Marilú Báez

Málaga/Sin medias tintas, sin miedo ni culpa, más de un millón de almas se echaron ayer a la calle con total entrega para compartir un Jueves Santo repleto, que no dejó ni un centímetro cuadrado libre en algunas de las vías, más aún en aquellas por las que iba a pasar la Legión.

Fue una tarde de sol abrasador a primera hora y cielo despejado, lo que no dio pie a la duda de las ocho cofradías que sacarían sus 14 tronos para bendecir la ciudad después de dos años de espera. Hubo sillas en Carretería y en el entorno de la iglesia de Santo Domingo muchas horas antes del paso de Mena. También apropiación indebida de la vía pública, como si hubieran comprado esa parte de acera en la que se atrincheraban con fuerza para no dejar pasar a nadie.

El Jueves Santo volvió a ser el de siempre, el del Novio de la Muerte, el de veneradas Vírgenes como Zamarrilla y Esperanza, el de grandes tronos como la Sagrada Cena y la solera de hermandades centenarias como la perchelera Misericordia.

La Virgen del Gran Poder recibida por su barrio, El Perchel. / Domingo Mérida

Fue nuevamente el día en el que el fervor es multitudinario. Pero también, el Jueves Santo del recogimiento y la sobriedad de Santa Cruz, de Vera+Cruz y Viñeros, de tronos más pequeños y Dolorosas sin palio, que eligieron escenarios más íntimos para ofrecer otro tipo de profesión de fe.

El recorrido oficial se inició con los tronos de la Sagrada Cena y la Virgen de la Paz, que accedieron desde la calle Compañía por Fajardo a Cisneros y Especería. Detrás, desde su salida de la pequeña plaza de Viñeros, la hermandad sacramental procesionó a sus Titulares, Jesús Nazareno de Viñeros y Nuestra Señora del Traspaso y Soledad.

Luto en los portadores de la hermandad de la Santa Cruz. / Javier Albiñana

De la iglesia de San Juan salió la solemne Vera+Cruz, el sexto trono que las Reales Cofradías Fusionadas procesiona durante la Semana Santa. Y de San Felipe Neri lo hizo, con la pulcritud y la minuciosidad de siempre, Santa Cruz.

Con las cuatro corporaciones más tempranas en la calle, llegaba la hora del mogollón, de ver aunque fuese desde la lejanía, al Cristo de la Buena Muerte y Ánimas y Nuestra Señora de la Soledad Coronada. Ni un alfiler cabía a ambos márgenes del Guadalmedina.

Desde la calle Mármoles avanzaba el Cristo de los Milagros y detrás la Virgen de la Amargura, con su leyenda bandolera para apodarla Zamarrilla. En otro punto del extrarradio, en el centro mismo del Perchel, la iglesia del Carmen vivió su momento grande, la salida de la cofradía de la Misericordia, que celebraba su centenario con el estreno de la túnica del Nazareno.

Y los últimos en salir, como cada Jueves Santo, con el aroma de romero impregnando el ambiente, fueron el Nazareno del Paso y la Virgen de la Esperanza. Sin sobresaltos en el comienzo de sus respectivos recorridos, las ocho cofradías completaron una jornada memorable que resurgió de las cenizas de la pandemia.

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