Virgen del Rocío, la reina blanca desde el Altozano a Carretería
La hermandad victoriana, después de tres años sin poder salir, protagonizó uno de sus momentos de la tarde frente a la Tribuna de los Pobres
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Las fotos de la Virgen del Rocío
Desde 2010, la que se conoce como la Novia de Málaga, con sus prendas de color blanco y su palio calado, abre los recorridos procesionales cada Martes Santo. Y su salida desde la casa hermandad, en la calle Circo, es el punto de encuentro de los más tempraneros. Allí acudieron cientos de vecinos y fieles de otras zonas de la ciudad para disfrutar de los primeros metros del recorrido, que tendría frente a la Tribuna de los Pobres uno de sus momentos destacados de la tarde.
Media hora antes de las tres de la tarde, en la casa hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de los Pasos en el Monte Calvario y María Santísima del Rocío Coronada el ir y venir de gente era intenso. Las túnicas blancas y moradas buscaban sus capas, sus enseres y los hermanos con la medalla puesta a los organizadores para ocupar un lugar en la baranda y ver los tronos desde bien cerca, mientras los portadores se colocaban las faraonas.
Se pedía silencio, la concurrencia era cada vez mayor y costaba mantener la quietud que merece un entorno religioso. Los nervios afloraban a medida que se acercaba el momento señalado en el itinerario. Diez minutos antes de la hora comenzó la oración de salida. Un padrenuestro para el Señor y un avemaría para la Virgen de blanco, "que camina con el Espíritu Santo, con el anuncio de la luz de la Resurrección", como dijo el sacerdote.
Se lanzaron vítores al Nazareno y su madre desde el interior de la casa hermandad y los portadores se prepararon tomando posiciones bajo el varal. En la puerta, los primeros nazarenos del cortejo se agrupaban poco antes de su apertura. Las campañas sonaron por primera y segunda vez. Ya solo faltaban unos minutos para comenzar el camino por su barrio de la Victoria.
Cuando se abrieron las puertas se escucharon los aplausos desde el exterior, repleto de gente. Las cornetas y tambores de la banda Suspiros de Pasión del pueblo de Alameda anunciaron la salida inminente y las campanillas comenzaron su batida. Minutos después de la apertura de puertas, levantaron ambos altares a hombros, colocados en paralelo en el salón de tronos, para mecerlos al unísono. Se enmudeció por fin el murmullo de los congregados para dejar oír una bella marcha con la que el Señor emprendió su camino por las calles de la ciudad.
Tras Él, acompasado por los sones de la Asociación Musical Vera+Cruz de Campillos, una marea de capirotes blancos inundó la calle Altozano camino de la Cruz Verde para preceder el paso de la Virgen del Rocío, que salió 45 minutos después de que se abrieran las puertas entre aplausos y muestras de cariño. Con la banda de la propia cofradía del Rocío para cerrar el cortejo, estaba la procesión completa en la calle y el barrio la seguía sin conformarse con verla una sola vez.
Sobre los hombros de 190 personas, la talla de realizada en 1977 por Antonio Eslava Rubio y que representa la caída de Jesús en su camino al Calvario dejó atrás su casa, cerca de su sede canónica, la parroquia de San Lázaro. Después lo hizo María Santísima del Rocío Coronada, obra de Pío Mollar Franch de 1935, restaurada por Álvarez Duarte en 1992 y Coronada Canónicamente en 2015. Mecida por 266 portadores, la Virgen volvió a conquistar a su pueblo, que la esperaba aún con más pasión si cabe en Carretería.
Frente a la Tribuna de los Podres, donde ya no cabía un alfiler casi una hora antes de su llegada, ambos tronos hicieron un giro de 90 grados para saludar de frente al público congregado en las escalinatas, brindarles un par de levantamientos a pulsos y recoger cientos de piropos a sus Titulares, a los que acompañaban este año unos 650 penitentes. Hasta el alcalde de Málaga repartió estampitas de la Virgen a los presentes. Luego continuó su recorrido para entrar en Tribuna y pedir la primera venia de la tarde, aunque con cierto retraso que acumularon, por tanto, el resto de cofradías.
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