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Las angostas calles del entorno de Carretería desembocan en una plazuela donde se erige el oratorio de la cofradía de las Penas. Una hermandad que se caracteriza por su clasicismo y seriedad. Cuando faltaba menos de una hora para que la corporación nazarena iniciase su estación de penitencia, han comenzado a llegar los primeros hermanos hasta el templo y sus dependencias. Mientras, en la plazuela Virgen de las Penas y la calle Pozos Dulces se iban congregando una multitud de público. En el interior, los titulares aguardaban la salida.
A la hora prevista se han abierto las puertas del Oratorio de Santa María Reina para que las Penas comenzase su peregrinar hasta la Catedral. La banda de música de Nuestra Señora de La Paz ha interpretado la marcha Amarguras a la salida de la cruz de guía y los primeros tramos del Crucificado de la Agonía. Nazarenos negros con cirio color tiniebla. Ardía la cera y el corazón bordado sobre el antifaz burdeos, símbolo de la caridad y emblema de esta hermandad.
El silencio sepulcral que había en la plaza ha sido roto por la campana del trono del Cristo de la Agonía que lentamente ha ido atravesando el dintel. El Crucificado, en sus últimos momentos de vida, refleja su agonía en la boca entreabierta, en sus ojos casi apagados. Sobre un monte de claveles sangre de toro, que recupera la forma piramidal, y lirios que anuncian la muerte de este Dios del Martes Santo.
Cuando los candelabros de guardabrisa centrales del trono han alcanzado la calle, ha comenzado a sonar la marcha Cristo de la Agonía. Original de banda de música, se trata de un regalo de la banda de cornetas y tambores del Paso y la Esperanza, al Cristo por el 50 aniversario de la talla, celebrado hace unos años. Sobriedad y elegancia en la cadencia de los portadores. Muy despacio ha ido dando la curva al son de Refúgiame. Corta el aliento ver marchar al Señor. El tiempo se ha detenido en Pozos Dulces.
A escasos minutos de su salida, los portadores de la Virgen de las Penas se han colocado en los varales. Los capataces han dado las últimas instrucciones antes de comenzar su discurrir por las calles de Málaga. La Virgen de las Penas no es una dolorosa cualquiera, sino que es una de las mejores imágenes marianas salida de las gubias de Antonio Eslava. No hay dolor como el de esta Virgen.
Solo se ha escuchado el cimbreo de las barras de palio en el interior del Oratorio, hasta que la Virgen de las Penas ha visto la calle. Después, la plaza ha roto en aplausos. Tras la Marcha Real, la banda de música ha interpretado la marcha insigne de la dolorosa: María Santísima de las Penas, de Antonio Pantión. Como cada año, ha estrenado un manto de flores. La elaboración de un manto vegetal cumple 80 años en 2024. El diseño del manto de María Santísima de las Penas ha sido realizado por la artista, pintora y hermana de la cofradía Rosario Castillo Bellver, inspirándose en el 60 aniversario de la bendición de la imagen mariana.
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