El cielo pidió perdón y el Huerto salió a conquistar el Domingo de Ramos

Un año después de la amarga retirada por la lluvia, la Cofradía procesionó a paso firme Málaga

Domingo de Ramos en Málaga, en directo: Málaga se echa a la calle para vivir un gran Domingo de Ramos

Nuestro Padre Jesús orando en el Huerto
Nuestro Padre Jesús orando en el Huerto / Ana Jiménez

Málaga/El Domingo de Ramos se desplegó en Málaga con una estampa que parecía arrancada de un sueño largamente pospuesto para los hermanos del Huerto. Este año la cofradía volvió a escribir su historia, esta vez sin interrupciones, sin prisas ni desconsuelos. Porque un año atrás, la ilusión se volvió pena en cuestión de minutos: el Cristo apenas cruzó el umbral de la casa hermandad cuando los cielos que estaban encapotados, de golpe, descargaron una lluvia tan intensa que lo obligó a regresar apresuradamente con desconcierto y la tristeza: el andar firme se convirtió en carrera torpe y su paso solemne en retirada con cierta vergüenza.

La Virgen de la Concepción, mientras tanto, permaneció tras las puertas, sin llegar siquiera a rozar las calles que tanto la esperaban. Desde el interior, se fue testigo silente de una tarde que nunca llegó a ser, pero que este año sí es. El barrio quedó entonces con la fe empapada y los ojos anegados de promesas rotas. Pero 2025 trajo consigo una nueva oportunidad.

La plaza frente a la casa hermandad rebosó vida desde primera hora de la tarde. Vecinos, devotos y extranjeros se agolparon mientras los hermanos del Huerto ultimaba los preparativos en la estrecha calle aledaña. A pesar de que el cielo permanecía parcialmente cubierto, no hubo amenaza real de lluvia, y eso ya era suficiente para que la esperanza se transformara en celebración incluso antes de que sonaran los toques de campana.

Los titulares emergieron con solemnidad desde su casa hermandad. Sus presencias impusieron respeto nada más asomar por el dintel. La Virgen de la Concepción, que salió con el sol de cara y el atardecer a un palmo, lucía un manto liso que al fin pudo arropar a la ciudad tras su paso.

El cielo, aunque aún encapotado, mostraba claros, como si quisiera disculparse por lo sucedido el año anterior. Y esta vez, el Huerto no miró al cielo con temor, sino con gratitud. Porque si bien en el pasado fue sinónimo de tristeza y retirada, este 2025 lo fue de recompensa y promesa cumplida. A golpe de corneta y tambor, la Cofradía del Huerto por un Domingo de Ramos pleno, por un cortejo en la calle, por los vítores de los devotos que acompañaban al Cristo y a la Virgen, por los aplausos, por las lágrimas y por los rezo: por todo lo que se había quedado guardado durante doce meses y que por fin encontró su cauce en este día de primavera.

Málaga respondió como solo ella sabe hacerlo: pintando cada esquina para ellos, poniendo luces y sombras al paso de los titulares, convirtiendo la noche en parte de la procesión. Con ello, la procesión recorrió cada esquina con paso tranquilo, disfrutando esta vez sin tener que regresar corriendo: esta vez, para quedarse.

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